Capítulo veintinueve: "Bad Liar", parte dos.

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«¿Cuándo dejó el amor de ser un juego entre dos personas...

...para ser una batalla contra los demás?»

Chris Pueyo.




—¿Lo que pienso de Sasuke?

Parece confundido. Se rasca una sien, como si así pudiese sacar las ideas más velozmente. Le sostiene la mirada, haciéndole vibrar con la intensidad de sus azulejos mientras escanean el posible propósito escondido tras su pregunta. Él ríe, más a causa de sus ansias que por otra cosa, y se encoge un poco de hombros. Un movimiento apenas perceptible.

Está por decir que no debe forzar una respuesta, que es mejor si solo suelta lo primero que se le ocurre. Juguetea con le lapicero que instantes atrás descansaba dentro del portafolio.

—Por supuesto que pienso que es un idiota.

Eso lo ha escuchado mil y un veces de su misma boca, no le cabe duda.

—¡No ha cambiado nada desde que éramos niños! Y yo que creía que había madurado siquiera un poco, ese cretino. —Se cruza de brazos. Parece como si sus propias palabras le sacaran de sus casillas, pero rápidamente recupera los estribos, relajando los hombros—. Es obsesivo, orgulloso, antipático...— cuenta cada adjetivo con los dedos—. Y alucina con quitarme el puesto de Hokage. Si hay un puesto perfecto para él es como mi mano derecha, no sé de dónde es que saca tanta imaginación.

Le examina el rostro mientras habla. Los ojos, los labios. Da un vistazo rápido a sus extremidades antes de que el chico perciba los cambios en los que vacila su atención. No halla nada fuera de lo común. No hay temblores, ni dientes dañando sus labios a base de mordidas. No hay cuencas humedecidas por las lágrimas que deberían aproximarse ni arrugas en el puente de su nariz. Iruka, desde su punto de vista en medio del discurso, no descubre ninguna prueba que evidencie un sentimiento tan poderoso como él cree que es el amor. Tal vez tiene la idea equivocada al respecto, tal vez ha leído demasiado y se centra mucho en la demostración del romanticismo ficticio.

O tal vez Kakashi esté equivocado.

Sin embargo, cuando Naruto vuelve a hablar después de tomarse un segundo, se ve cautivado instintivamente por la sonrisa que achina sus ojos. Ojos que, sin empeño, le revelan la verdad detrás de lo que él se negaba a enfrentar.

—A pesar de eso, debo admitir que he sentido cierto cambio en él desde nuestra última pelea. O, más bien, pienso que regresó a la normalidad. Ya no percibo el mismo odio que transmitía las veces que nos llegamos a encontrar antes de la guerra. Todavía es arrogante, pero ya no tanto. Él es... Bueno. Siempre ha sido bueno. Me aceptó a su manera cuando el resto me daba la espalda. Aun con esa frivolidad que de no tener, no sería él, lo considero más que solo un amigo: él es esa familia que nunca llegué a tener, así como usted, Sakura-chan y Kakashi-sensei y... Nunca dejé de pensar de esa forma. Ni antes, cuando nadie creía en él, ni ahora, aunque se esté comportando extraño y como un estúpido, 'ttebayo. Es medio rarito.

"Cuando tengas la oportunidad de presenciar la intensidad con la que se miran a los ojos, sabrás que no es solo necesidad".

Hokage-sama...

No he necesitado de Sasuke físicamente presente para entenderle.

Cuando Naruto le habla así, como si sus declaraciones fuesen un rezo y Sasuke una deidad a pesar de la simpleza y naturalidad de sus palabras, su yo interior admite la derrota frente a la clarividencia del Hokage. Iruka no puede creer qué tanto sentimiento es capaz de albergar el corazón mientras se miente a uno mismo. Qué tanto puede uno vivir con esa mirada impregnada en el rostro y así mismo decir a viva voz que lo considera una familia más, sin dobles intenciones ni ocultas razones.

Serendipia [NaruSasu/SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora