Capítulo 3

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Emma se encamino a buscar un taxi para irse a cualquier hotel que le pareciese adecuado para pasar la noche. Pero por una vez desde hacía una semana no le apetecía emborracharse y acabar en la cama con cualquier mujer que se pusiese en su punto de mira para olvidar las penas, y esa morena que acababa de darle calabazas era la causa aunque quisiese negarlo a toda costa, tras coger el taxi se encamino al mejor hotel de la ciudad.

Al llegar se registró y dio la señal para quedarse hasta el viernes, cuando tenía pensado marcharse del país. Subió a su habitación, donde preparó un baño de agua caliente con el fin de relajarse y dejar que el cansancio de todo el día cayese sobre ella.

Al salir del baño vio un mensaje en la pantalla de su móvil;

Ems, todo está bien. Tenemos a ese tipo y tu coche está en perfecto estado, te lo envió junto a tu maleta... solo dame la dirección. Killiam.

Él había conseguido encontrar a ese tipo, le mando la dirección del hotel para que mandará las cosas. Con el incendio lo había perdido casi todo. Se acostó en la cama y pidió al servicio de habitaciones toda la comida basura que pudo ver en la carta mientras encendía la televisión. Pasó varias horas engullendo toda la comida e intentando concentrarse en los programas que echaban en la gran pantalla de televisión. En cambio su cabeza seguía perdida en aquella esbelta y perfecta mujer que con su soberbia y su rechazo había conseguido hipnotizarla y hacerla pensar en ella todo el tiempo.

Mientras tanto en la mansión Mills, Regina se encaminaba a la habitación de su hijo, donde se lo encontró releyendo uno de sus cómics favoritos.

Cariño, ¿Estas bien? He estado muy preocupada.- Dijo Regina sentándose a su lado y quitándose los tacones para subir los pies a la cama.

Si mamá. Gracias a Emma estoy muy bien. Ese hombre era muy malo, y me quería hacer daño. Dijo que quería vengarse de ti.- Dijo Henry mientras se abrazaba a su madre y le tendía el cómic que estaba leyendo.

Vale cariño. Tú tranquilo. No te va a pasar nada malo, yo estoy aquí contigo y seguro que la policía lo buscará y lo detendrá muy pronto. Pero como ha sido un día muy largo debemos irnos a dormir. Mañana iremos al zoo.- Dijo la morena provocando una gran sonrisa de entusiasmo de su hijo.

El niño estaba emocionado, desde que su madre se había hecho cargo del bufete de abogados de su abuelo ya casi no estaba en casa y solo se veían en la cena o algunas tardes. Le apetecía mucho pasar la tarde con su madre y poder ir al zoo. Se fueron a cenar y ambos acabaron durmiendo juntos.

Regina llevo a Henry al colegio esa mañana y prometió recogerlo en cuanto saliese de clase para ir al zoo con él. Regina se pasó la mañana entre papeles hasta que cuando estaba a punto de salir a recoger a su hijo apareció su secretaria avisándole que la rubia estaba fuera.

Emma se quedó totalmente estupefacta al ver a su abogada con ese espectacular vestido gris que le hacía resaltar cada una de sus perfectas curvas. Regina no la había visto pues llevaba un rato de espalda a la puerta recogiendo unos documentos que había tirado sin querer.

Señorita Swan, Siéntese, en un minuto estoy con usted.- Hablo de espalda a ella mientras colocaba unos documentos en sus cajones.

Creo que ya nos conocemos y deberíamos de tutearnos, ¿No le parece?- Contestó con una sonrisa al ver que no sabía quién era.

¿Emma? ¿Qué haces tú aquí? Es decir, usted es....- La morena parecía no entender nada de lo que estaba sucediendo.

Soy Emma Swan, y sí, tengo una cita contigo mañana solo que la he reconocido al mirar su tarjeta y pensé que le interesaría saber que tenemos al tipo que ataco a su hijo ayer.- Respondió la rubia mientras miraba un maravilloso cuadro que estaba colgado a uno de los lados.

Antes que nada, no le he dado permiso para tutearme y segundo ¿usted es la hija de David y Mary Swan?.- Preguntó Regina mientras se colocaba el bolso para salir cuanto antes.

Sí, soy su hija, bueno su hija adoptiva y lo de tutearla, me parece que es lo menos que merezco después de haber salvado a su hijo.- Respondía la rubia con una sonrisa maliciosa en la cara y guiñándole el ojo de manera coqueta a la morena.

Voy de salida que tengo que recoger mi hijo del colegio, le importaría que hablásemos de esto mañana. Sobre la denuncia, la haré esta tarde cuando vuelva del zoo con Henry.- Decía mientras salía de su despacho dejando a la rubia detrás de ella.

Como quieras, ¡Hasta mañana!-

Emma se quedó conversando con Ruby mientras que Regina esperaba el ascensor para bajar y pudo escuchar las risas de ambas, no supo porque pero le molestaba esa situación. Decidió no pensarlo más y se subió al ascensor. Mientras tanto Emma y Ruby seguían charlando alegremente en la mesa de la secretaria.

¡Ruby! Vaya carácter tiene tu jefa, ¿no?- La miró riéndose por la cara de cansancio que ponía esta.

Sí, es bastante estricta pero es muy buen en su trabajo. Lleva a toda la junta directiva por el camino de la amargura.- Rio descaradamente al ver como la rubia se quedaba pensativa.

Me lo puedo imaginar.-

Es normal, es la única mujer que trabaja como directiva y abogada del bufete, le ha costado mucho llegar a donde está hoy y ganarse el respeto de todos sus compañeros. Ha hecho un gran trabajo.- Decía Ruby con admiración y devoción por su jefa y sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran al referirse a Regina.

¿Te gusta?- Dijo la rubia sin pensarlo y arrepintiéndose nada más haber terminado de pronunciar esa frase.- Lo siento, no es de mi incumbencia. A veces hablo sin pensar.- Hablo un poco avergonzada por su repentina curiosidad.

No te preocupes, no pasa nada. Es mejor que me ponga a trabajar sino mañana mi puesto correrá peligro.- Dijo dándose la vuelta y saliendo rápidamente de la sala.

Emma sitió una punzada de celos por los sentimientos que tenía esa joven con la morena. En su mente hizo un repaso a todos los sentimientos que había podido sentir a lo largo de su vida y este no se parecía en nada a los que había tenido, ¿celos? Empezaba a odiar esa sensación.

Por lo que se marchó rápidamente a su hotel y busco en su móvil el número de alguna examante que estuviese dispuesta a tener una noche apasionada con ella. La lista era muy numerosa pero ninguna acababa de convencer a la rubia seguía comparando a cualquiera de ellas con aquella morena de ojos oscuros que la llevaba por el camino de la amargura. Se marchó al hotel y llamo a Graham su mejor y único amigo en ese momento.

Tras una larga y fructífera conversación con Graham, donde él se burlaba de ella por los sentimientos que tenía y ver como por fin una mujer era capaz de capturar a la mujeriega de su amiga. Aunque Emma tenía decidido marcharse del país y no volver, así dejaría atrás toda su vida y las malas jugadas que el destino no dejaba de pasarle.

Por su parte Regina paso toda la tarde detrás de Henry que se empeñaba en ver todos los animales en un tiempo récord, la morena se arrepintió de no haber cambiado su atuendo pues sus tacones la estaban matando. Pero Henry era feliz y para ella eso era lo más importante. Tras dejar a Henry en casa fue a poner la denuncia y descubrió que el atacante era un ex cliente del bufete que quería vengarse de ella. Regina mando a uno de sus abogados a que se encargase de que ese hombre no volviese a pisar más la calle. Y que todo el peso de la ley cayese sobre él.

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