Capítulo 20

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Fue Regina la que se despertó primero encontrándose a Emma durmiendo a su lado. Se levantó lentamente para no despertarla y se fue al baño para darse una ducha rápida, cuando terminó se cambió y salió del dormitorio para coger su móvil pero antes de llegar a cogerlo se encontró con una nota tirada justo enfrente de la puerta, la recogió y miro que ponía el nombre de Emma pero sin remitente y sin nada más escrito. Su cuerpo se tensó, sabía lo que eso podía significar, sus manos empezaron a temblarle y decidió que tenía que enseñársela a Emma. Tras llegar al dormitorio la encontró tranquilamente dormida y parecía relajada, le daba pena despertarla pero no podía esperar a leer esa dichosa carta.

Emma.- Se acercó Regina ligeramente a su oído dejando un beso en su mejilla.- Cariño, despierta. Necesito que hablemos.

Dame unos minutos, por favor. Quiero dormir un poco más.- Dijo Emma con los ojos cerrados y sin llegar a moverse.

Emma, es importante. Ha llegado una carta, necesito que la abras.

¿Una carta? No puede ser...- Emma se sobresaltó y se giró rápidamente dejando caer su sabana al suelo.

Pero primero vístete, creo que no me puedo concentrar si te veo así. Dijo Regina sin poder evitar esbozar una sonrisa al ver como Emma se volvía a tapar su cuerpo.

Emma se vistió rápidamente y salió al salón donde Regina la esperaba con un café bien cargado y la carta en la mano. La cogió y tras sentarse en el sofá decidió abrirla.

Emma Swan, creó que no entiendes lo que está en juego y se está tomando demasiado en broma

todo este asunto. Pienso destruirla poco a poco, dejarla en la más pura miseria. Conocerás

el dolor y el sufrimiento de verdad. Así que ten cuidado con todo lo que haces y protege

muy bien a todas las personas que te importan, porque nadie estará a salvo hasta

que mi venganza este totalmente saciada.

Al terminar de leer la carta en voz alta Emma miró con pánico a Regina que paso su mano por el muslo de la rubia para darle fuerzas, ya que en sus ojos se podía ver el dolor y el miedo a todo lo que les estaba pasando.

Deberías llamar a Killian y darle la carta para que pueda seguir con la investigación.- Dijo Regina intentando que Emma saliese de esa coraza en la que se acaba de meter.

Regina, debéis iros. Los dos. Tenéis que marcharos y alejaros de mí. No puedo... no puedo permitir que os hagan daño por mi culpa, y ahora mismo estáis en mucho peligro. No quiero que os pase nada, nunca podría perdonármelo. Nunca podría...- Emma fue interrumpida por los labios de la morena que se aferró fuertemente a su cuerpo sin dejar que se moviese.

Nunca, Emma Swan. Escúchame bien, nunca vuelvas a repetir algo así. Tú y yo estaremos juntas y no voy a permitir que este loco nos haga daño. No voy a permitir que el miedo nos aleje. Nos protegeremos la una a la otra y lucharemos contra todo. Me oyes bien, Emma Swan, porque no volveré a repetirlo, no me conseguirás alejar de ti tan fácilmente.- Mientras Regina hablaba los ojos de Emma se llenaban de lágrimas, no sólo por la confesión de la morena sino también por como Regina volvía a tener todo el valor que ella no estaba demostrando.

Gracias, Regina. Eres lo mejor que me ha pasado en este vida, creó que no te merezco y que he tenido que hacer algo muy bueno en el pasado para que me toque quedarme contigo.- Emma cogió las manos de Regina y las beso mientras que la morena solo podía sonreír ante ella.

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