Emma estaba frustrada y la casa parecía caérsele encima.
– Killian, necesito hacer algo. Necesito rescatar a Henry, él está en peligro.- Dijo Emma dejando caer varias lágrimas correr por sus mejillas.
– Emma, lo rescataremos. Ahora ve a ver a Regina, ella te necesita.
– Tienes razón, voy a cambiarme mientras sigue investigando.
Emma llegó una hora más tarde al hospital y Regina acababa de abrir los ojos, se la escuchaba discutir con todas las enfermeras desde la puerta. Se la escuchaba soltar improperios y gritar para que la dejasen salir.
– ¿Podéis dejarnos a solas, por favor?- Dijo Emma entrando en la habitación mirando fijamente a los ojos de Regina para intentar calmarla.
– No os vayáis quiero mi alta, tengo que buscar a mi hijo.
– Señorita Mills, en unas horas le daremos el alta, por favor descanse un poco.
– Gracias, enfermera. Regina, vuelve a sentarte y relájate. Yo me voy a hacer cargo de todo, y Henry no va a correr ningún peligro.- Afirmó Emma ayudando a la morena a sentarse en la cama a pesar del forcejeo de esta.
– No quiero tu ayuda, quiero salir de aquí y buscar a mi hijo. Él tiene que estar bien y yo me encargaré de que así sea, por eso es mi hijo.- Dijo Regina casi vomitando las palabras, sin darse cuenta de que estaba destrozado por completo a Emma.
– No digas eso Regina. Sabes que yo quiero a ese niño y que no deseo que le pase nada malo... - Dijo Emma rompiendo a llorar y girándose para marcharse de la habitación.- Te devolveré a tu hijo aunque sea lo último que haga, te lo juro, Regina.- Emma ya había abierto la puerta de la habitación para marcharse con los ojos llenos de lágrimas cuando escucho la voz muy entrecortada de la morena.
– ¡Emma! No te vayas, espera un segundo.- Susurro Regina sin poder volver a mirar a los ojos de la rubia.- No quería decirte esas cosas, pero Henry... se han llevado a mi hijo, yo... no sé qué hacer.
– Regina, te juro por mi vida que tu hijo estará sano y salvo, no voy a permitir que le pase nada. - Dijo Emma acercándose a la camilla y cogiendo fuertemente las manos de la morena intentando darle todo el apoyo que necesitaba.
Tras más de veinte minutos hablando e intentando consolar a Regina para que no se enfermase, su teléfono sonó y se marchó rápidamente para ver a Killian, pero era Regina la que quería acompañarla y sin que Emma se diese cuenta la siguió.
Emma se encontró en la puerta de la casa del Whale, necesitaba ver a ese hombre, enfrentarse a él y poder ponerle cara, Killian no había querido facilitarle la tarea pero lo había conseguido, por su parte Killian siguió siguiendo las cuentas de Whale parecía estar bastante cerca.
Emma tocó a la puerta y un hombre desaliñado con barba de varios días y las ropas sucias apareció tras ella. La rubia no se ando con tonterías y lo empujó fuertemente contra la pared que había en el fondo de la habitación, golpeándolo fuertemente provocando un gran quejido del hombre.
– Supongo que me conocerás pero por si acaso el alcohol te ha borrado la memoria te lo voy a recordar. Soy Emma Swan, me has estado siguiendo y fotografiando durante meses y ahora ha desaparecido alguien a quien aprecio mucho así que si aprecias tu miserable vida dime quien te pago para que puedas mantener tu vida, incluso si te portas bien te pagare una buena suma para que puedas mantener tu nivel de vida.- Dijo Emma manteniendo el fuerte agarre sobre las solapas de la camisa mugrienta que llevaba ese hombre.
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Cruce de destinos
أدب الهواةRegina Mills y Emma Swan se encontraran para cambiarse la vida mutuamente. Regina Mills una prestigiosa abogada y Emma Swan una futura mujer de negocios.