Equipo de Gryffindor

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A la tarde, se cumplió el último día de castigo con Umbridge, por suerte. Alexa no se había podido concentrar con todo lo de Mattheo, no podía creer lo que había hecho.

- No vino Mattheo - observó Harry al salir de la oficina de la profesora.

- No podía - mintió. Su amigo la miró de una manera particular, de seguro ya se había enterado, pero sabía que era demasiado pronto para estar preguntando de más.

- Me empezaba a caer bien - admitió.
- Un poco incómodo que siempre tenía que ir detrás de ustedes en silencio pero bueno - sonrió. Si trataba de hacerla reír, lo había logrado.

Una vez habían llegado a la sala común, apenas atravesó el retrato, Ron se le abalanzó, contento.

- ¡Lo logré, Alexa! ¡Me eligieron! ¡Soy guardián!

Sentir su tacto la estremeció. Necesitaba esa muestra de cariño en estos momentos. Después de lo sucedido con Mattheo, había ido directo al castigo de Umbridge. Una hermosa tarde, por suerte. Además, el hecho de no haber asistido a ese importante momento de su hermano, le partía el corazón.

- ¿Estás bien? - le preguntó mi mellizo, ya que no lo soltaba.

- Sí - dijo sobándose la nariz y separándose del abrazo.
- Solo estoy muy feliz por ti - le sonrió.

- Ven, tómate una cerveza de mantequilla - le pasó una.

- ¿Dónde se metió Hermione?

- Está allí - habló Fred y señaló una butaca junto al fuego. La castaña estaba dormitando en ella con la copa peligrosamente inclinada en una mano.

- A alguien le pegó mal el alcohol - canturreó George.

- Bueno, cuando le di la noticia me pareció que se ponía contenta - comentó Ron un tanto decepcionado.

- Ven aquí, Ron, a ver si te queda bien la vieja túnica de Oliver - dijo Katie Bell.
- Podemos quitar su nombre y poner el tuyo...

Hace tiempo no veía a su hermano tan contento. Los días en Grimmauld Place 12 también le habían consumido un poco de su alegría habitual.

- Alexa - la llamó Dean, sentado en la escalera. Luego, se levantó y comenzó a caminar hacia ella
- Perdón por lo de hoy.

- No tienes que pedir perdón. No fue tu culpa.

Realmente no lo era, pero él siempre intentaba disculparse.

- Antes que todo ocurriera, cuando hablaba con Seamus... quería preguntarse si querías salir conmigo. Podemos ir a las Tres Escobas, si eso te gusta.

La verdad, no sentía tantas ganas de rechazarlo esta vez. Sintió, o al menos eso creía, que se lo merecía por lo que había sufrido hoy.

- Claro - sonrió con los labios apretados, algo que pareció más una mueca.

- Claro - sonrió con los labios apretados, algo que pareció más una mueca

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- ¡Genial! - se paró de un salto
- ¡Oye Seamus...! - fue diciendo mientras subía la escalera y se retiraba de la sala.

Minutos después, mientras limpiaba un poco la sala común después de la celebración, Hermione se despertó de golpe.

- ¡Ah, Alexa! ¡Hola! - dijo tallándose los ojos.
- Qué bien que hayan elegido a Ron ¿verdad? Estas cervezas sí que están buenas - reconoció - Creo que tome unas diez.

- ¡Por Scamander! ¿Quieres que te lleve a tu cama?

- ¡Qué va! - exclamó tambaleándose.
- Si aún tengo que tejer más gorros para los elfos
- abrió su mochila para sacar lana.

- Te ayudo - fueron a su habitación a tejer.

Pasadas las dos de la mañana...

Rodeada de tres gorros de diferentes colores, Alexa tejía en el cuarto cuando notó lágrimas descender por su mejilla.

- Alexa, ¿estás bien?

- No - admitió. Debían de susurrar porque las demás chicas dormían.
- Me he aguantado toda la noche, por Ron.

- ¿Qué ocurre? - preguntó cautelosamente.

Después de contarle lo sucedido, intentando no derramar ninguna lágrima, su amiga se acercó a su cama, rodeándola con su brazo derecho.

- Lo siento mucho, Lexi. Parecía un buen chico. Pero tú eres mejor, no te preocupes. Si no te valora, no te merece. Eres maravillosa - le sonrió.

- ¡¿Pero por qué me mintió?! - chilló.

- En realidad... - se separó de ella, para verla de frente.
- No creo que te mintiera con el tema de la sangre... creo que estaba celoso de Dean.

- ¿De Dean? - preguntó incrédula. Si tan solo él supiera lo que a ella le pasaba con él, no tendría dudas.

- Sí. Todos aquí sabemos que le gustas, no lo disimula.

- ¿Pero por qué me mentiría? Era mucho mejor admitir que estaba celoso, si así fuera.

- Por qué los hombres muchas veces son idiotas.

- Ni me lo digas - rio.
- Convivo con siete hombres Weasley.

- Los chicos prefieren ser idiotas antes de mostrar sus inseguridades. Si no mira tu hermano, Ron, se puso celoso de Viktor y se excusó con que era el enemigo y después le andaba pidiendo autógrafos.

- Es verdad. Creo que tienes razón... pero no lo perdonaré tan fácil. También tengo que divertirme yo.

- Así se habla. ¡Esa es mi chica!

- ¿Y que hay con Viktor? ¿Te sigues hablando con él?

- A veces si, a veces no. A veces solo finjo escribir una carta para ver celoso a Ron - sonrío maliciosamente.

- Definitivamente serás mi cuñada preferida.

- Si espero por Ron, Percy conseguirá novia primero.

- Quizás se case con Fudge - sugirió, a lo que las dos volvieron a reír.

Una vez que terminaron los gorros de lana, bajaron a la sala común a dejarlos para los elfos.

Mattheo Riddle y Alexa WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora