Navidad

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La mañana del día siguiente, todos se dedicaron a colgar adornos navideños. Nadie recordaba haber visto jamás a Sirius de tan buen humor: hasta cantaba villancicos, y parecía encantado de tener compañía para Navidad.

Hacia las seis de la tarde, sonó el timbre de la puerta y el retrato de la señora Black se puso a gritar, como de costumbre.

Harry estaba en su habitación cuando alguien golpeó con fuerza la puerta.

- Sé que estás ahí dentro - dijo la voz de Alexa.
- Quiero hablar contigo.

- ¿Qué sucede? - le preguntó su mejor amigo al abrir.

- Solo venía a pedirte perdón por no hablarte luego de lo que escuchamos en San Mungo - respondió su amiga sentándose en la cama.

- Estoy bien, descuida.

- No me mientas.

Harry suspiró, derrotado.
- Nunca nadie va a entender lo sueños que yo tengo, Alexa.

- Eso ya lo sé, pero los haz tenido siempre, son parte de ti.

- No quiero que me tengan miedo - dijo de pronto, con la cabeza gacha.

- Nadie te tiene miedo, Harry.

- No me miraban, ni me hablaban... - respondió poniéndose cada vez más molesto.

- Lo sé, pero... todos creen que estoy loco.

- Eso siempre ha sido así, desde antes de los sueños - le sonrió risueña.

Harry le sonrió, divertido. Por un momento, bajó la vista a sus labios, tentado. Comenzó a acercarse lentamente a su rostro. Alexa frunció el ceño, confundida, y se separó de él de un salto.

- Y-Yo lo siento - balbuceó Harry muy avergonzado - Yo no debí...

- No importa. Fue un accidente - se convenció.

- Un impulso - añadió él.

- Sí - aseguró - Los dos estamos muy vulnerables estos días.

- Sí, eso es.

- Y yo tengo novio, Harry - salió apresuradamente de la habitación.

Sabía que nada románico pasaba entre los dos. Ella estaba con Mattheo, aunque toda la situación era confusa, y él estaba empezando a salir con Cho Chang, o eso creía.

Eran mejores amigos y nunca ninguno había sentido nada por el otro. Eran familia. Se sentían bien juntos, eso era verdad, pero los dos sabían que en realidad, todo se debía a una confusión, y a su estado del momento. Ambos estaban tan necesitados de cariño últimamente, que fue casi inevitable la cercanía que mostraron.

La mañana de Navidad, cuando todos despertaron, se encontraron con un montón de regalos en la sala de estar

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La mañana de Navidad, cuando todos despertaron, se encontraron con un montón de regalos en la sala de estar. Ron ya había empezado a abrir los paquetes de su montón, aún más grande. Hermione había llegado hace un rato.

Mattheo Riddle y Alexa WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora