La víspera de Navidad

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Sucedió en una milésima de segundo: Alexa notó una fuerte sacudida en el estómago y el suelo desapareció bajo sus pies, pero seguía teniendo una mano pegada a la tetera. Chocaron contra los otros mientras salían despedidos a toda velocidad hacia adelante, en medio de un torbellino de colores y una fuerte ráfaga de viento, arrastrados, hasta que tocaron bruscamente el suelo con los pies y se les doblaron las rodillas. La tetera cayó al suelo, y una voz cercana dijo:

- Ya están aquí esos mocosos traidores a la sangre. ¿Es verdad que su padre se está muriendo?

- ¡FUERA! - gritó una voz.

Alexa se puso de pie y miró alrededor, habían llegado a la cocina del sótano del número 12 de Grimauld Place. Kreacher salía en aquel momento por la puerta que daba al vestíbulo, entonces, giró la cabeza y les lanzó una mirada maliciosa al mismo tiempo que se colocaba bien el taparrabos. Sirius corrió hacia ellos con gesto de preocupación. Estaba sin afeitar y todavía llevaba puesta la ropa de calle, despedía un olor a alcohol parecido al de Mundungus.

- ¿Qué pasó? - preguntó, y estiró una mano para ayuda a Ginny a levantarse.

- Pregúntaselo a Harry - sugirió Fred.

- Sí, yo también quiero enterarme - dijo George.

Todos miraban fijamente a Harry, excepto Ron, que había disparado a la cocina. Después que este habló sobre el supuesto sueño o alucinación que había tenido, Fred dijo:

- ¿Está nuestra madre aquí?

- No, seguramente nadie le avisó todavía lo qué pasó - contestó Sirius.

Alexa se dejó caer cansada en el sillón. Su mente no sabía en qué enfocarse, estaba procesando un montón de cosas en su cabeza. Por un lado, había descubierto que su novio le había mentido, que lo conocía y su hermano le había borrado la memoria. Por el otro, su padre había sido mordido por una serpiente, y estaba en el hospital.

- Alexa, ven - pidió el adulto invitándola con la mano.

Se levantó como pudo y se acercó a donde todos estaban reunidos.

- Sé que estás así por tu padre pero todo va a salir bien, ¿sí? - le dijo rodeándola con el brazo sacudiéndola un poco y ella asintió vagamente.

- Ya pasó mucho tiempo - inquirió Fred furioso, ya había transcurrido una hora.

- ¡Nuestro padre se puede estar muriendo! - añadió George.

- ¡Su padre ya sabía dónde se metía y no va a agradecerles que le hagan las cosas más difíciles a la Orden! - replicó Sirius tan furioso como ellos.
- Ya sé que es difícil, pero debemos quedarnos aquí, al menos hasta que tengamos noticias de su madre, ¿de acuerdo?

Fred y George seguían encolerizados. Ginny, en cambio, fue hacia la silla más cercana y se sentó en ella. Ron cayó en el silla de al lado y los gemelos miraron con odio a Sirius durante un minuto más. Luego, tomaron asiento a ambos lados de la hija menor de los Weasley. Harry se sentó en un sillón alargado y Alexa lo acompañó. Se sentó y apoyó su cabeza en su hombro.

- Lexi, ¿qué te dijo Dumbledore? - le preguntó en un susurro.

- No quiero hablar de eso ahora, Harry - él lo aceptó y la rodeó con el brazo dejando caer su cabeza en la de ella.

- Bueno, vamos a beber algo mientras esperamos. ¡Accio cervezas de manteca!

Sirius levantó la varita mágica mientras pronunciaba aquellas palabras, y siete botellas salieron de la despensa y fueron volando hacia ellos. Cada uno tomó su cerveza y se pusieron a beber.

Mattheo Riddle y Alexa WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora