Track #4 - Listen to your heart - Roxette

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Un nuevo partido de Quidditch se aproximaba: Gryffindor vs Hufflepuff.

Lo mejor que podía decirse de aquel partido era que fue corto. Los espectadores de los leones solo tuvieron que soportar veintidós minutos de martirio. No resultaba fácil decidir qué había sido lo peor, pero el premio estaba casi asegurado cuando Ron disputó la decimocuarta atajada fallida. El milagro fue que Gryffindor solo perdió por diez puntos, de modo que el resultado final fue de doscientos cuarenta a doscientos treinta. Alexa se sorprendió de lo bien que jugaba Ginny, hasta temía que el próximo año le sacara el puesto.

Mattheo sabía de su afición por el Quidditch, y cómo tanto ella como Harry se sentían culpables de no poder jugar por lo que habían hecho. Escuchó su corazón, y sabía lo que tenía que hacer.

- Mira, no sé para que me hiciste venir porque si Gryffindor vuelve a perder tendremos que ganarle sin falta a...- Alexa caminaba de aquí para allá hablando cuando se dio vuelta y vio a Mattheo con dos escobas en la mano. Eran unas Saetas de Fuego hermosas que cualquier Weasley podía jurar haber deseado alguna vez. - ¿Qué es eso? - preguntó señalándolas con el entrecejo fruncido.

- ¿No es obvio? Vamos a volar - le sonrió.

- ¿Tú sabes volar? - preguntó alzando una ceja.

- No - respondió con simpleza - Por eso me enseñarás.

- ¿Estás seguro?

- Confió en ti - se acercó - Tendrías que hacerlo tú también - le dio un beso en la mejilla.

Cuando ya estaban en un césped liso para poder volar, Alexa dejó su escoba en el piso y él imitó su acción.

- Ponte al lado de tu escoba - indicó enseñándole - Extiende tu mano y di "arriba".

Apenas pronunció esas palabras, la escoba se despegó del suelo y se dirigió a su mano.

- Bien - dijo en voz alta suspirando - ¡Arriba! - exclamó, pero nada pasó. - ¡Arriba! - volvió a gritar y la escoba se movió unos centímetro pero volvió a descender - ¡Sube joder!

- No seas grosero con ella - lo rezongó y se acercó - Tienes que desearlo. Cierra los ojos - le indicó y él hizo caso después de soltar un bufido.
- Piensa que estás volando, que el viento está en tu cara...- dijo sonriendo con los ojos cerrados.

Mattheo los cerró un instante pero cuando Alexa habló, despegó sus ojos y se la quedó mirando. Ella sonreía imaginando a ellos volar y él solo podía imaginar una vida con ella.

- ¿Lo sientes?

- Sí - respondió aún con la mirada perdida en sus pecas, contando cada una de ellas. No paró hasta el número treinta y siete.

Alexa abrió lentamente sus ojos, respirando hondo el aire fresco del bosque. Hace tiempo que estaba allí. Le pidió al chico que lo volviera a intentar y este lo logró con facilidad.

- Ahora, sube a la escoba y sujétala con ambas manos. Luego da una patada al suelo,
y elévate.

Ella lo hizo primero para enseñarle y él intento copiar cada paso que Alexa hacía. En pocos segundos, ya había podido subirse y estaba volando unos metros por el suelo.

- ¡Lo estás haciendo muy bien! - gritó Alexa un poco más arriba.

Estuvieron volando unos minutos hasta que ella bajo al suelo y se sentó observado como Mattheo trataba de no caerse. Este se elevó unos centímetros, lo que hizo que la pelirroja se sobresaltara del césped, con desesperación. El chico se acercó a la Gryffindor a una velocidad que no era de principiante, cuando estaba a punto de llegar a ella, dio vuelta de la escoba quedando colgado de esta, mostrando su típico sonrisa arrogante.

Mattheo Riddle y Alexa WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora