ERA DE ESPERARSE que su reacción fuera de aquella manera, por supuesto. Tendría que haberlo pensado tal vez, con más tiempo. Pudo haberlo expresado con mayor sutileza, menos enérgico y quizá, sin desespero. Pero, la realidad era que necesitaba decirlo antes de que se le agotara el tiempo.
¿Por qué tendría que ocultarlo más? No era necesario. No cuando sus sentimientos gritaban en su interior y el impulso de arrojarse a sus brazos le quemaba las entrañas. Sólo se dejó llevar por el sincero amor que se había alojado en su pecho, sucumbió ante la idea de un final de cuentos y tal vez, ser correspondido sin vacilar. Los impulsos eran traicioneros.
—Yo... lo lamento, enserio. No me hagas caso. Tal vez fueron las cervezas que nos tomamos hace un rato —«¡Cobardía! ¡Maldita cobardía!» Sus palabras no sonaron como debían, sus pensamientos se nublaron y, de inmediato, se echó para atrás. Tal vez tenía razón, quizá sólo eran las copas de más y el sereno de la madrugada cayendo sobre su cabello, impregnándole de emociones que cualquiera expresaría a las dos de la mañana. Porque la noche nos hace vulnerables, porque alguna conspiración tiene que haber entre el cielo y la tierra para dañar de esa forma a los mortales—. Olvídalo Jungkook, ¿quieres?
Un pestañeo rápido, el sonido del pum, pum, pum de sus corazones. Palabras que no eran expresadas pero que, al darle paso al silencio, decían absolutamente todo. No, Jungkook tampoco esperaba eso. No cuando su propósito era divertirse y pasarlo bien, tomar unos tragos, manejar semi ebrios con la música a todo volumen, carcajearse hasta que el estómago le doliera, y vomitar sus entrañas para sentirse menos lleno, tan vacío como la lata de cerveza que yacía entre sus manos.
Sí, planes de un joven sin preocupación alguna por la vida y sus caminos, porque a esa edad no podría querer otra cosa más que eso. Y ahí estaba, cumpliendo su objetivo en una noche desinteresada, rodeado de amigos a los que amaba como si fuesen su propia familia.
Ahí, sentado junto a su mejor amigo Taehyung.
Escuchó sus palabras, ¡claro que las escuchó! Cada una de ellas entraron en su sistema y se quedaron varadas en algún lugar de su alma. Pero, ¿por qué no podía siquiera pensar con claridad, correctamente y sin vacilar? No, su cabeza estaba en una constante lucha con su corazón, una guerra donde alguno de ellos saldría sin vida, perdería, y le llevaría a un camino de consecuencias que no se imaginaba tomar, del que no estaba preparado para lidiar aquella noche estrellada.
—Tae-Taehyung, yo...—tartamudeó, estaba juntando letra por letra lo que en verdad quería decirle, lo que sentía. Ya mucho había hecho con poner aquella cara de asombro, abriendo los ojos como si hubiese visto un fantasma, como si el gruñido de algún monstruo hubiera sido el que retumbara en sus oídos y no las palabras enternecedoras de su mejor amigo. No, no tenía poder en sus reacciones, mucho menos en sus cuerdas vocales que ahora mismo le fallaban. Su corazón seguía con ese palpitar desesperado, al mismo son y compás que el pecho de Taehyung. Pum, pum, pum; casi sentía que podría salirse de su interior—. No sé qué responderte.
—Te dije que lo olvidarás, ¿vale? Estoy bebido, me duele la cabeza —«¡Cobarde!» Sí, lo era, pero en esos momentos le importaba una mierda. Tenía que reparar y salvar el momento, porque había sido un completo error expresar sus sentimientos, escupírselos a Jungkook en la cara sin haber pensado en las consecuencias—. Me voy.
Jungkook no dijo nada, le vio levantarse y sacudirse el trasero lleno de polvo. La banqueta en donde estaban sentados era fría, sucia, incómoda; exactamente como comenzó a sentirse él en ese momento. Sus palabras se ahogaron entre su garganta, impidiéndole detenerlo. Sus manos se paralizaron y las sintió tan pesadas como piedras, no se movían ni para tomarle la mano y jalarlo de vuelta. Y su corazón, el que hacía pum, pum, pum, comenzó a dolerle cuando Taehyung chocó los puños con los chicos que tenían una fiesta entre ellos, junto a un contenedor humeante, incandescente en fuego, y por supuesto, se fue, desapareció entre las farolas sin luz, entre la brisa gélida y el sonido de los insectos que armonizaban la noche.
Tal vez, tendría que haber tomado otra cerveza, o dos, o tres, quizá una docena, para armarse de valor y responderle con franqueza. Porque Jungkook sentía lo mismo por él.
Jungkook lo había cagado. Ahora, ¿con qué cara miraría a Taehyung a los ojos?
Miedo: Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.
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GOOD NIGHT 》BTS
Fanfiction-Dos es siempre mejor que uno. -¿Y tres? -Tres es aún mejor. • HOMOSEXUAL • 70 pequeñas historias sobre ships de BTS con contenido erótico: MM & MMM. • Además del contenido +18, las historias pueden ser: • románticas • comedia •...