JINKOOK: equivocados

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     —ESTO NO ESTÁ BIEN —dijo, su respiración agitándose al sentir aquellos dientes sobre el lóbulo de su oreja—. Detente.

—Sabes que no puedo —respondió, y sus caderas se movieron en un lento y delicioso vaivén que friccionó ambas erecciones—. No puedo.

—Está tan mal —reiteró, pero no pudo evitar soltar un jadeo cuando los dientes se apretaron en su tierna carne, y jalaron con fuerza hasta volver a liberarlo—. Mierda.

—Sé que te gusta, estás tan duro —dijo, mientras volvía con un nuevo movimiento, apretándose contra el cuerpo que estaba debajo del suyo—. Te sientes tan bien.

—Que me guste no significa que sea lo correcto —mencionó, recordando la razón por la cual la posición en la que estaban, la situación en la que se encontraban, era tan equivocada—. No es adecuado que tú y yo–

—Basta —respondió—. ¿Puedes simplemente disfrutarlo?

—Joder —gruñó, y con sus brazos rodeó el firme cuerpo sobre su regazo, apretándolo en un intento por tenerlo más cerca—. Te quiero de todas las maneras posibles.

—¿No querrás decir, en todas las posiciones posibles? —sonrió, y cuando su respiración chocó contra aquellos labios carnosos, se atrevió a inclinarse y rozarlos con los propios.

—No —dijo—. De todas las formas que puedas imaginarte.

—No puedo imaginarme otra donde no estés dentro de mí, o donde no pueda tocarte —respondió, ignorando la intensión oculta entre sus palabras.

—Es por eso que esto es tan incorrecto —dijo, y sin más preámbulos, llevó una de sus manos hacia aquellos cabellos negros, jaló de su cabeza, y chocó sus bocas en un beso tan duro que sus labios estaban propensos a quedar mallugados.

Él jaló con sus dientes los delgados belfos, y el sonido que salió de su interior viajó como una punzada hacia su ingle. El beso fue tan desgarrador, tan necesitado que, al momento de separarse para tomar un poco de aire, sólo bastó con una respiración para que ambos volvieran a unirse, y seguir lastimándose de la única manera que sabían, se harían más daño.

—Te quiero —dijo, y soltó al chico del cabello mientras sus manos caían a los costados—. Te quiero como mío. Te quiero en mi vida, de la única manera en que un hombre enamorado querría a otro.

—Y yo te quiero para que me folles las veces que se me antoje. ¿No es eso tan desafortunado? —respondió, y en su rostro se visualizó una pequeña sonrisa—. Esto es tan triste como cómico.

—Una razón más por la cual no puedes quedarte —contestó—. Claro, si ignoramos el hecho de que tu padre está a un par de oficinas de distancia.

—¿Tan tonto crees que soy? —cuestionó, y se encogió de hombros levantándose del regazo ajeno—. Sólo vine a decirte que iré a tu casa esta noche.

—¿Podrías cambiar de opinión? —dijo, sus ojos siguiendo el camino del chico hasta que se detuvo en la puerta

—Claro que no —sonrió—. Siempre querré lo que no quieres darme. Como cuando le niegas el dulce a un niño, este se encapricha hasta que alguien finalmente se lo concede.

—Esa es una manera equivocada de referirte a lo que tenemos, Jungkook —afirmó.

—Todo es equivocado entre nosotros, Jin. Tanto tus deseos como los míos. ¿Puedes entenderlo finalmente?

Y, sin decir más, Jungkook se fue.  

GOOD NIGHT 》BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora