YOONJINKOOK: de tropiezos con suerte

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     JUNGKOOK SIEMPRE se preguntará sobre cómo las cosas terminaron así, teniendo en cuenta que, ni en sus pensamientos más remotos, había nacido la posibilidad de aceptar estar en una relación poco ortodoxa, más liberal.

Él era un chico común quien manejaba su tiempo entre la universidad y el trabajo, amigos y familia, para después caer en la cotidianidad de una rutina que se adhería a su zona de confort. Sin embargo, de vez en cuando sucedía algo que lo redirigía hacia un camino distinto, pero eran sucesos tan escasos que no causaban impresión en él. Al final, Jungkook sabía regresar a su lugar de origen, y reía por lo interesante de su día, aunque a la mañana siguiente todo volviese a ser igual. Por esa misma razón, presenciar a la fortuna sonreírle con uno de aquellos peculiares y efímeros accidentes, fue algo que hizo que Jungkook se distrajera de su muy trabajada regularidad, y se detuviera a cuestionarse lo mucho que había evitado las sorpresas que la vida solía darle.

¿Era Jungkook el problema?, ¿había estado negándose a sí mismo vivir su vida con entusiasmo, sin valorar lo que surgía a su alrededor?, ¿o simplemente era cosa del destino?

Hace tiempo, cuando Jungkook tropezó con sus pies en la cafetería donde trabajaba, haciendo que el café se resbalara y cayera justo sobre la camisa blanca de un hombre visiblemente atractivo e intimidante, él creyó que, tal vez, sólo tal vez, había estado atesorando su suerte para poder obtener un increíble obsequio a cambio, uno que sin miedo revolvió su vida con el objetivo de enseñarle una buena lección.

Aquel día, en una hermosa mañana soleada de verano, Jungkook se enamoró a primera vista. También obtuvo su primera decepción.

Luego de haberse disculpado mil veces, y de pasar por la tela húmeda un trapo de limpieza doscientas más, Jungkook había alzado la mirada para encontrarse con la cara irritada del hombre, y el sentimiento no había sido bonito. Tampoco lo hizo el gruñido que recibió por haber tocado al tipo sin su consentimiento, y mucho menos el segundo en que, otro hombre, tan malditamente apuesto como el anterior, se había acercado para ayudar, haciendo que Jungkook se sintiera el doble de apenado y el triple de tonto. Porque eso era, un bobo. ¿Quién en su sano juicio tenía un flechazo por dos hombres al mismo tiempo?, y peor aún, ¿sabiendo que se pertenecían el uno al otro?

Aliento le faltó a Jungkook cuando el hombre más alto, castaño y jodidamente guapo le sonrió, disculpándose en nombre del sujeto gruñón que no dejaba de taladrarlo con la mirada. El corazón se le detuvo al instante en que aquel mismo le tendió la mano, presentándose como su esposo.

"Lo siento, se ha tenido que despertar temprano por una reunión importante, y es por eso que está tan malhumorado".

"¿Te gusta avergonzarme frente a los desconocidos, o es tu manera de impresionar a las personas, Jin?

"Vamos cariño, no te enojes. Te cambias el traje en casa".

Ambos desconocidos partieron de la cafetería después de aceptar las disculpas de Jungkook. Y, aunque él se sintiera conflictuado con las emociones que se cruzaban en su interior, supo que, esa mañana, diferente a todas las otras que transcurrían en su monotonía, sería imposible de olvidar.

Porque muchos días después, Jungkook supo que aquella pareja eran Min Yoongi y Kim Seokjin, el imponente dueño de una firma hotelera, y el apuesto heredero de una marca de automóviles italianos. También, junto a esa impactante noticia, llegó consigo la cereza del pastel: ellos estaban casados, y formaban la pareja más rica y reconocida en el mundo del negocio.

Jungkook sentía que, así como acumuló buena fortuna, también lo hizo con su mala suerte. ¿Es que sólo a él le pasaba eso de enamorarse a primera vista de dos hombres tomados e inalcanzables?

Regresando al presente, mientras toma una manzana del comedor para dirigirse a su alcoba, Jungkook no puede evitar reír con fuerza. ¿De eso se trataba todo?, ¿de estar en el lugar y en el momento indicado?

Jungkook entra a la habitación, misma que tiene una amplia cama y está llena de mantas suaves y almohadas de plumas. Se tira sobre ella y prende el televisor, muerde su manzana y se acomoda entre la seda mientras disfruta de su programa favorito. Es su día libre, así que decide tomar una pequeña siesta después de horas relajantes.

Entre sus sueños, Jungkook recuerda la primera vez en la que entró a esta espectacular casa. Sus pies temblaban, el dolor en su estómago ni siquiera lo dejaba caminar. Pero, aun sintiendo todo aquello, atrevido se condujo por el pasillo, y se dejó llevar por sus incesantes corazonadas.

Después de haber tenido muchos encuentros "casuales" con Min Yoongi y Kim Seokjin, donde se topaban con él con intención de volverse cercanos, Jungkook supo que las casualidades a veces no existían si las personas involucradas no lo buscaban. Por esa razón, y tal como una frase que recordaba con nostalgia, "La suerte es el sentido de reconocer una oportunidad y la capacidad de aprovecharla", Jungkook tomó ese pedazo de fortuna, y decidió que venía siendo hora de un cambio, uno muy grande.

De igual modo, sin saberlo, Yoongi y Seokjin anhelaban ese pedacito de suerte, aquel que tenía por nombre Jeon Jungkook. Que todos se encontraran cuando más lo necesitaban sólo les hacía pensar que esto era obra del destino.

Jungkook se remueve entre las sábanas, porque no sólo sueña con aquella vez donde finalmente entró en la vida de esos hombres, sino también la primera vez que ambos lo tomaron. Entre besos, toques, amabilidad y cariño desinteresado, Jungkook se enamoró por segunda ocasión. Ahora, él podía afirmar que los amaba.

Con un sueño húmedo proyectándose en su mente, Jungkook jadea y, sin darse cuenta, es escuchado por los intrusos sobre su cama. Yoongi y Jin han llegado de su reunión de negocios, y ambos están en cada lado del colchón, apreciando a su pequeño dulce.

Jin no pude evitarlo, y desliza su mano por encima del chándal que Jungkook lleva puesto. Ha necesitado su calor, su piel, y es justo obtenerlo después de un largo y pesado día en el trabajo. Idéntico con Yoongi. Es consciente de que Jungkook está descansado, pero no puede dejar de darle besos sobre el rostro, buscando sus labios, el cuello.

Y, los hombres, impacientes por consentir y sentirse amados, tocan y besan a Jungkook en todos los rincones visibles, sin importar que él mantenga sus ojos cerrados.

Jungkook a esas alturas sabe a la perfección lo que ellos están haciendo, y ciertamente sólo se está dejando hacer y deshacer, porque luego de haber recordado aquel día en el que entró en sus vidas para quedarse, Jungkook está acalorado.

—Sabemos que estás despierto —dice Yoongi, y aprovecha a tomar el rostro de Jungkook entre sus manos—. Sera mejor que te levantes, o no nos haremos responsables de lo que te pase.

Dicho eso, Yoongi toma la boca de Jungkook vorazmente, y se hunde en el gemido que obtiene como respuesta. Solamente han pasado diez horas sin verse, pero Yoongi se siente hambriento, y Jungkook, necesitado.

Jungkook quiere protestar, pero cuando Jin posa sus carnosos labios sobre su abdomen y baja suave y lentamente hasta el camino de vellos que conducen a su miembro, él pierde el aliento, y jadea con la mordida que Yoongi deja sobre su labio inferior.

—Feliz aniversario, Jungkook —dice Jin, deshaciéndose del pantalón sólo para buscar y besar la punta de su polla.

Tal vez es cierto aquello que dicen: "Si tienes la suerte de encontrar una forma de vida que ames, debes encontrar el coraje para vivirla". Jungkook siempre había sido un chico común que a veces tropezaba para luego levantarse, se sacudía las piernas, y continuaba como si la fortuna jamás hubiese tocado a su puerta. Esta vez, cuando alzó la mirada, la suerte le sonrió porque había elegido un camino diferente. ¿Valentía?, él podía tenerla, porque estos tropiezos sólo se daban una vez en la vida, y atesoraría cada segundo de ello.

GOOD NIGHT 》BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora