GOOD NIGHT 》BTS

YOONJIN: recíproco

Inspirado en el drabble IV, del libro "Desordenada serie de pensamientos inconexos", de la linda zacacobos.

     —NI SIQUIERA HAS COMIDO —bufó Namjoon—. No quiero saber por cuánto.

—Seis días —escupió Yoongi, tomando un sorbo de agua e ignorando la primera acusación de su mejor amigo—. El atún se acabó hoy.

—Comer una lata de atún no es alimentarse, Yoongi.

—Me pregunto por qué no ha llamado —dijo; había un resentimiento en su voz, pero más que nada, preocupación. ¡¿Por qué no has llamado Kim–hijodeputa–Seokjin?!

¿Qué había hecho mal?, era algo que se cuestionaba constantemente.

Desde aquel día, Yoongi no había podido dormir bien. Su sueño se vio afectado porque su mente no dejaba de proyectar lo que hubiese pasado si tan sólo hubiera terminado su vergonzosa confesión. Pero, ¿por qué habría de sentir culpa?, Jin ni siquiera se había quedado para oír el resto. Yoongi no sabía si eso era bueno, o malo.

Tampoco había comido adecuadamente. Parecía que una piedra estaba asentada en su estómago, y cada vez que tomaba bocado, esta se ocupara de aplastar sus entrañas. Ahora, todos sus amigos cercanos se preguntaban si tenía alguna clase de parásito, pero el único mal que padecía era el de amores, y eso era peor que mil larvas de gusanos.

Jodido Jin, ¿por qué tuvo que acobardarse e irse como alma que lleva el diablo? Yoongi lo culpaba de haber hecho que su inestable vida ahora se derrumbara por completo. O eso se decía, ya que en realidad estaba molesto por caer ante sus encantos.

—No comes bien, no duermes. Estás amargado todo el tiempo, y has dejado de salir con tus amigos para quedarte en casa haciendo sepa Dios qué. ¿Enserio es tan malo?

¡Si supieras! Pero Namjoon se podía ir a la mierda. La única persona que le importaba llevaba rato ignorándolo, y lo poco que sabía de él era que se había embriagado el mismo día de su confesión. ¡Benditos sean los amigos boca floja en común!

¿Acaso Jin ya no gustaba de él? ¿Yoongi había decidido sincerarse demasiado tarde?

—Si has terminado de sermonearme, la puerta está abierta para que te vayas a la mierda —dijo Yoongi sin ninguna muestra de emoción. Todas estaban pelándose entre sí en su cabeza.

—Bien, pero luego no esperes que venga a recoger tu apestoso trasero una vez que caigas muerto sobre la alfombra.

—Tengo un perro que se puede encargar de eso —bostezó—. Si me disculpas, iré a tomar la cuarta siesta de la tarde.

Tirando su teléfono sobre el sofá, Yoongi esperó internamente que Namjoon no fuera ruidoso al cerrar la puerta. Quería lamentarse y lloriquear en paz, y el dolor de cabeza no se iba a ir si escuchaba más que el ruido de su respiración haciéndole compañía.

Pero entonces, justo cuando se dejó caer en su desacomodada cama, Namjoon tocó la madera mientras su risilla diabólica se escabullía por la abertura.

—Adivina quién te ha mandado un mensaje de texto diciendo que quiere verte porque, recito sus palabras: "Lamento irme de esa forma la otra noche. Te he extrañado mucho".

El corazón de Yoongi jamás había latido tan rápido como en ese momento. ¡Oh, de acuerdo!, lo había hecho cuando subió a esa monstruosa montaña rusa y casi cae desmayado por el susto, pero eso no era relevante ahora. De la misma manera, nunca se había perdido una de sus siestas por salir corriendo de la cama y mirar su teléfono, pero lo había hecho. Y eso, en realidad, sí era espeluznante.

Así pues, luego de golpear a Namjoon y arrebatarle su móvil, decidió que enamorarse de Kim–hijode... okay, he sido duro contigo, eres lo mejor que me ha pasado–Seokjin, no era tan malo.