Capítulo 7

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Mathew no sabía lo que estaba pasando. Estaba viendo la grabación con los demás. Entonces se fijó en que esa mujer estaba empezando a caminar hacia él. Miró a sus compañeros, pero no parecía que se estuvieran enterando de nada. Es más, ni siquiera se movían. Se levantó a duras penas. Se dio cuenta de que ya no estaba en el campamento. Estaba en medio del bosque, pero ya no estaban sus amigos. En cuanto se había levantado, todo había cambiado. Los árboles parecían más bajos, y no se veía el camino por ninguna parte. Entonces se dio cuenta de que en las manos llevaba un arco. 

-Eh, Malcolm.-le dijo un hombre que estaba a su lado.-¿No vas a usar el arco para cazar ese  ciervo?

Vio un ciervo que estaba a unos cincuenta metros de él. Sin saber como, estaba levantando el arco y apuntándole. Era como si alguien estuviera controlando todo su cuerpo. Su cuerpo. Ya no estaba en su cuerpo. Se dio cuenta de ello porque se fijó en que llevaba unos guantes de piel de ciervo y llevaba un anillo de matrimonio en la mano. También su mano parecía que era de una persona que era por lo menos veinte años mayor que él. Tensó el arco y  luego disparó. La flecha acertó en el cuello del pobre ciervo. Le entraron ganas de vomitar. No sabía como había sido capaz de cazar a ese pobre animal. Se acercó al animal. Estaba agonizando. Sacó un cuchillo de caza de un bolsillo. Sabía que no era suyo, pero estaba sorprendido. Era como estar en una ventana mirando lo que está haciendo otra persona. Clavó el cuchillo donde se suponía que estaba el corazón. El animal dejó de respirar. Empezó a despellejarlo, con mucho cuidado para no estropear la piel. Entonces se empezó a levantar mucho viento. Las ramas se agitaban con fuerza y las hojas se caían de la fuerza, a pesar de que estaban en primavera. Lo sabía por la cantidad de flores que había en esa zona. Se levantaron y miraron las ramas de los árboles. Estaban moviéndose como si se fueran a romper. Parecía que se avecinaba una tormenta. Mathew cargó el ciervo en su espalda. Estaba a punto de vomitar. Su compañero llevaba la piel. Estaban yendo hacia el río. Lo estaba escuchando. Llegaron al río. Había un puente de madera. Estaba recién construido, pues la madera estaba barnizada de hacía poco. No sabía si todavía existía ese puente, pero en cuanto acabara esa pesadilla, lo averiguaría. Empezaron a cruzar el río. Mathew agarraba la barandilla. En cuanto lo cruzaron se escuchó el aullido de un lobo. Miraron atrás, aterrorizados. Empezaron a correr de vuelta al pueblo. Mathew no podía hacer otra cosa que no fuera lo que había pasado en aquella época. Entonces las ramas de los árboles les agarraron. Empezaron a gritar. Mathew estaba aterrado. Las ramas los acercaban al tronco de sus árboles. El tronco del árbol que había agarrado al otro hombre se abrió como si se tratara de una boca y lo introdujo dentro de él. Se cerró y aplastó a su compañero. El otro tronco hizo lo mismo, solo que sintió como el tronco le iba aplastando todos los huesos. Cuando se cerró al rededor de su cara, sintió como la sabia se iba introduciendo en su interior por la garganta. Después no sintió nada.



Anne estaba desconcertada. Había estado mirando la grabación con los demás y ahora estaba en otra parte del bosque, con una cesta de ropa que parecía que había sido sacada de un museo. Y estaba yendo a lavar la ropa al río. Estaba llegando a la orilla. A su lado iba una niña. No debía de tener más de doce años. Llevaba una cesta con ropa también. Llegaron a la orilla y posaron las cestas junto al río. Sacaron de la cesta la ropa y empezaron a limpiarla con el jabón. Sacó de la cesta una camisa que parecía ser de hombre. La metió en el río y la empezó a frotar contra la tablilla que había sacado de la cesta. Anne no podía hacer otra cosa que lo que había echo esa mujer hace tantos años. Estaba aterrada. No sabía lo que estaba pasando, pero sabía que iba a ocurrir algo malo. No sabía cuanto tiempo llevaba en ese Flashback, pero pensaba que llevaba al menos media hora. Entonces vio algo en el río. Había una mujer bañándose en el río, bajo el agua. La mujer era muy hermosa. Tenía una larga cabellera rubia y era bastante alta, por lo que parecía. Llevaba un camisón amarillo. Sacó la cabeza y se acercó a la mujer. La niña también estaba mirando hacia esa mujer. 

-¿Por qué estás limpiando la ropa aquí?-le dijo la misteriosa mujer del camisón.

-Porque no tengo donde lavarla en casa-dijo la mujer en la que estaba Anne.

La mujer del camisón puso cara de mal gusto y la agarró del brazo. El brazo no era como el que había visto bajo el agua. Estaba cubierto de bultos y estaba en estado de descomposición. Tiró de ella y se cayó al río. Antes de caer, vio que otro de esos seres agarraba a la niña del tobillo y la tiraba al río. Las estaban ahogando. Anne estaba sintiendo como se ahogaba. No sabía si era porque estaba sintiendo como se ahogaba la mujer, o si era ella la que se estaba ahogando de verdad. La desesperación por salir de esa pesadilla era cada vez mayor. Sabía que tenía que calmarse, pues se arriesgaba a perder al bebé. La mujer dejó de moverse y empezó a ver todo negro.



Anne, Mathew y Nathan se apartaron de la cámara de video de golpe, alejándose de ella. Los demás los miraron extrañados. Ellos no habían tenido ningún Flashback, por lo que parecía. Adam fue directo a su mujer.

-Anne, ¿Qué te pasa?-le preguntó.

-He visto algo-le dijo-y por lo que parece no he sido la única.-dijo mientras miraba a Nathan y a Mathew

La Maldición de Lincoln ForestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora