Capítulo 17

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Nathan se dio cuenta de que había pasado algo en cuanto vio que Samuel no estaba con ellos.

-¿Samuel?-dijo él en voz alta. -¿Alguien ha visto a Samuel?

Todos se miraron los unos a los otros, pensando cuándo había sido la última vez que lo habían visto. Nadie parecía saberlo.

-Esperar aquí mientras voy a buscarlo. -dijo él- No os separéis.

-No-dijo Claire -Iremos todos juntos o no iremos ninguno. 

Nathan no quería que fueran con él porque seguramente se perderían. Tenía la extraña sensación de que iba a pasar algo malo y no sabía como explicarlo. Se lo pensó durante un rato. Si iban todos juntos, todos perderían de vista el camino y si se iba él solo corría el riesgo de perderse él, pero si había alguien en el camino, podría gritar para poder localizar el camino de vuelta. Entonces tuvo una idea.

-De acuerdo-empezó él a decir-, pero alguno se tendrá que quedar en el camino por si los demás se pierden. ¿Quién se quiere quedar?

-Nosotras-dijo Susana mientras agarraba a Anne de un brazo.-Yo me quedo por si aparece Brian por aquí, y Anne me puede hacer compañía. ¿Te parece bien?-le preguntó a Anne.

-Me parece bien-le dijo Anne.

-Yo también me quedo-dijo Mathew-. Aún no me encuentro bien del todo y no tengo ganas de ir por el bosque y retrasaros.

-De acuerdo-dijo Nathan.-. Mathew, cuida de ellas mientras nosotros vamos a buscar a Samuel. Venga chicos, nos vamos.

Se puso a caminar por donde habían ido para poder localizar la parte del camino donde se había separado del grupo. Avanzaron durante unos cien metros hasta que encontraron unas huellas que se separaban del camino y se adentraban en el bosque.

-¿Por qué iba a querer mi hermano adentrarse en el bosque-preguntó Adam para sí mismo-No tiene sentido.

-A lo mejor vio algo que le llamó la atención-dijo Claire.

-Sea lo que sea-empezó a decir Nathan-, lo sabremos pronto.

Salieron del camino y se adentraron en el bosque. Estaba todo muy lleno de maleza y la hierba les llegaba casi hasta las rodillas. No se veía por donde estaban pisando de lo alta que estaba, pero sabían por donde había ido Samuel porque había un camino de hierba aplastada entre toda esa maleza y era por donde estaban caminando. Por esa especie de camino la hierba aún estaba un poco alta, pero solo les cubría hasta un poco más de los tobillos. Cuanto más se adentraban en el interior del bosque, más notaba Nathan que estaba pasando algo. Tenía la  piel de gallina y había mucho frío en el ambiente, como si la temperatura hubiera bajado diez grados desde que habían dejado atrás el camino. Los árboles eran más altos según se iban adentrando en el bosque. Entonces distinguió a Samuel un poco más adelante.

-¡SAMUEL!-gritó Adam al verlo-¡¿QUÉ HACES!?

Samuel se giró y los vió. Esperó hasta que estuvieron a su altura.

-¿Qué haces tu solo aquí en el bosque-le regañó su hermano-¿Es que no sabes que te puedes perder?

-Si que lo se Adam-le dijo-, pero es que he visto a un niño adentrarse en el bosque él solo. Lo estaba siguiendo. Vamos, no podemos dejarlo solo.

-¿Y si ese niño ya está muerto?-le dijo Adam-¿No lo has pensado?

-Sí-fue lo que dijo Samuel-, pero, ¿y si no está muerto? A lo mejor se ha perdido.

-Vamos a echar un vistazo-dijo Nathan-Solo para asegurarnos.

-Pero luego nos reunimos con Anne y Susana-dijo Adam.

La Maldición de Lincoln ForestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora