Capítulo 14

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Brian vio la estación de los guardabosques unos quince minutos antes de que llegaran. Al principio solo vio una alta torre de madera pintada de un verde oscuro, tirando a marrón. Arriba del todo tenía una campana, que seguramente ya no funcionaba. Después se empezó a ver el tejado del edifico, un tejado de pizarra muy inclinado, seguramente para las nevadas de invierno, pues a veces en aquella parte se acumulaban hasta 50 centímetros de nieve. Según iban avanzando, más veía Brian del edificio. A Brian le recordaba mucho a un resort de lujo de los Alpes Franceses. Cuando llegaron, pudo ver el edificio por completo. Se había acercado bastante cuando había dicho que le recordaba a un resort. Era un amplio edificio de tres plantas. Tenía muchas ventanas. En un lateral del edificio, había un hangar del que sobresalía un avión de los bomberos. 

También había tres helicópteros, uno de ellos de los bomberos. Había al menos diez vehículos aparcados. Tres de ellos eran camiones de bomberos y otros dos, eran camionetas de los bomberos. También había un toro equipado con una garra para mover los troncos. Los demás vehículos, pertenecían a los guardabosques. Detrás del edificio, pudo distinguir un acantilado pequeño con una cascada y un lago. Eran las tres de la tarde, más o menos, por la posición del sol. El reloj se le había roto en una de sus caídas. Aparcaron en la parte del hangar, junto a los helicópteros, que era la zona más cercana a la cocina, según le había dicho Curtis, que era como se llamaba el guardabosques que le había encontrado. Curtis bajó del coche y ayudó a Brian a salir del coche. Una chica, de poco más de veinte años, salió por la puerta por la que iban a entrar. Llevaba en las manos otra manta, seguramente para cubrirle. 

-Te han dejado preparado un poco de comida y agua-le dijo esa chica a Brian.-También he buscado algo de ropa para que te puedas cambiar. Como no sabía tu talla, he cogido de varias tallas.

-Gracias-consiguió decir Brian-De verdad.-Miró directamente a la chica-¿Sabéis algo de mis amigos?

-Paul y Phil han ido a mirar como están.-dijo la chica-Nos dirán algo dentro de poco. Mientras, come un poco, dúchate y cámbiate la ropa.

Brian entró en el edificio.


Paul y Phil estaban llegando al campamento donde se suponía que estaban los demás integrantes del grupo del chico que había aparecido de la nada.

-¿Qué crees que encontraremos?-le dijo Phil a Paul. Phil era un chico joven, de poco más de treinta años. Estaba casado con la hija de Paul desde hacía más de seis años. Tenía el cabello de color negro completamente. Los ojos eran de un color verde tirando a amarillo. Era más alto que Paul. Medía un metro ochenta y tres.

-La verdad, no lo se.-Le dijo Paul. Estaba a solo seis años de jubilarse. A sus cincuenta y nueve años, tenía todavía el pelo de color castaño claro, pues usaba un champú anti canas desde que había visto su primera cana al cumplir los treinta y ocho. Sus ojos eran de color café, tirando a marrón oscuro. Medía un metro setenta y seis y había engordado seis kilos en los últimos tres meses.-Creo que encontraremos el lugar y nada más. Ni siquiera los cuerpos.

Mientras se acercaban a la zona donde habían acampado los chicos, Phil miraba por la ventana. Vio varios animales mientras miraba por la ventana. Vio un ciervo entre los matorrales. Y también una ardilla cruzando el camino por los árboles. Cuando llegó al cruce, vieron que un coche patrulla se dirigía hacia ellos. Se pararon y se bajaron del coche a esperar a que llegaran al cruce. Los policías pararon junto al camino y se bajaron. Eran un hombre y una mujer de poco más de treinta años. Se les acercaron.

-Soy el agente Coleman y esta es mi compañera, la agente Smith-les dijo él.-Estamos buscando a un grupo de jóvenes que han acampado por esta zona. ¿Los han visto?

-Aún no-dijo Paul-Íbamos a buscarlos ahora. Encontramos a uno de ellos en el bosque. Ahora está con nosotros en la cabaña. 

-Luego hablaremos con él-respondió ella.-Ahora, vamos ha hablar con los demás.

-¿Os podemos acompañar?-preguntó Paul.

-Por supuesto-dijo él.

Primero avanzó el coche de policía y luego entraron Paul y Phil. El camino estaba un poco estropeado debido a que mucha gente acampaba en esa zona junto al río dado que era la más cómoda para hacer una acampada. Después de un trayecto de un kilómetro llegaron al campamento de esos chicos. Al principio no se podían creer lo que estaban viendo. Todo el campamento estaba destrozado, como si un huracán hubiera pasado por él y por ningún otro sitio. Las tiendas de campaña estaban rasgadas, incluso una de ellas estaba sin la tela que la cubría, dejando al descubierto los sacos de dormir todos desgarrados. La T1 estaba volcada y en llamas, con las ruedas mirando hacia arriba.

Era como si alguien hubiera atacado el campamento durante la noche  y nadie lo hubiera escuchado porque estaban muy lejos. Lo más probable, era que ellos mismos lo hubieran destrozado. Con la ayuda de Paul y Phil, Ryan y Catherine buscaron algún indicio de lo que les podría haber pasado. Encontraron sangre en uno de los sacos y varios trapos más con sangre entre las otras tiendas. La cantidad de sangre que había en ellas, les decía que lo más probable era que no estuvieran muertos; pero, ¿Dónde se habían metido?

-¿Habéis encontrado algo?^-le preguntó Phil a Catherine.

-Solo sangre-le respondió ella-, pero ningún indicio de los chicos.

Cuando acabaron de registrar todo el campamento, Ryan fue al coche patrulla y llamó por radio.

-Unidad dos a central, ¿me reciben?-esperó la respuesta.

-Unidad dos aquí central. ¿Qué ocurre?-respondió Shirley la encargada de la radio.

-Central, tenemos varios posibles desaparecidos-le dijo Ryan-, incluso puede que fallecidos. 

-¿Cual es su ubicación, unidad dos?-preguntó Shirley.

-Estamos junto a Burned Witch River, en la zona de acampada-le dijo Ryan.-Traigan varias unidades de limpieza y una de bomberos. Cambio y corto

-Recibido unidad dos. Cambio y corto.

Ryan salió de la unidad dos y se acercó a Paul.

-¿Podéis llevarnos a la cabaña?-le preguntó Ryan.

-Por supuesto-respondió Paul.-Seguidnos y os llevaremos hasta ella.

Sin más dilación, pusieron rumbo a la cabaña del guardabosques.



La Maldición de Lincoln ForestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora