Jueves, enero 2020. (Noveno día)
Un nuevo día comenzaba y con él la nueva batalla entre Alba y Natalia en cuanto a su relación. La primera en despertarse fue la más alta que al intentar cambiarse de posición, notó el cuerpo de la pequeña agarrándola para que no se fuera.
«No me creo que no me quiera o que no quiera intentarlo» pensó mientras la observaba dormir tranquilamente.
Durante los próximos quince minutos cerró los ojos y se dedicó a acariciar la espalda de la rubia y a pensar sobre la posible reacción de la valenciana al despertar. Y concluido ese tiempo, Natalia notó que los brazos que la rodeaban se quitaban a la velocidad de la luz. Siguió sin abrir los ojos y escuchó la hebilla de un cinturón chocando con la parte complementaria.
—¿Te ibas a ir sin despedirte? —preguntó sabiendo que era capaz de irse sin decir un simple adiós.
Alba la miró durante un instante y volvió a su tarea de vestirse. La morena sabía que si no la paraba, iban a volver a estar como siempre; ignorándose y esperando un movimiento por parte de la otra.
—Tendríamos que hablar —intentó decir con suavidad aunque para la pamplonesa era más una obligación. No estaba dispuesta a volver a empezar con ella.
—Tendríamos, exacto, condicional —se levantó de la cama con la parte superior de su cuerpo ya cubierto y ahora le tocaba la inferior.
—Te lo estoy diciendo en serio Alba —dijo aún sin moverse ya que aún no lo veía necesario— No puedes evitar algo que ya ha sucedido —dijo sabiendo que ella pillaría a lo que se refería.
—Y yo también —dijo respondiendo a lo primero. Se agachó para ponerse las zapatillas.Natalia se incorporó de la cama y fue al lado de la de Elche para detenerla.
—Vístete —la pidió sorprendiendo a la de Pamplona. Ésta la hizo caso y rápidamente se vistió con lo primero que encontró, después, se posicionó en frente de la más pequeña.
—No puedes hacer esto siempre que quieras —cruzó sus brazos en señal de desaprobación.
—Joder, esto era más fácil con Claudia —susurró bajito aunque Natalia pudo escuchar perfectamente el nombre de la morena de rizos.Su relación con ella era muy sencilla y con los límites bien establecidos: solo líos, no sentimientos. Fácil y sencillo de entender. Pero lo que tenía con Natalia era justo lo contrario.
—Pues habértelo pensado mejor ayer antes de hacer nada —le reprochó la morena— Sabías perfectamente que esto iba a pasar y no lo evitaste.
—Tú tampoco lo evitaste sabiendo lo que iba a pasar —respondió reformulando lo que había dicho anteriormente la pamplonesa.
—Porque yo quería que sucediese —se sinceró— Yo lo quiero todo contigo, y me dan igual las consecuencias.«¿Cómo asimilar eso?» pensó revisando la habitación para ver si se dejaba algo.
—Me tengo que ir —se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.
—¿Te pasas la vida huyendo de lo inevitable? —la preguntó intentando hacerla pensar.La miró sabiendo que tenía razón. El problema era que Alba no quería afrontarlo y por ello, huía, era la mejor manera.
—Buen día Natalia —dijo saliendo y cerrando.
«Esta chica nunca cambiará» pensó mientras arreglaba la habitación para que María no la viese patas arriba.
Una hora después, todos los huéspedes ya habían desayunado y habían organizado su día, sin embargo, la banda tuvo que improvisar.
—¿A dónde vais vosotros? —preguntó Miki a Carlos y a Natalia ya que estaban dispuestos a salir por la puerta principal.
—A tomar el aire —respondió la morena— hace mucho tiempo que no respiramos aire fresco.
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La Posada | ALBALIA
RandomLa Posada es un hotel rural, cerca del Océano Atlántico, ubicado en A Coruña, dirigido por la familia Martínez-Reche. Alba es una chica insegura de las relaciones y centrada en sus estudios. En su vida no hay cabida para distracciones de cualquier t...