Viernes, enero 2020.
La situación era bastante crítica, ambas estaban a centímetros pero Natalia estaba a punto de decirla una cosa que no creía que iba a tener una correspondencia. Así que como remedio, juntó sus labios con los de la rubia.
De la intensidad del beso Natalia quedó abajo de Alba tumbadas en la cama. La morena la rodeó con sus largos brazos y la apretó más a ella como si se fuera a esfumar.
La navarra deslizó la sudadera de Alba junto a la camiseta fuera de su cuerpo, sonrió al ver el sujetador de encaje negro que asomaba después de la anterior prenda.—Me encantas... —susurró quitándole el sujetador y recorriendo con su dedo índice el esternón.
Alba estaba a punto de morirse de ternura y como no se lo podía permitir, atacó de nuevo sus labios para controlar la situación. Sus manos fueron al borde de la camiseta de tirantes de la pamplonesa y en un pestañeo, acabó en el suelo dejando en igualdad de condiciones a ambas. Se quedó mirándola haciéndola un escáner de todo lo que se le había presentado.
—¿Te gusta lo que ves? —sonrió Natalia.
—Ajá... —atacó su cuello para dejar un rastro de besos intercalando pequeños mordiscos.—Joder... —susurró jadeando la morena y abrazándose con firmeza a la cintura de Alba.
De repente, la morena notó la fría mano de Alba bajando por su pecho y vientre. El contraste entre el calor que emanaba el cuerpo de Natalia y la baja temperatura de la palma de la rubia era tan perfecto que la que estaba más caliente se estremeció y soltó un pequeño jadeo.
—Hazlo ya... —suspiró, aunque en realidad parecía más una súplica.
—Shhh... gatita hay que ir más lento —sonrió Alba sobre su cuello.
—¿Cómo que gatita? —le dio la vuelta a la tortilla y Natalia se situó encima de la rubia—. ¿Ahora qué? —preguntó sujetando las manos con las suyas por encima de la cabeza de la valenciana.Esta sonrió y ahora fue la morena la que usó sus labios como medio de satisfacción. Alba no podía hacer nada, solo estremecerse del contacto que producía la boca de Natalia contra su piel.
Cambió el método de sujeción de las manos de la rubia, una mano sujetaba ambas y mientras la otra recorría rápidamente el cuerpo de Alba hasta llegar al pantalón.
—Me estás poniendo a cien —susurró Alba retorciéndose por el contacto que hacia la morena alrededor de su clitoris.
Natalia sonrió ante aquella confesión así que no tardó mucho más en introducirse en él. La rubia soltó un pequeño gemido que fue aumentando de volumen según los movimientos de la pamplonesa.
Ella no es que tuviese mucha experiencia en chicas, quizá había tonteado con una o dos cuando salí de fiesta pero nunca había llegado a este "extremo" por así decirlo. Aunque ahora que lo pensaba, le estaba provocando más que con un chico. Los gemidos que soltaba Alba como respuesta la encendían muchísimo, tanto que ya podía notar el calor en su intimidad.—Creo que es hora de quitarse las cosas que sobran —susurró la más pequeña empezando a deslizar el pantalón de chándal de Natalia.
Ante la nueva exposición del cuerpo de ella, la morena agilizó los movimientos en el interior de la rubia.
—Joder... —soltó Alba— no creo que aguante mucho más —se abrazó al cuerpo de Natalia cuando notó que sus manos se debilitaban.
—Mmm... solo un poco más —bajó su cabeza la morena hasta enterrarla en el cuello de Alba para empezar a darle pequeños mordiscos.Las uñas limadas con delicadeza de la rubia se pasearon por la espalda de la más alta. Y cada vez que se venía una nueva embestida las apretaba tanto como podía.
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La Posada | ALBALIA
DiversosLa Posada es un hotel rural, cerca del Océano Atlántico, ubicado en A Coruña, dirigido por la familia Martínez-Reche. Alba es una chica insegura de las relaciones y centrada en sus estudios. En su vida no hay cabida para distracciones de cualquier t...