La Posada | ALBALIA

5. Tanto tiempo

Viernes, enero del 2020.

Después de la pequeña discusión de Alba con Helena, lo que iba a ser una buena tarde-noche se convirtió en una pesadilla para Sebas y Joan los cuales tenían que aguantar las quejas de Helena.

—Helena, ya, cálmate, ha sido un pequeño malentendido —dijo Joan intentando cambiar el chip de Helena.
—Es que siempre es igual. Alba puede hacer esto pero nosotros no.
—Ya lo sabemos, pero es nuestra amiga.
—En tu caso —miró a Sebas— es tu prima y la tienes que aguantar.
—¿Y tú a dónde ibas con Miki? —preguntó Joan al recordar que anteriormente estaban juntos.
—A dar un paseo.
—¿Con tanta oscuridad? —dijo Sebas mirando por la ventana.
—Íbamos a ir a la ciudad para visitarla. En su coche.
—Escapada romántica —sonrió Joan— ¿tú estás segura que Miki es solo de una noche?
—Sí, en 12 días se va y seguramente no lo volvamos a ver.
—Las casualidades existen, ya me ves, aquí con mis primos —dijo riendo Joan.
—Eso no es casualidad primo —dijo Sebas resaltando la última palabra.
—Bueno, era un mal ejemplo.

Rieron.

En otra sala...

—¡Eh! Niñas, venid a nuestra habitación —Carlos abrió la puerta y las llamó.
—¿Para qué? —preguntó María.
—Ustedes vengan y ya os contamos —se fue dejando la puerta abierta.

Ambas se miraron sin entender nada pero hicieron caso y fueron a la habitación que compartían ambos chicos.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Natalia nada más abrir.

Y cuando se centraron más en la situación pudieron distinguir a Miki triste.

—Ohhh, ¿qué te pasó? —preguntó la madrileña yendo a darle un abrazo.

Natalia también se acercó y esperó a que la Mari se separara para darle otro. Ella ya suponía qué estaba pasando, se lo esperaba, no se podía profesar amor eterno a la mínima de cambio. Y aun siendo Miki un tío guapo, responsable, educado, gracioso y sobretodo amable, nunca había encontrado a su media naranja, sí había estado en relaciones pero al final por muy mal que pueda sonar, le rompían el corazón. Y ahora mismo estaba ocurriendo eso. Volvía a estar roto...

—¿Helena con h? —preguntó Natalia para confirmar sus sospechas.

Carlos la miró y asintió. Enseguida supo que Miki no quería hablar mucho del tema.
Las dos miraron a Carlos para una explicación.

—¿Qué? —preguntó sin saber qué querían.
—¿Tú qué crees tonto? —le dijo María dándole una pequeña colleja.
—Que os lo cuente él, yo no tengo derecho a contar la vida privada de las personas —dijo seguro.

Y era verdad, poco sabían de leyes pero sí del código en una amistad. Pasase lo que pasase, ellos estaban los unos para los otros porque si no se defendían entre ellos, ¿quién lo iba a hacer?

En la universidad no eran ni los más popus ni nada, aunque Carlos lo había sido tiempo atrás debido a su atractivo, pero luego vio que no era su rollo y empezó a relacionarse con otras personas, Natalia podría haber sido una de ellas debido a una chica que había tenido algo con ella pero nada oficial. María y Miki nunca se habían esforzado en pertenecer a ellos así que no tenían nada en contra de ellos, pero como siempre sucede, los popus se metían con la gente porque sí, así que Natalia y Carlos se habían unido a ellos y ya les dejaron en paz.