La Posada | ALBALIA

21. You

Viernes, febrero del 2020.

El curso en la universidad seguía fluyendo con normalidad.
Natalia ya había sabido dejar a un lado a Alba y así se podía centrar en su carrera.
Carlos y Julia se habían vuelto a reencontrar después de una ardua búsqueda de piso para sus compañeros y ella.
María y Pablo simplemente habían dejado de mandarse mensajes cada día a dos o tres cada mes.
Miki y Helena hablaban cada día o siempre que podían. Como ambos eran amigos de los componentes de aquella historia de amor fracasada pues se informaban sobre cómo les iba a cada una. Sin embargo, la diferencia era que Alba sí quería conocer aquella información mientras que la morena no; prefería mantenerse lejos de esa persona y de todo lo que conllevaba.

La pamplonesa mientras estudia en su habitación puede ver aquellos regalos que la había hecho la rubia. Cada vez que se ponía nerviosa o no le salía un buen guion para algunos trabajos se ponía a jugar con el tentetieso; verlo balancearse pero nunca caerse la relajaba de una manera u otra. Además, era una especie de inspiración para ella, había que ser como él; por más que te diesen golpes, nunca debía rendirse y siempre había que mantenerse arriba.

En la vuelta a la universidad cada uno intentaba volver a dar una buena impresión.

Paola, una italiana que había ido de Erasmus. Empezó según se acabaron las vacaciones de Año Nuevo. Es por ello que la atención de todo el mundo se centraba en ella. Era guapa, sí. Hablaba poco español pero sí llegaba a entender parte de él. Estudiaba Comunicación Audiovisual al igual que María y Natalia.
Esta última podría considerarse como la más lista de su promoción y como consecuencia, el director la propuso hacer como guía a la recién llegada. Aceptó encantada ya que sabía que aquella acción se tendría en cuenta en un futuro.

Hacían una pareja prometedora. Ambas tan inteligente y tan deslumbrantes... eran totalmente opuestas en cuanto al físico pero quizá sea por eso por lo que se complementan tanto a los ojos de los demás. Y aunque Paola hubiese estado menos de un mes estudiando allí, los rumores ya empezaban a correr por los estudiantes. La chica sabedora de aquello no opuso ninguna resistencia. Tampoco quería aprovecharse así que sólo dejó que fluyera.
Natalia tampoco dijo nada al respecto, no tenía tiempo para pensar en solucionar cosas que aunque la incluían, no merecían su más mínima atención. Además, ya tenía demasiados quebraderos de cabeza con el solo hecho de conseguir apartar de sus pensamientos a Alba.

—¿Llevas bien el examen? —preguntó Paola mientras iban en dirección a su clase— Entra bastante temario y no muy sencillo de aprender.
—Sí, bueno, aunque no he tenido mucho tiempo para estudiar, sé que lo haré bien —encogió los hombros.

No iba sobrada, pero se le daba bien improvisar con solo saberse las ideas principales. Así que no le preocupaba nada.

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A Alba le iba bien en Galicia. En el hotel había huéspedes y por tanto; ingresos. Los estudios iban como viento en popa y al igual que la morena, no había preocupación ninguna.

Durante los días posteriores a la marcha del grupo, Natalia y ella se habían estado intercambiando mensajes de texto hasta que sin razón ninguna, la de Pamplona dejó de responder. Esto a Alba la cabreó, pensó que habían llegado a un punto donde podrían dejar todo lo pasado para formar una nueva amistad, pero pudo comprobar que no era así y que quizá ya se había cansado de aquel juego donde casi siempre salía perdiendo la navarra. Así que dejó de insistir, incluso tuvo la tentación de bloquear el contacto, pero decidió que con no ver su chat vacío era suficiente y por ello lo archivó.

En estos momentos se encontraba en una excursión de un par de semanas en Madrid para visitar distintos sitios de interés para la carrera de Bellas Artes. Tenía miedo de encontrársela, no sabía cómo iban a reaccionar. Helena por supuesto había aprovechado para quedar con Miki y verse en persona ya que hacían videollamada casi todas las noches pero estar presentes en el mismo sitio era una cosa distinta.