Bulma se quedó callada, sólo desvió la mirada aturdida por la cercanía del otro, cerró los ojos cuando vio que él levantó la mano. Esperaba un golpe, pero no fue así, le tomó el cuello con suavidad y le besó los labios.
—Llevo todo el día controlando mis ganas de cogerte— soltó Vegeta.
—Hazlo entonces y deja de hablar— contestó poniendo uno de sus dedos en sus labios de forma seductora.
Con aquel consentimiento, la tomó de las caderas y le quitó la falda junto a las bragas, para después proceder a quitar la camisa y sacó junto al sujetador.—¿Te había dicho que estás buenísima?— le dijo atacando su cuello.
Bulma sólo jadeaba y se dejaba manosear por Vegeta, se sentía tan sumisa, que no se permitía decirle que no, su deseo sexual estaba más allá de los límites. Vegeta realmente sabía como encender a una mujer.
Después de que ambos estaban completamente desnudos, él la penetró con fuerza y destreza, segundos después Bulma no paraba de gemir.
—Dime que eres mía— gruñó en el odio de ella —Dilo, Bulma...— pidió nuevamente en una embestida dura.
—Soy...tuya...Vegeta, toda tuya—
Quizás era el calor del momento, porque ciertamente ninguno de los dos sentía alguna conexión emocional, no era nada más que sexo.
Cuando por fin los dos terminaron de hacerlo, empezaron a vestirse en silencio, pero Vegeta seguía con ese semblante serio, frío.
—Vas a llamar al inútil de Kakarotto— en vez de afirmación parecía más pregunta.
—¿Qué?—
—No te hagas la tonta, Bulma. Me di cuenta cuando te dejó su tarjeta— rodó los ojos obvio.
—Yo...no lo sé—
Vegeta se acercó nuevamente a ella y la estampó contra la pared haciendo que ella soltara un jadeo de sorpresa.
—Me importa una mierda lo que hagas de tu vida, pero esto— le apretó el trasero —Es mío ¿Entiendes?—
—Entiendo— dijo con dificultad.
—Así que sólo yo puedo tocarlo y tenerlo cuando yo quiera— volvió a apretar pero ahora besando salvajemente los labios rojos de ella.
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Bulma estaba sentada en su escritorio acabando un informe, todos habían regresado al piso donde estaban y parecía que nada había pasado.
—¿Y bien?— llegó Lazuli sentándose junto a su amiga.
—Lazuli, es la quita vez que te digo que solamente me regañó y discutimos, es todo— contestó Bulma divertida.
—Eso no me lo trago por nada del mundo— se apartó y Bulma rodó los ojos con diversión.
Después de unas cuantas horas todos empezaban a retirarse, Bulma decidió ir a ver a su jefe cuando nadie más estaba en ese edificio, quería pedirle permiso para retirarse ella también.
Cuando entró vio a Vegeta observando la ventana, ella se acercó y se paró junto a él mirando también la ventana enorme.
Ambos estaban en silencio pero disfrutando la compañía del otro , Bulma suspiró y decidió a hablar.
—¿Te molesta si me voy a casa?— Vegeta volteó a verla.
—No, está bien— le contestó sonriendo.
Los dos estaban bastante cerca, estaba de frente, ella lo observaba con detenimiento, tenía su semblante relajado, era extraño, parecía muy diferente cada que él estaba molesto.
Con valentía Bulma le tocó la mejilla y después trató de besarlo, pero antes de que eso sucediera él la detuvo.
—Perdona, pero él no dejaría que yo te tocara...—
La de ojos color mar hizo una mueca de confusión bastante evidente, no entiendo ninguna de esas palabras.
—¿Él?— preguntó.
—Hasta mañana, Bulma— tomó sus mejillas y le besó una de ellas dulcemente.
El toque la hizo sentir diferente, sintió ese beso sumamente tierno, nunca la había besado así y era extraño, era un beso parecido al que te da un niño, tan puro y honesto.
Sin más ella salió de la oficina y salió de la oficina para emprender su camino a casa.
A medio camino recibió una llamada, era un número desconocido así que atendió algo confundida.
—¿Diga?—
—¿Bulma Briefs?— se escuchó una voz masculina.
—Soy yo—
—¡Increíble! Soy Gokú—
—Oh, hola señor Son— sonrió.
—Bah, deja esas formalidades de lado. Necesito verte—
—¿Puedo saber para qué?—
—Me encantaría hacerte una muy buena propuesta de trabajo—
—Pero yo ya tengo trabajo, Gokú— dijo con un tono divertido.
—Ya sé, pero eres súper talentosa y me serías de mucha ayuda—
—No lo sé...—
—Mira, el día que sea tu descanso nos veremos, te hago la propuesta y te doy un tiempo para pensarlo ¿Te parece?—
—De acuerdo—
Llegó por fin a la puerta de su casa y empezó a buscar las llaves en su bolso.
—Muy bien, Bulma. Te veré ese día, guarda el número, es mi número personal pero no se lo pases a nadie— amenazó con una risa.
—No lo haré, chao— ella también rió.
—Hasta luego—
Y finalmente colgó la llamada.
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Wuuuuu nuevo capítulo.
Espero les haya gustado.
Me ayudarían muchísimo recomendando mi historia y compartiéndola
Voten y comenten mucho que me hacen muy feliz y me inspiran a seguir.
Tomen agua, coman sano y hagan ejercicio ♡♡♡
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Doble
FanfictionA veces siento que es uno y a veces otro...pero simplemente no quiere decírmelo.