Ambos estaban camino a la fiesta de inauguración en la Capsule Corp. Cuando se bajaron del lujoso auto y entraron, Bulma se sintió como toda una celebridad.
Pasaba y todo el mundo parecía conocerla, estaba realmente emocionada. A lo lejos vio a su padre hablando con Gokú y un hombre más alto de cabello largo.
—Buenas noches a todos— saludó Bulma y de inmediato se giraron a verla.
—Hija, estás hermosa— le dio un beso en la mejilla —Hola, Vegeta— lo saludó con normalidad.
Vegeta le dio la mano, estaba algo nervioso por alguna razón, sentía la necesidad absoluta de caerle bien al padre de Bulma. Se sentía extraño.
—Buenas noches, señor— dijo finalmente.
—Bulma, querida. Quiero presentarte a Raditz, es hermano menor de Gokú. Es parte de nuestros patrocinadores de esta gala—
Raditz se acercó y tomó la mano de Bulma, le dio un beso en los nudillos y sonrió. Bulma se sintió un tanto incómoda. Vegeta tomó de la cintura a Bulma y la jaló hacia él cuando notó su incomodidad y le tomó la mano.
—Un gusto...— fue lo único que dijo ella.
—¿Quién te acompaña, bella dama?— preguntó en un tono provocativo, Gokú rodó los ojos.
—Vegeta Ouji, su novio— aclaró dándole la mano de forma fuerte.
Para calmar un poco la tensión en el ambiente, Gokú comenzó a hablar con ese carisma que lo caracterizaba y se relajó la situación, incluso Vegeta reía con lo que el joven decía.
Después de una hora, llegaron los medios de comunicación y abordaron a diferentes personas que se encontraban allí, entre ellas a Vegeta, quién se sintió acosado por las constantes preguntas.
—¡Señorita Bulma! ¡Un foto!—
La mujer se giró e hizo una expresión para posar a la fotografía, sólo vio el flash de las cámaras. Se hicieron ciertos gritos de emoción.
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Vegeta logró salir de los reporteros y tomó de ma cintura a su novia, de inmediato las cámaras tomaron fotos, mientras entrevistaban a Bulma, Vegeta notó la mirada de un hombre sobre ella.
El peliflama se removió incómodo el saco y miró directamente a los ojos a aquel hombre. Era muy alto y delgado, sus facciones parecían asiáticas, delgadas y largas. Claro que conocía a ese misterioso hombre, por eso se sentía incómodo.
De pronto, el alto sujeto se acercó hacia la pareja y Bulma saltó de emoción al verle, los reporteros tomaron fotos de inmediato.
—¡Señor Wiss! ¿Qué lo trae a la gala de C.C?— preguntó alguno de los tantos periodistas.
—Vine a buscar a mi nueva musa y creo que la encontré— dijo lentamente y se acercó a Bulma para saludarla.
