Capítulo 15

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Vegeta llegó a la alguna vez fue su hogar muy enojado, estaba azotando puertas. Su hermana que se encontraba de visita, se sobresaltó al verle así y trató de calmarlo, pero él la apartó del camino y siguió.

Cuando entró al comedor vio a su padre sentado tomando agua, se le acercó furioso y lo tomó por la camisa, levantandolo a su altura.

—Hola, hijo— sonrió irónicamente tratando de respirar bien.

—Cállate, hijo de puta. Te advertí que no la tocaras— iba a golpearlo.

Pero para la suerte del más viejo, entro su hija y detuvo a su hermano evitando un golpe. Lo hizo bajar al hombre mayor y lo apartó, tomó ma cara de Vegeta entre sus manos obligándolo a mirarla.

—¿Qué sucede?— dijo ella con un suave tono.

—¡Ese cabrón casi mata a mi novia!— respiró con dificultad.

—¿Qué dices?— la chica giró a ver a su padre con una cara de terror.

—¿Se lo dices tú o se lo digo yo?— lo miró con asco.

—No hace falta, mira, hija. Tu querido hermano está cogiendose a la hija de Briefs y simplemente eso representa un obstáculo para la empresa y para mí, sólo la quito del camino para más facilidades— contestó con simpleza encogiéndose de hombros.

—Y ahora Bulma me dejó porque piensa que fui yo quien la mandó a matar— casi se abalanza sobre este nuevamente pero Milk lo detuvo.

—No puede ser ¿Por qué lo hiciste?— preguntó ella mirando asustada a su padre.

—Ya te lo dije, hija—

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En cuanto Bulma vio salir a Vegeta de su oficina algo confundido y con gran enojo en su rostro, se desplomó en la silla y se dedicó a llorar sonoramente.

Se escuchaba que suspiraba y de vez en cuando soltaba uno que otro grito, algo preocupado Gokú subió a la oficina cuando vio a Vegeta salir y empujarlo en el camino.

Entró sin tocar y recibió una taza que casi le da en la cara, el objeto golpeó con la pared y se destrozó.

—¡Largate!— dijo la peli-azul.

—Bul...— contestó él.

Bulma levantó la vista y vio a su buen amigo en el marco de la puerta con esa sonrisa fresca que lo caracterizaba.

—No quiero tu lástima, Gokú. Largo de aquí— soltó en un tono que había escuchado en Vegeta.

Pero ignorando ese horrible tono, se acercó a ella y le extendió los brazos, al inicio ella se negó pero el sentimiento le ganó y se lanzó a los brazos de Gokú a llorar.

Estuvieron así al rededor de una hora, pero ya que Bulma estaba más calmada, estaban los dos sentados en el piso mirando a la nada.

—Ya basta, odio verte así ¿Vamos a cenar algo?— propuso el más alto.

—No...mejor mañana, hoy estoy cansada y debo dormir— dijo pero recordó que compartía casa con Vegeta y suspiró.

—¿Puedo saber lo que te aflige ahora?—

—Vivo con Vegeta...—

—Oh, pues puedes quedarte en mi casa, tengo tres habitaciones, una es mía y otra puede ser tuya. Además eres rica, puedes comprar ropa y esas cosas— sonrió hacia ella.

—Sí...me parece bien—

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Tanto Gokú como Bulma llegaron a la casa del chico, ella se sintió como una intrusa pero eso era mejor que estar pagando hospedaje. El más alto la guió a la habitación y la dejó sentada en la cama.

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