Epílogo III: Sorpresa!!

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- Amor, no puedo creer que dentro de algunas semanas volveremos a ser madres – dijo la morena acariciando el abultado vientre de su esposa mientras contemplaban la puesta del sol desde la orilla de la playa en la que disfrutaban de un espectacular domingo familiar. Sus tres pequeñas jugaban divertidas haciendo castillos de arena bajo la atenta mirada de ambas.

- Yo tampoco mi vida, esto es muy hermoso. Nuestra cuarta bebecita está casi lista para venir con nosotras y sus hermanitas – respondió Valentina con su espalda recostada en el pecho de su esposa que no paraba de regalarle mimos a su bebé. Se había acostumbrado a ese tipo de caricias y a la dulzura con que Juliana solía tratarla desde que confirmaron su embarazo. No era que su mujer no fuese cariñosa, sino que sus gestos y enamoramiento se habían elevado a la enésima potencia – Con Isabella, por fin completaré mi ejercito de mujeres – sonrió – Estoy lista para protegerlas de todo... - terminó de decir con cara de pocos amigos.

- Ni pongas esa cara Val, te conozco y sé por dónde vienes – a través de los años su esposa se había convertido en una madre "sobre protectora". Vigilaba a todo aquel que se acercaba a sus hijas, su neurosis llegaba por momentos a asustar a los amiguitos de sus hijas lo cual causaba muchas risas en Juliana. Sin embargo, siempre intentaba controlarla.

- Juls, solo me preparo para defender a mis peques – dijo frunciendo el ceño – Soy una madre preocupada por sus hijas, no sé yo como puedes estar tan tranquila – se quejó haciendo puchero.

- Val, amor, ¿cuidarlas de qué? – se rio – Son niñas de tres y ocho años – continuo riéndose de la actitud de su esposa.

- ¿Cómo de qué Juls? De esas fieras que andan por ahí queriendo robarnos su amor y atención, nuestras princesitas son hermosas y muy dulces. Aparte viste que Jime habla mucho con ese tal Carlitos en el cole – la castaña ya había observado muchas veces aquel pequeño mientras recogía a su primogénita en la escuela, sabía que a ese jovencito le brillaban los ojos al verla y ella no estaba dispuesta aun a compartir el amor de sus hijas con nadie que no fuera Juliana. De hecho, ni siquiera creía estar lista en algún momento para que eso ocurriese. Sus hijas eran sus tesoros y quien tuviera la osadía de querer conquistar su amor se las vería con ella antes.

- Eres una loca, pareces una psicópata... – respondió buscando sus ojos y riendo – Pero así te amo amor mio. Me encanta tu cara y tu pucherito de mami celosa – la besó delicadamente sin apartar la mano de su vientre. La ojiazul se derritió de amor en los labios de su esposa mientras la pequeña criatura que llevaba dentro empezaba a dar pataditas que hicieron a la morena sonreír. Como cada vez que eso ocurría Juliana sentía que su corazón se saldría de su cavidad de tanta emoción.

- Isa está locamente enamorada de su mami – dijo Valentina dándole un pico – igual que todas nosotras – miró a sus pequeñas frente a ellas.

- Yo estoy más enamorada de ustedes – respondió abrazándola fuerte. Y si que estaba enamorada, cada centímetro de su ser vibraba de amor por aquellas mujeres que le completaban la vida y le hacían sentir que vivía en un sueño.

- ¿Estás tan enamorada como para ir hasta a casa y traer un poco de mi helado favorito? – preguntó la ojiazul con voz aniñada y caprichosa como si se tratase de una travesura.

- Por mis amores lo que sea – dijo sonriente - ¿Solo quieres eso? – cuestionó para asegurarse de que no faltara nada más pues si bien la casa no estaba muy lejos tampoco se encontraba tan cerca.

- Solo eso mi amor – sintió una patadita en reclamo por parte de la pequeña Isabella – Bueno, tal vez algo de Nutella y dulce de leche extras – se relamió los labios al sentir que podía saborear su antojo.

Amor & PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora