Capítulo XXX: Heridas

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Valentina se hallaba reunida, de manera secreta, con el embajador en una de las salas más remotas de la enorme biblioteca de la sede diplomática. Básicamente hablaban de cosas trascendentales, sobre los avances de la investigación y los pasos subsiguientes. También tocaron el tema de sus hijas y, aunque la castaña continuaba reservándose el destino donde se encontraba cada una de ellas, le dejo saber que el plan marchaba de manera perfecta y que tanto Fernanda como Juliana estaban al cuidado de las mejores manos posibles. Le contó sobre la conversación previa que había sostenido con su hija mayor con la finalidad de regalarle un poco de tranquilidad en medio de la tempestad que ella sabía que vivía aquel hombre. Ella sentía el mismo infierno por dentro, el mismo terror los invadía a los dos y amenazaba su estabilidad. En resumen, llevaban la misma cruz a cuestas, solo que desde distintas perspectivas.

Charlaron sobre los avances en el caso que se lograron en los últimos días, pero la agente prefirió reservarse algunas cosas más que nada para no involucrarlo en los asuntos ilegales en los que ella era consciente que estaba metida. Eran muchas las reglas que se había saltado y cuando todo aquello acabase solo ella sería quien debía responder por sus acciones, nadie más. Por esa razón era mejor callar algunos temas y solo dejarle saber lo estrictamente necesario.

- Espero que no se moleste si me reservo algunos detalles de lo que pasó ayer, mientras menos sepa es mejor para todos. Sé que es un hombre de ley y hay ciertos métodos que no van conforme a su ética ni a la del cuerpo del cual formo parte – dijo con cierta vergüenza pues era plenamente consciente de que sus acciones recientes distaban mucho de lo que aprendió en sus años de servicios en el CNI.

- No te preocupes Valentina, en ocasiones tenemos que saltarnos las reglas para proteger a los que amamos. No alcanzas a imaginar la cantidad de veces que he estado a punto de cancelar la extradición del hijo de Castañeda por miedo a que algo les ocurriese a mis hijas – suspiró profundamente – Créeme que te entiendo más de lo que piensas, pero respeto que tu decisión de no contarme todos los detalles al respecto.

- Es mejor así para todos señor, lo importante aquí es que finalmente tenemos una idea casi exacta de donde buscar el artefacto explosivo. Viajare a Bilbao esta misma noche para ir a por el tal Gorka, es nuestra única pista sólida. Si damos con él nos acercaríamos más al final de todo este infierno.

- ¿Tienes algún contacto allí? ¿Algo en lo que te pueda ayudar? – preguntó con sincero deseo de colaborar de alguna manera.

- En este asunto no creo que le sea posible, pero si hay algo en lo que necesitaré su ayuda – se miraron directamente a los ojos – Necesitamos hacer dos cosas muy importantes, lo primero es ganar tiempo con Castañeda. Debe pedir un encuentro con ellos y decirles que accede a su propuesta y que cancelara la extradición – el embajador la miró sorprendido sobre manera – Sé que es difícil para usted, pero es la única forma en que nos los quitaremos de encima por algún tiempo más. ¿Tenemos alguna forma de simular la cancelación de ese orden de "manera oficial"? – preguntó.

- Lo veo difícil Valentina, pero podría intentarlo. Podría emitir una documento con error en el protocolo, eso ocasionaría que se emita una orden de detención del proceso sin que se cancele como tal – respondió Sebastián arqueando una de sus cejas – Creo que funcionaria perfectamente para lo que buscamos por ahora – completó.

- Es buena idea, esa detención del proceso saldría en los medios de comunicación y haría el ruido suficiente para que Castañeda y su gente nos crea la disposición de cooperar con ellos – aseguró la agente y ambos asintieron – Lo segundo que debemos hacer es encontrar la forma de chantajear a González, lo necesitamos de nuestro lado, pero evidentemente la tortura o la presión física no funcionaran con él por lo que necesitamos otra estrategia – reflexionó la castaña.

Amor & PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora