Amor & Peligro

Capítulo XXVI: Despedida Parte 2

Trascurrieron un par de días en los que Juliana y Valentina intentaron prepararse lo más posible para todo lo que se les venía encima. Repasaron cientos de veces el plan de cómo la arquitecta saldría del país sin que pudiera ser rastreada por ningún organismo de seguridad internacional que apenas se destapara todo aquello emitirían busca de captura en su contra. La idea principal era cambiar su identidad y para ello la agente le había conseguido documentos falsos que perfectamente podían pasar desapercibidos en los aeropuertos de cualquier país, y por su lado Sepidéh introdujo en las bases de datos del FBI, por si realizaban algún rastreo de sus huellas digitales, la información de Rocío Alcázar que sería el nombre que usaría en lo adelante. En su nueva identidad era una neurocirujana que había estado en España por algunos meses mientras recibía capacitación sobre nuevos métodos de cirugía cerebral en una prestigiosa universidad.

También aprovecharon el tiempo para conocerse un poco más de manera personal, hablar de su pasado, de cómo fue su adolescencia y de sus familias. El padre y la madrastra de Valentina fueron grandes anfitriones, compartieron momentos muy agradables entre charlas y recuerdos divertidos que permitieron a la castaña renovar un poco el vinculo con su padre que se había resentido desde que él se casó nuevamente. Juliana se sentía muy cómoda entre los Carvajal, sin duda alguna eran buenas personas y su corazón no se equivoco al elegir a Valentina como su compañera de vida.

Para la arquitecta era imposible estar calmada todo el tiempo, pero la seguridad con la que hablaban Valentina y su padre sosegaba un poco su inquietud. Era muy evidente que sabían lo que hacían, eran expertos en todo aquello y su plan parecía no tener fisuras de ninguna índole. Ellos y Sepidéh, que sin duda era una gran aliada, tenían información y capacitación de inteligencia que era garantía de que salieran bien librados de la situación.

Juliana y Valentina debían regresar a Madrid, era de suma importancia para la morena infundir a su hermana menor la confianza suficiente para que supiera que estarían fuera de peligro, aunque tuvieran que separarse para estar mejor protegidas. Cuando hablaron por teléfono, Fernanda parecía muy tranquila y eso sorprendió enormemente a la mayor que de igual manera quería hablar con ella en persona para cerciorarse de que tenía todo el plan claro.

Por su lado Valentina, estaba lista para conversar con el embajador porque lo necesitaba de su lado, él sería su mejor aliado y apostaba a que estuviera dispuesto a cooperar con ella por el bienestar de todos los involucrados. En varias ocasiones, ella y la pelinegra, bromearon sobre el hecho de que por primera vez enfrentaría a su suegro y lo haría en aquellas más que inusuales circunstancias. La morena solía sonreír ante el nerviosismo de su mujer, más por enfrentar a su suegro que por la situación misma. Le parecía muy tierna su actitud y le regalaba besitos dulces y cortos para compensar su estado de susto.

Cada vez se sentían más preparadas y, a pesar de no tener garantías de nada, la calma se hacía presente entre ellas. Estaban resignadas a que tendrían que pasar un tiempo indeterminado lejos una de la otra, pero tenían plena seguridad de su amor y de lo que querían para su futuro. Se soñaban juntas, formando una familia y caminando de la mano por el resto de sus vidas, así que su disposición para pasar aquel trago amargo era la mejor. Una vez pasado ese obstáculo, lo mejor estaría por venir.

Había llegado el momento de despedirse de los Carvajal para regresar a Madrid y continuar con los siguientes pasos del plan. Los señores las acompañaron hasta cerca del taxi que las aguardaba, Juliana abrazó con cariño a ambos quedándose un poco más de tiempo cercana a Luciano.

- Gracias por hacerla feliz, nunca la había visto de esta manera desde que su madre murió - confesó aun manteniendo el abrazo - ... Nunca dudes de ella, a pesar de lo que se pueda presentar ella cuidara siempre de ti. Esa es su naturaleza, cuidar de los que ama y amar a corazón abierto.