Capitulo XIII: La primera Vez

9K 695 136
                                    

Después de compartir una noche llena de amor, pasión e intensidad Juliana y Valentina aún permanecían abrazadas mientras dormían y disfrutaban de los primeros rayos del sol que entraban por la ventana de aquella habitación que había sido testigo del amor que se confesaron una y otra vez la noche anterior, de las veces que se dijeron te amo y se prometieron estar juntas y luchar contra todo y todos por defender su amor.

Juliana fue la primera en despertar abriendo sus ojos lentamente para contemplar el hermoso rostro de su novia que se encontraba frente a ella mientras le abrazaba por la cintura y dormía profundamente. Esa mañana Valentina tenía la belleza propia de quien ha visitado el cielo en varias ocasiones de manos del amor y la pasión, su piel más suave y nívea que nunca y la paz reflejada en cada centímetro de su ser, la miró y no pudo evitar acariciar con ternura su rostro con el dedo índice recorriendo su nariz, frente, mejillas y regalándole suaves y delicados besos en cada uno de sus parpados. Deseaba quedarse allí contemplándola, estar con ella para siempre, sintiéndose y amándose como sus corazones se lo gritaban y sus almas necesitaban.

- Buenos días, amor – dijo Valentina con voz suave y adormilada mientras abría sus ojos muy despacio para luego regalarle una sonrisa dulce y tierna.

- Buenos días dormilona, perdona si te he despertado solo no me pude resistir a tocar tu carita hermosa – respondió con una enorme sonrisa pintada en su rostro.

- Me parece perfecto que no te puedas resistir a nada conmigo porque soy toda tuya de pies a cabeza, cada parte de mi ser y de mi alma le pertenece por entero arquitecta. - le abrazó pegándola más a su cuerpo y mirando directamente a sus enormes ojos marrones- Gracias por esta noche y este hermoso despertar, por quedarte conmigo. Es alucinante amanecer y tenerte pegada a mí, poder sentir tu calor y tu respiración tan cerca. -

- Gracias a ti por confiar en mi y contarme toda la verdad, por ser sincera y no tener secretos conmigo. Eres la persona más honesta que he conocido en mi vida, voy a estar agradecida eternamente pase lo que pase de ahora en adelante. – dijo la pelinegra mientras miraba su reflejo en aquellos hermosos ojos océano que le gritaban amor y devoción, que les pedían a gritos un beso de amor que ella le regaló a su chica. Un beso lleno de ternura con el cual le quería expresar todo lo que estaba sintiendo, ese sentimiento inexplicable y casi perfecto que se había apoderado de ella desde que la vio por primera vez en aquella playa. Valentina le respondía con la misma pausa y entrega dejándole saber que estaban unidas, enamoradas y dispuestas a entregarse cada día más al amor y la pasión que las desbordaba.

- Te amo – dijo dejando su aliento en los labios de Juliana - Lo que pasará de ahora en adelante es que seguiremos juntas, tu y yo. Me harás caso en todo lo que te diga y me ayudaras a cuidar de ti y tu familia, mantendremos los entrenamientos y te vas a esforzar mucho hasta lograr manejar todos las técnicas y movimientos. Te prometo que van a estar bien, yo me encargare de ello, aunque tenga que dejar la vida en el intento. – la arquitecta bajó la mirada en señal de miedo, tristeza y desconcierto – Mírame, el equipo que cuida de tu familia está formado por los mejores agentes del CNI. Todos tienen experiencia en protección de cuerpos diplomáticos y líderes políticos, saben perfectamente lo que hacen – le sostuvo la barbilla para que la mirara fijamente y se llenara de la seguridad de sus palabras.

- ¿Y todos se enamoran de sus protegidas o eres un caso especial? – preguntó Juliana tratando de alejar las dudas y los miedos que empezaban nuevamente a hacer un hueco en su estómago

- Obvio que no, porque no todos tienen a la protegida más guapa de este mundo -respondió con los ojos cargados de amor y una sonrisa casi angelical – Aparte tú y yo estábamos destinadas a encontrarnos, no fue casualidad que nos conociéramos en la playa y tampoco lo fue el hecho de que me enamoré sin saber siquiera tu nombre, sin saber que eras la dueña de mi corazón. Después de nuestro primer beso perdí la cordura y la razón, nunca más podré ser la misma de antes.

Amor & PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora