Juliana Valdés es una hermosa e intelectual arquitecta de 26 años, apasionada en todo lo que hace, amante de la vida y la naturaleza, defensora de las causas perdidas y acostumbrada a vivir bajo sus propios términos.
Valentina Carvajal es una irrev...
Valentina se encontraba recostada en el sillón de la sala mientras revisaba en su computador las nuevas evidencias que le había enviado su amigo Pepe la noche anterior. La agente no daba crédito a lo que veía con sus ojos, eran fotografías de la reunión secreta que sostuvo el señor embajador con Amelia Salazar, una de las manos derechas de Castañeda, que recientemente había arribado a territorio español según la información del informante que contactó Pepe desde algunos días atrás. Esto no tenía sentido alguno, qué haría el embajador reuniéndose con esa emisaria del cartel. La única explicación que consideraban ambos agentes era una de dos, o el embajador estaba involucrado en toda aquella trama, lo cual no poseía sentido alguno, o lo estaban obligando de alguna manera para adueñarse de su voluntad a través del miedo y la presión. Esto último llenaba a Valentina de temor y ansiedad porque era consciente de que los únicos puntos débiles del embajador eran sus hijas, Juliana y Fernanda.
La agente hacía mil teorías y suposiciones en su cabeza, se negaba a pensar siquiera en la posibilidad de que su suegro estuviera involucrado en aquella red criminal. Había interactuado poco con él, pero todo lo que su novia le decía y la investigación realizada por el CNI daban cuenta de que era una persona honesta y de muchos escrúpulos. No sería capaz de hacer algo contra la ley, al menos no en condiciones normales, pero aquí podrían estar de por medio sus hijas así que el juego cambiaba drásticamente.
Después de sopesar varias hipótesis en su cabeza un nombre le resonaba una y otra vez: González, él era el líder del cuerpo de seguridad del embajador y solo a través de él alguien podría contactarle. Él era el posible nexo que daría algo de luz sobre aquella reunión secreta y si estaba involucrado daría sentido a todo lo sucedido. Pero como investigarlo sin levantar sospechas, sin ponerle sobre aviso a él o a sus posibles secuaces. De inmediato pensó en Sepidéh, una ex compañera de sus entrenamientos en la Mossad, agente activa que prestaba servicios para el FBI en los Estados Unidos. Ella, sin duda alguna, podría ayudarle a obtener más información sobre el pasado de González sin alertar a nadie en el CNI y mucho menos en la embajada. Decidió enviarle un correo encriptado preguntando sobre el sospechoso para que le ayudara en su investigación, esto era normal entre ellas porque mantenía una comunicación constante y comúnmente se ayudaban en casos complejos e intercambiaban información clave de ser necesario.
Valentina tomó su móvil al recibir un mensaje de texto de su padre en respuesta a lo que ella le escribió la noche anterior.
"Por supuesto que puedes venir cuando quieras, Emma y yo estaremos felices de recibir tu visita" decía el mensaje en la pantalla. Sonrió porque a pesar de llevarse bien con la nueva esposa de su padre nunca pudieron tener una relación profunda ya que Valentina siempre sintió que le faltaba a la memoria de su madre si lo hacía. Sus interacciones se limitaban a visitas furtivas y en fechas especiales, sin embargo, era feliz porque su padre logró rehacer su vida y eso le alegraba el alma.
"Gracias papá, apenas pueda ir a Sevilla te aviso" escribió como respuesta ya que necesitaba ponerse de acuerdo con su pelinegra sobre el día en que viajarían a casa de su padre.
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