Capitulo XXI: La Fiesta, Parte 1

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Juliana Valdés era una mezcla perfecta de carisma, belleza e inteligencia que unidas al resto de sus cualidades la hacían un ser humano muy especial, con la capacidad de levantar suspiros y hacer soñar al resto con tenerla cerca. No era ajena al efecto que causaba en los demás que apenas la conocían no podían evitar sentirse atraídos por su adorable personalidad.

Era una especie de imán para los hombres que casi de inmediato caían rendidos ante sus encantos y gran parte de las mujeres sentían cierta envidia de su belleza física e intelectual, de su temperamento que tenía la dosis justa de dulzura y carácter. Como hija y hermana era un ejemplo, como profesional era respetada y admirada por sus compañeros de oficio, como ciudadana nunca había tenido si quiera una multa de tránsito. Era sin duda un modelo a seguir.

Le sobraban pretendientes de todo tipo, empresarios, funcionarios, artistas y un sinfín de osados caballeros que durante el paso de los años habían intentado conquistar su corazón sin éxito alguno. Solo Darvince Torres llego tan lejos en la vida de la arquitecta y estuvo a punto de llevarla al altar después de una relación que iniciaron durante el penúltimo semestre de su carrera universitaria y permaneció por algunos años.

Mientras más cerca se encontraba la fecha de su boda más se daba cuenta de que no estaba lista para dar ese paso, de que anhelaba otras cosas, de que aún estaba incompleta, que deseaba explorar y vivir. Necesitaba experimentar otras sensaciones y emociones, crecer como ser humano y profesional, explorar, descubrir su potencial y de lo que era capaz. Quería volar con sus propias alas hasta encontrar quien le acompañara en su vuelo por el resto del viaje, alguien que la hiciera seguir soñando y le llenara la vida con matices distintos a los que ella conocía.

Ahora, a sus 26 años, por fin sentía que había encontrado su par, su acompañante de este viaje llamado vida: Valentina Carvajal. Esa hermosa castaña que llego en el momento menos esperado reclamando el espacio que por destino le correspondía y la hizo replantearse todo, saltarse la reglas y vivir al límite. Atreverse a sentir sin complejos, a desear y disfrutar la intimidad como nunca lo había hecho.

Se sentía plena, feliz, llena de energía y dispuesta a defender aquel sentimiento que se había apoderado de su corazón y que ahora coloreaba sus días con nuevos tonos. Después de todo así es el amor, transforma lo que existe y crea cosas nuevas nuestro alrededor.

Ella y su Valentina eran muy distintas en forma y esencia; veían la vida desde puntos de vistas muy distintos, sin embargo, la certeza de sus sentimientos era su mejor aliado. Sus diferencias quedaban a un lado porque el amor podía más, las hacía sentirse invencibles y desear pasar de todo y todos y vivir su propio cuento de hadas.

Pero no todo puede ser perfecto, siempre existirán ciertas cosas con las cuales debemos lidiar en el día a día. La intransigencia y la terquedad muchas veces nos impiden ver el espectro más amplio y terminamos subestimando el sentir de los demás aún sin darnos cuenta.

.........

Valentina y Juliana se encontraban en una de las más exclusivas boutiques de la ciudad intentando encontrar el vestuario que usaría la arquitecta en la fiesta de esa noche. La pelinegra se había probado múltiples cambios de ropa que a la castaña le fascinaron, sin embargo, no se ponían de acuerdo en cual seria perfecto para la ocasión.

En ese momento la morena salió ataviada con un hermoso vestido largo en color negro, con un sugerente escote trasero que descansaba justo sobre el fin de sus caderas y dejaba al desnudo toda su hermosa espalda que solo era cubierta por unos tirantes cruzados...

- ¿Y qué te parece? – preguntó Juliana dándose la vuelta al salir del probador de chicas a una castaña que se encontraba en estado de shock al admirar la belleza de su pelinegra en aquel bonito modelo.

Amor & PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora