|| Veintitrés ||

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Primero que nada, ¡bienvenidos/as a nuestra clase! Hoy aprenderemos lo que es el amor paternal y lo preciosos que son Remus y Sirius.

Si no les importa, comenzaremos...

♣♣♣♣

Sirius y Remus se encontraban platicando cómodamente en el sillón. Acababan de iniciar las vacaciones de navidad y, por primera vez, había decidido ignorar cualquier excusa que el director Dumbledore le daba y tomar sus cosas para irse con sus padres.

Suspiró nervioso y, tal parecía, no hubo tiempo para tranquilizarse cuando Remus lo miró y le alentó para que se acercara. Su papá siempre había tenido buenos instintos, tal vez más que los de un hombre lobo común, más ahora que tenía una manada que le aceptara y protegiera sin importar lo que realmente era.

—¿Qué pasa, cariño? —la pregunta de Remus sólo hizo que otro suspiro saliera de entre sus labios.

Nathan odiaba sentirse así, él era de complejo seguro y confiado, pero ahora, con dos invitaciones entre su túnica, toda esa confianza que fue formando con el pasar de los años le estaba abandonando.

—Hmm... —realmente no sabía cómo iniciar— Como sabrán, he tenido a alguien cortejando conmigo...

—Ah, ¿al fin te vas a dignar a comentarnos de eso? —cuestionó Sirius cruzando sus brazos antes de ir Remus le lanzara una dura mirada.

—Lo sabemos, cariño, no es necesario ponerte nervioso, no estamos molestos porque tomaras tu tiempo para comentarnos eso. —Nathan se sentó en el espacio recién formado entre sus padres, se sentía cálido estar rodeado de sus seres queridos—  Sabemos que hay cosas que son difíciles de decir y estamos de acuerdo que tomes todo el tiempo que necesites para que te sientas seguro con todo esto.

—Rems, Siri... —las miradas que recibió de sus padres casi hacen que sus ojos se llenaran de lágrimas— Vengo a entregarles esto.

Dirigió sus manos hacia uno de los bolsillos de su túnica (una que le había regalado Voldemort, Nathan la había amado desde el primer momento que la vio) y sacó dos sobres, dándole uno a Remus y otro a Sirius.

Junto a Voldermort habían decidido que tendrían una unión formal con todas las costumbres sangre puras en ésta, sin importar que ya estuvieran unidos. Nathan se había llenado de ternura cuando el mayor delató que, conociendo lo cercano que era a sus padres, sabía que el joven quisiera compartir eso con ellos.

Aún cuando su pose de misterio y firmeza se viera afectado, Nathan había repartido besos por todo el rostro del Señor Oscuro.

—Será una reunión pequeña, sólo ustedes y unos amigos cercanos estarán invitados —informó sintiendo como Remus pasaba uno de sus brazos para brazarlo, Sirius siguiendo su acción por segundos—. Sólo que... bueno, mi pareja no es del lado de la luz...

—¿Lo quieres? —preguntó Remus mirándolo a los ojos. Querer era algo común y normal a comparación de lo inusual de todo, pero no sé metería en discusiones por eso. Asintió con seguridad— Entonces eso es lo que importa.

Aún con eso dicho, Nathan notó la mirada que se dirigían sus padres entre sí. Cuando iba a preguntar, su padre Sirius le interrumpió.

—Remus y yo nos hemos cuestionado mucho esto —susurró el patriarca Black con inseguridad. Nathan apostaba que no sabía qué palabras usar—, pero, ¿en qué bando estás?

Claramente no se esperaba esa pregunta. No creía que sus padres le preguntaran, al contrario, Nathan quería ser quién los preparara a ellos para esa conversación.

—A lo que Sirius quiere llegar —comentó Remus sonriendo para tranquilizarlo—, es que nos hemos dado cuenta de las anomalías que tiene la orden, cosas muy extrañas que no habíamos notado hasta que nos pediste no tomar nada que no viniera de Kreacher. —un suave apretón en su hombro hizo que la seguridad que Remus le quería transmitir lo invadiera— Sabemos que lo has notado y por eso nos lo pediste, por lo cual nos gustaría saber qué es lo que opinas de esto.

Después de pensarlo bien, decidió contestar.ñ:

—No estoy de ningún lado, aunque parezca que me inclino más a uno que a otro —murmuró mirando a sus padres, suspirando por lo bajo—. Estoy del lado de nuestra supervivencia. La mía y la de ustedes. Así que... hice un trato con alguien que es capaz de protegernos, nada peligroso, cuando notemos algo extraño podrían alejarse, pero...

—¿Tú ya no puedes alejarte? —devolvió Sirius cruzando sus brazos.

—Tampoco es que quisiera.

Sus padres se miraron tras esa confesión y se asintieron el uno al otro. Nathan se imaginaba una rara forma de conversación que sólo ellos dos entendían, casi como él y Voldermort.

—Estaremos en el lugar que tú estés, cachorro —dijo Remus sonriendole con cariño.

—Cierto, nunca te dejaremos.

Con eso, los ojos de Nathan se llenaron de lágrimas. Tenía todo lo que quería, ¿qué más podría pedir?

♣♣♣♣

Amo a esos tres ;;

Conexión idónea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora