|| Diez ||

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La tensión era enorme, Harry podía sentir por su sistema cómo su sangre parecía correr más lento a causa de eso.

Estaba en el comedor junto a todos los de la orden mientras éstos hablaban sobre el supuesto traidor, unos echándose culpas a otros mientras Remus sólo se encargaba de acariciarle el cabello para tranquilizarlo.

—A lo que yo sé, bien podría ser tú —gruñó Sirius dirigiéndose al maestro de Pociones, quien le devolvió una mirada llena de odio.

—En primera, si hubiera sido yo no tendría la necesidad de decirles que había un espía —dijo arrastrando las palabras. Harry tuvo que apuntar mentalmente un punto para Snape—, ¿por qué me delataría de esa forma tan ridícula?

—Pero tú...

—Confío completamente en Severus, Sirius —interrumpió Dumbledore, quien se encontraba sentado en la esquina de la mesa—. Ha mostrado más de las veces necesarias que es leal a este lado.

Sirius sólo bufó y se recostó rudamente en el respaldo de la silla, el ojiverde simplemente puso su mano sobre la pierna de su supuesto padrino, quien lo miró para luego dirigir su mirada a Remus y suspirar.

—Yo descuento de mi lista totalmente de Remus y Sirius —apuntó Tonks, defendiéndolos—, no los veo capaces de hacerle eso a Harry y siempre se han encontrado encerrados en la casa Black, casi ni ven el sol.

Dumbledore asintió de acuerdo con eso, Harry sólo quiso poner los ojos en blanco cuando la metamorfomaga miró al licántropo para tener su aprobación.

—Hay cuatro personas totalmente descalificadas —acordó el director mientras veía a todos en la habitación—: Severus, Sirius, Remus y, obviamente, Harry.

Justo ahí fue cuando las voces se alzaron tratando de probar su inocencia. El menor miró al castaño, que antes le acariciaba su cabello, taparse los oídos mientras fruncía el entrecejo. Ante eso, Harry no pudo mantenerse callado.

—¡No sirve de nada que hagamos eso! —elevó su voz, causando que todos los presentes le dirigieran su mirada y, segundos después, Remus se destapara sus oídos— No se pueden hacer planes y todo esto sólo está causando desconfianzas entre nosotros, una reunión con todos no probará quién es menos traidor que otro.

—Estoy de acuerdo con el mocoso, por más que me pese —dijo Severus Snape mientras cruzaba sus brazos—. Éstas no son cosas de las que se deban enterar todos cuando sabemos que hay alguna fuga de información.

Dumbledore asintió, debían encontrar una forma de mantener la calma y, al mismo tiempo, descubrir al espía de una forma que ni éste se dé cuenta.

Miró a todos los presentes tratando de analizarlos, pero su mirada se detuvo en Harry Potter, el muchacho parecía concentrado en algo, pensando y, tal vez, siguiendo su instinto.

El instinto de ese joven era formidable.

—¿Podríamos quedarnos en la habitación sólo los anteriores nombrados juntos a Mundungus, Elphias, Kingsley, Nestor, Tamsin y Herbert? —le pregunta sorprendió a todos, quienes miraron interesados al joven y luego a Dumbledore.

El líder de la orden hizo una seña para que esto pasara, dejando que la mayoría de éstos se salieran de la habitación sin protesta.

—¿Qué es lo que pasa, mi muchacho? —cuestionó Dumbledore. El ojiverde podía ver que el director ya podía imaginar sus siguientes planes o, peor, que lo estuviera leyendo a la perfección.

—Confío en que ellos no son —declaró con sencillez —... y sí, Mundungus está incluído porque es demasiado miedoso como para pararse frente al Señor Oscuro.

Un chillido indignado y unos pocos suspiros aliviados salieron al aire.

—¿Nos vamos a dejar guíar por un presentimiento? —cuestionó Kingsley nada convencido— Estamos hablando de información de alto rango que podría filtrarse...

—Debo admitir que las intuiciones no son correctas en la mayoría de los casos —concordó Dumbledore antes de sonreír—, pero Harry tiene una intuición más allá del razonamiento humano.

—¿Intuición o suerte? —bufó Snape.

—Confío en su intuición tanto como confío en ti, Severus. —ante eso, el pocionista cruzó sus brazos, decidiendo confiar de igual manera en lo dicho por el anciano.

—Estoy seguro que podríamos planear algunas actividades entre nosotros para poder detectar al verdadero espía, ¿están de acuerdo?

Todos asintieron menos Dumbledore, quien sonrió como un abuelo orgulloso del joven frente a ellos. A penas un niño y ya con la capacidad de liderar hasta a personas mayores que él, debía admitir que por eso había decidido que Harry tendría más oportunidades de ser el elegido que Neville.

La plática siguió hasta que llegaron en pequeñas conclusiones, distinta información filtrada accidentalmente hacia ciertas personas y algunos planes para que éstos confiaran en la persona que le decía esos datos.

Según Harry, cosa que todos estuvieron de acuerdo, cada uno de los presentes tenía una persona de confianza fuera de esas puertas, Remus a la familia Tonks, Sirius a algunos reclutas jóvenes, Harry a los Weasley y la lista podría seguir hasta abarcar toda la orden.

Algo sencillo, pero tendrían que ser cuidadosos.

—Si eso es todo, debo retirarme —comentó Kingsley suspirando—. También recomiendo que se termine la junta, es demasiada información y debemos procesarla.

—Yo debo ir a mi trabajo o cuestionarán mucho —siguió Nestor asintiendo a lo anterior dicho.

Así, uno por uno comenzó a despedirse hasta quedarse sólo seis personas. Remus acariciando la cabeza del menor con cariño y Sirius miraba a los dos con una sonrisa de adoración. Severus debió hacerse una nota mental de eso, algo había cambiado en esos tres.

Ignorando ese pensamiento, el profesor se dirigió a la puerta y la cerró con delicadeza.

—¿Por qué la cierras? —escupió Sirius de forma rápida.

—¿Potter? —la pregunta hizo que el joven sonriera y se alejara un poco de las caricias.

—Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos —murmuró encogiéndose de hombros—. No confío en Mundungus, Nestor, Tamsin y Herbert —informó mirando al director, quien sólo asintió para que siguiera hablando—; metí a Elphias y Kingsley porque necesitaba que hubiera gente de confianza para que los otros creyeran que realmente confiamos en ellos.

—Entonces es un doble juego —aclaró Severus sorprendido por la técnica del menor.

—¿Doble juego? ¿De qué hablan?

—Harry está manteniendo a los más sospechosos en un área de confort ante nosotros, así sería más fácil controlar sus movimientos y saber quién podría ser el espía —explicó Dumbledore a Sirius, quien miraba a su niño con sorpresa.

—Hacemos planes entre nosotros seis sin informar a los demás, algunos datos sólo se los diremos a alguna persona —dijo el ojiverde recargando su espalda a la silla—. Ésta no pensará en nuestra desconfianza, irá a decirle al Señor Oscuro y culpará a alguien más...

—Pero sería una información que sólo esta persona sabría, delatándole de inmediato —terminó Severus mirando al más joven, quien asintió.

Los presentes se miraron y asintieron para cada uno, debían empezar los planes.

Conexión idónea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora