|| Catorce ||

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La mirada del Señor Oscuro viajó hacia el suave sonido con interés, pero nadie se encontraba en la ventana. Hubiera pensado que era su mente de no ser porque Severus y el futuro asesinado también habían volteado en busca del dueño de la risa.

Levantó una de sus inexistentes cejas y dirigió su varita hacia la ventana, claro, después de lanzarle un hechizo a Néstor para que no se moviera.

Unos momentos después, la risa volvió a invadir la habitación.

—¿Reí demasiado alto? —la pregunta era retórica, pero eso no fue lo que llamó la atención del ojirojo, sino que la voz se había desentonado en algunos momentos.

—¿Un hechizo para ocultar tu voz? Interesante.

—Confío en que me reconocerían de no ser así.

Pasaron unos segundos en silencio antes de que Voldemort bajara su varita y sonriera. Sólo había una persona capaz de pasar por las barreras sin ser detectado, sin mencionar...

El ojirojo escaneó peligrosamente el área hasta que se encontró en un punto exacto de la rama, casi como si un hilo invisible lo obligara a mirar a esa dirección. No podía diferencias desniveles, por lo cual dudaba que estuviera usando algún hechizo desilusionador, era algo más.

Con un movimiento de sombras negras, una persona se encontraba sentada en el mismo lugar que estaba observando. Lo único que podría detallar de la figura era su altura, la cual no era mucha. Fuera de eso, una capa/túnica negra cubría todo su cuerpo y formaba una sombra por sobre los ojos, impidiéndole ver más que unos suaves labios sonriendo hacia su dirección.

—No pensé que hubieras decidido aparecerte frente a mí —dijo Voldemort con un tono interrogatorio, logrando que la sonrisa del contrario se ampliara.

—No pensé que estuvieras tan urgido por verme —contraatacó el otro con suavidad, ladeando su cabeza con curiosidad—. Sigo dudando que el sombrero seleccionador haya... —Lord Voldemort miró curioso el silencio del encapuchado— Olvídalo, es un chiste entre nosotros.

Debía admitir que esa última frase logró su cometido. Voldemort volteó a ver al hombre petrificado frente a él y luego a Severus.

—¿Debo descifrar eso como si quisieras una cita privada conmigo? —una carcajada fue parte de la respuesta.

—¿Me está coqueteando, Lord Voldemort?

—¿Me estás negando ese placer?

Volvieron al silencio, pero sólo el Señor Oscuro supo lo que significaba la falta de respuesta. No lo estaba ignorando, no lo estaba pensando. No. NB lo estaba aceptando.

—Mátalo —fue la última respuesta que obtuvo—. Finge que no llegué y mátalo... sería el mejor regalo de cortejo que alguien pudiera darme.

Oh, sí. Voldemort sintió una sorpresa placentera de que el otro conociera tradiciones tan antiguas como el cortejo y sus regalos. Pero no se dejaría manipular.

—¿Por qué lo haría? —siseó acercándose hacia la ventana, seguro de que su hechizo seguía encima de Néstor y, de no ser así, Severus actuaría antes que el castaño— ¿Por qué echarle la culpa a un hombre inocente?

—Lamento decepcionarlo, gran Señor Tenebroso, —la voz que le contestó era diferente a la que al inicio sonó. Ésta parecía más suave, más... ronroneante— pero fue usted quien se equivocó con las preguntas. Le doy puntos por sus pedidos, pero la interrogante correcta debió ser si NB era o no un seudónimo.

—Muerte por tu nombre —contestó el Lord, levantando su varita hacia el petrificado.

—Es una historia larga, pero puedo responderle que mi verdadero nombre sí tiene de iniciales NB.

Entrecerró los ojos, la persona en el árbol siempre parecía escurrirse entre las manos, contestando a medias sus preguntas para continuar actuando con normalidad.

—¿Últimas palabras? —cuestionó Voldemort al capturado, dejando que el hechizo dejará su cabeza sin abandonar su cuerpo.

—¿Por qué? —si alguien pudiera ver la cara del encapuchado, encontrarían una ceja elevada mientras que sus ojos proyectaban odio.

—Porque siempre estuviste detrás de Sirius aún cuando supiste que él ya tenía pareja —siseó en respuesta el invitado inesperado—. Sabes que Sirius es un estúpido, y te aprovechaste de eso. —balanceando unos momentos sus piernas, el encapuchado tomó vuelo para caer dentro de la habitación— Porque hacías lo posible para que Remus se sintiera mal, porque coqueteabas con Sirius frente él... porque supiste que ellos eran mis padres y quisiste tomar el lugar de Remus.

—No puede ser...

—Mátalo —siseó el menor acercándose al Lord—. Ahora, mátalo.

—¡Mocoso infeliz! —El grito resonó por la habitación, pero fue deliberadamente ignorado por el otro, quien se acercó cada vez más al Señor Oscuro. Tocando su hombro y, casi como una serpiente enredándose por el cuerpo ajeno, NB le susurró en el oído.

Mátalo. —tras decir eso en pársel, Voldemort reaccionó y un rayo verde salió de su varita para impactar en el pecho de Baker.

Claro, Voldemort no seguiría las órdenes de alguien más sin antes estar seguro que tendría lo que deseaba.

Agarrando la mano que se había colado por su hombro, el mayor jaló al encapuchado frente a él para luego empujarlo contra la pared. No hubo necesidad de varita. O, mejor dicho, Voldemort no quería usar su varita si eso implicaba tocar la piel del otro.

Acorralado, NB sólo pudo sonreír de una forma casi sádica y, esperando de antemano los movimientos del contrario, dejó que la capucha dejará su lugar y cayera hacia su espalda.

Fue ahí que Lord Voldemort notó dos hermosas cosas: Los ojos verdes mirándolo maravillados y las inexistentes ganas de matar al chico-que-vivió.

♣♣♣♣

¡Feliz navidad!
Espero se la pasen bien y rodeados/as de sus seres queridos... Si no es así, no duden que yo estaré para ustedes.

Este capítulo es su regalo, pero también se los dedicado a tres personitas impacientes: Hebi_Death, Landron1415 y marialefo

Gracias por leer y votar, ¡les adoro!

Conexión idónea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora