Una ligera risa interrumpe cualquier discusión dentro de la sala de juntas. Si bien la voz era suave, por alguna razón -Voldemort supuso que se trataba de hechizos- se escuchó con sutileza por toda la estancia, logrando llamar la atención de su círculo cercano.
Todos comenzaron a mirar a su alrededor para saber de dónde llegó el sonido, pero no fue hasta que el Señor Oscuro sonrió y miró hacia una esquina en particular que todos miraron hacia esa zona.
Claro, nadie logró ver nada, pero no dudaban de que su Lord supiera que ahí estaba el causante de esa risa.
—¿Desde cuándo llevas espiando? —la pregunta fue siseante, causando un temblor en las espaldas de sus seguidores.
—No mucho —contestó una voz distorsionada, la misma voz que había escuchado la primera vez que se encontró con Nathan—. Estoy desde... que inició la reunión, tal vez unos minutos después.
—¿Tienes algo que agregar?
El silencio que se formó después de esa pregunta sólo fue roto por el sonido de telas moverse. Segundos después, una persona encapuchada se encontraba recargándose a la pared mientras cruzaba los brazos.
—No pensé que detuvieras cualquier intento de secuestro hacia Harry Potter —comentó con tranquilidad—, pero la orden ha estado sigilosa después de lo que pasó con Néstor, podría ser una buena oportunidad para desestabilizarlos.
Nadie en la sala hablaba, sólo se encargaban de ver la peculiar escena que tenían frente ellos. Por otra parte, Lord Voldemort levantó una de sus inexistentes cejas. Nathan no pudo dejar de pensar en lo hermoso que era el hombre cuando no tenía esa apariencia serpentosa... pero, claro, esa imagen sólo le provocaba curiosidad y, de cierta forma, también le atraía.
—¿Algo más? —Nathan levantó una de sus comisuras ante la pregunta. Voldemort no quería saber más su opinión, era más una pregunta para saber qué hacía ahí.
—Hogwarts se quedó sin profesora de Defensa —informó encogiéndose de hombros—. Sería buena idea que alguien de confianza tuviera ese puesto. —el encapuchado se alejó de la pared y dio un paso hacia el Señor Oscuro—, pero no vine a hablar de eso. —Ahora la sonrisa se convirtió, de alguna forma, en una sonrisa gatuna, estaba seguro que Lord Voldemort estaba a nada que correr a sus seguidores, pero se haría del rogar, por lo cual...— También encontré una diadema que hace un estupendo juego con mi collar.
—Todos, largo.
No se tuvo que decir más para que todos los presentes se levantaran y caminaran rápidamente hacia la salida mientras que el joven se acercaba en una tranquila caminata hacia el Lord. Nadie sabía qué pasaba y, si el último mortífago vio al encapuchado sentarse en las piernas de Voldemort, seguramente no comentaría nada.
—Quiero suponer que fue una idea dejar en la Sala de Menesteres tu juguete y no algo inesperado —ronroneó Nathan pasando sus brazos por el cuello del mayor mientras éste se encargaba de rodear su cintura con los suyos—. Arriesgado movimiento, ¿quién pensaría que esconderías algo tan preciado para ti en las narices de Dumbledore?
—Tú, al parecer. —Nathan sonrió ante esa afirmación.
—Supuse que harías eso. —la capucha cayó y los hermosos ojos verdes relucieron en contraste de la oscura habitación— Soy amigo de algunos fantasmas, por si no sabes —informó acercándose sutilmente a los labios ajenos—, una hermosa fantasma me comunicó que un estudiante prometió guardar la reliquia de su madre.
—Helena Ravenclaw... —un dedo índice se coló hacia los labios del Lord (¿Lord Voldemort tiene labios?, pensó Nathan) antes de sonreír.
—No me interrumpas —murmuró acariciando el labio inferior del contrario—, por muy Señor Oscuro que seas, es de mala educación interrumpirme.
—Pero mira quién lo dice...
—Tss, tss, tss —susurró el joven acercándose más a Voldemort—. Tengo en mi posesión cuatro fragmentos de tu alma, ¿no crees que merezco un poco de agradecimiento? —la sonrisa que tuvo en respuesta sólo causó un revoltijo de ansias en su estómago— Como decía: la amable Helena me contó su historia contigo... ¿no pudiste dejar de ser tan coqueto con todos? —siseó casi como si fuera capaz de morder a Voldemort en esos momentos y... bueno, el Señor Oscuro no pudo dejar de pensar exactamente en dónde le gustaría la mordida— Fue fácil descubrir los otros lugares donde guardarías un horrocrux.
—Así que vagaste por todo el castillo en busca de la diadema de Ravenclaw —afirmó el Lord sin separar sus ojos de los contrarios, aunque aquellos labios clamaban por su atención a gritos.
—Así que decidí que el pedazo de tu alma dentro mío me guiara a él una vez que supe dónde se encontraba. —dicho eso, Nathan sintió un apretón en su cintura, acercándolo más (como si eso fuera posible) a Voldemort.
La posesividad de la acción sólo causó que la suave risa recorriera la habitación. Voldemort no sabía qué tenía la voz del contrario, pero poseía una peculiar manera de tranquilizarlo.
—Dijiste cuatro fragmentos, yo sólo recuerdo que tienes tres, ¿cuál me falta? —cuestionó mirando fijamente a los ojos verdes que tanto lo tenían fascinado.
—El anillo, la diadema, el pedazo dentro de mí y tu diario, querido.
—Lucius me informó que el diario fue destruido —siseó entrecerrando los ojos. Si Nathan sintió un doloroso apretón en donde se encontraban las manos del Lord, simplemente lo ignoró.
—Eras un chico apuesto, ¿cómo podría yo eliminar cualquier evidencia de eso? —ronroneó acercando su rostro al contrario, dejando sólo unos centímetros de distancia entre los dos— ¿Cómo eliminaría a un joven apuesto que se ha encargado de enseñarme cosas que nunca me hubieran enseñado en Hogwarts?
Voldemort levantó una no-ceja, su yo joven podría enseñarle varias cosas al pequeño Gryffindor, pero... ¿hasta qué podría enseñarle?
Analizó el rostro del menor y luego la forma en la que su cuerpo se cernía sobre él. Las piernas abiertas para poder tener un mejor acercamiento y su rostro a poca distancia. La confianza con la que se movía y la seguridad con la que se expresaba... Nathan sabía que era hermoso, jodidamente sensual, ¿lo habrá descubierto con su diario?
No. Su diario esperaría a que la experiencia fuera más completa.
Entonces, ¿quién...?
—Tu mente grita y tu alma siente, Tom —susurró pasando una de sus manos a la parte trasera de su cuello—. Si tú puedes entrar a mi mente sin necesidad de contacto visual, ¿qué te hace pensar que yo no puedo entrar a la tuya? —se miraron fijamente por unos momentos. El Señor Oscuro ya se estaba hartando se ese juego— Pero no. —Voldemort se quedó quieto después de eso, la voz de Nathan parecía más cercana, como si emanara desde dentro de su cabeza— El joven Tom Riddle sólo me enseñó de magia oscura, de pociones, rituales y... —el fuego se prendió dentro de los ojos ajenos y Voldemort sólo pudo saciarse memorizando esa fascinante imagen— también me enseñó un poco sobre el arte de la seducción.
Lord Voldemort luego pensaría en cómo controlar la nueva conexión que poseía con el joven y el qué podía hacer para que éste estuviera a salvo por muy cuidadoso que fuese, pero -por ahora- se concentraría en los suaves labios que se dedicaban a besarlo.
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Conexión idónea.
FanficTantos secretos no son permitidos, NB se encargará de encontrar la mejor manera de ponerlos a la luz mientras ayuda a sus seres queridos. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temática chico x chico. Si nunca has leído este tipo de...