|| Cuatro ||

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Lord Voldemort miró con aburrimiento la puerta del lugar, viendo entrar a Severus Snape después de que ésta se abriera.

El maestro de pociones se hincó frente a él diciendo un muy respetuoso "mi Lord", ganándose una mirada analizadora por parte del nombrado.

—Severus —nombró el mayor logrando la mirada de su seguidor—, ¿desde cuándo el mocoso Potter no vive con sus tíos?

—¿Mi Lord? —cuestionó el ojinegro con confusión.

—No lo repetiré, Severus.

El Maestro simplemente agachó su cabeza con sumisión.

—Desconozco esa información, señor.

—Curioso —comentó—. Me llegó el rumor de que ya hacía tiempo de eso, pensé que debías estar enterado —el mortífago lo miró ocultando sus emociones—. Trata de conseguir más información o dejarás de servirme.

—Sí, mi Lord.

—Y, Severus —detuvo al nombrado cuando éste se paraba para irse—, ¿hay algún miembro nuevo en la orden?

—No, mi Señor.

—Bien —siseó—. Ya te puedes ir.

El pocionista se fue después de una despedida formal, dejando al Señor Oscuro solo en la amplia habitación.

Severus se dirigió a las orillas del territorio, justo en el lugar de desapariciones, dónde se dirigió directamente hacia Grimmauld Place y caminó hasta llegar a la cocina de dicho lugar, donde se encontraba la persona que buscaba comiendo con tranquilidad dulces de limón en medio del ruido normal de la casa.

—Tenemos un espía entre nosotros.

Esas palabras fueron las suficientes para que los presentes se callaran. Harry miró a su profesor frunciendo el ceño curioso, luego dirigió su mirada a Sirius, quien miraba con sorpresa al recién llegado.

—Harry, creo que es momento de irte —comentó Remus a sus espaldas, poniendo sus dos manos en los hombros dándole un pequeño masaje.

—No. —Sirius ganó las miradas de la habitación después de eso— Es su pelea también, opino que ya es hora de dejarle oír nuestras conversaciones y, si es posible, que se una a la orden.

El ojiverde miró sorprendido a su padrino, quien se había puesto a su lado. El licántropo simplemente suspiró y miró a los demás presentes, quienes eran los más allegados a Dumbledore junto con Dedalus Diggle, quien era una de las personas con las que Harry mejor se llevaba.

—Yo estoy a favor —opinó Remus acariciando el cabello del más joven con protección, como si no quisiera que se metiera tanto a la guerra, pero era necesario soltarlo. Como un padre cuidando a su hijo—. Ya es hora que sepa porqué está luchando.

Tonks fue la siguiente en apoyar con entusiasmo sin dejar de mirar al castaño, recibiendo una mirada enojada por parte de Sirius y la sonrisa del licántropo.

Después del apoyo de todos menos el de Snape y la señora Weasley, Dumbledore aceptó que Harry se quedara a escuchar con algunas restricciones sobre la ida a campo libre.

Poco tiempo después la discusión sobre el posible espía empezó a surgir junto a diferentes ideas para delatarlo.

Harry se recargó un poco al respaldo para seguir teniendo el contacto del comedor de chocolates, quien simplemente sonrió depositando un pequeño beso en su cabello al mismo tiempo que Sirius agarraba la mano que se encontraba en su hombro y la apretaba con cariño.

En ese momento, Harry no pudo pensar que se sentía realmente en casa.

♣♣♣♣

Día veinticuatro de octubre, vigésima cuarta publicación.

Son libres de hacer sus teorías, pero yo no afirmaré ni negaré nada(?

¡Les amo!

Conexión idónea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora