Hoy es lunes y, ¿saben qué pasa los lunes? ¡Exacto! ¡Nuestras clases son los lunes!
ANTES DE LEER: Tal vez deban releer un poco los primeros capítulos, ahí les daba una pista de lo que pasa aquí (las etiquetas también podrían haber sido demasiado claras).
♣♣♣♣
Estaba lleno de nervios. No había más qué comentar. Era su día especial y lo único que podría pensar era en la forma más sutil de que sus padres vieran a Lord Voldermort y no lo atacaran. Si bien el Señor Oscuro le había dicho que no se preocupara, ciertamente estaba horrorizado.
Sabía que podía detener la pelea, pero el hecho de que hubieran algunos mortífagos cercanos y que las únicas personas a las que Nathan había invitado eran a sus padres... Era una desventaja considerable.
Cuando alguien tocó la puerta de la habitación donde se estaba arreglando, el joven dio todo de sí para no demostrar lo que sentía.
—Pase. —su voz sonaba tranquila, casi soñadora.
—¡Cachorro! —saludó Sirius una vez que entró, haciendo todo el ruido posible y levantando una pequeña caja en sus manos— ¡Rems y yo te conseguimos esto!
El menor levantó una de sus cejas y tomó el regalo, mirando a sus padres con curiosidad.
—Los regalos se abren hasta el final —informó haciéndose el desentendido. Era claro que había algo en la caja que ameritaba ser usado antes del enlace.
—Abreabreabre —comenzó la mantra de Sirius, haciendo reír a los dos presentes.
No se hizo del desear y abrió la caja con delicadeza. Tuvo que mirar a sus padres para luego volver a su nueva adquisición.
—¿Cómo lo consiguieron? —preguntó sacando un collar para su cabeza, la cual combinaría de maravilla con todos los obsequios que su esposo le había dado.
—Es un secreto bien guardado —susurró Sirius sonriendo, dejando que el hombre lobo se acercara para acomodar el regalo en el cabello de su niño—. La familia Black es de la segunda rama de los Ravenclaw. No de Rowena como tal, más bien de la tía de ella.
Nathan miró al espejo de la habitación, viendo cómo su papá le acomodaba dicho objeto en su cabello. Tal vez, verse por última vez en el espejo antes de que la ceremonia iniciara había causado que su seguridad subiera.
♣♣♣♣
Ahí, parado en medio del círculo de runas, se encontraba el Señor Oscuro. Esperaba a su pareja, más aún cuando los padres de ésta entraron a la habitación del ritual con una sonrisa complacida. Sonrió, ¿cómo se comportarían si se enteraran de quién era realmente?
Dejó sus pensamientos de lado cuando la puerta principal se abrió y, como dictaba el ritual, las personas en la sala comenzaron a hacer un pequeño cántico. Era algo muy antiguo, por lo cual muy pocos magos se encontraba presentes, no quería que algún ignorante arruinara todo. En caso contrario, estaba seguro que hubiera invitado a más mortífagos.
Pero, claro, cualquier pensamiento se detuvo cuando miró detenidamente a su pareja. Su oreja llena de aretes que él le había regalado. Su cuello adornado con el collar de Ravenclaw, sus manos con los diversos anillos que le hizo llegar, la pulsera para el tobillo mostrándose de maravilla gracias a que todo era mejor si estaban descalzos... Pero, lo que hizo que la simple figura de Nathan fuera tan etérea fue el adorno en su cabello. Suspiró.
Tan metido estaba en su revisión que no notó la mirada de sorpresa que tenía Nathan hasta que lo tuvo frente a él, justo dentro del círculo.
—Tienes nariz —murmuró el joven sorprendido, haciendo que el Lord sonriera.
—Siempre he lucido así —debatió en voz baja. Podían hablar al inicio, en unos minutos (cuando el cántico se alzara y comenzaran a sentir su sangre hirviendo) dudaba que pudieran seguir la conversación.
—¿Y por qué nunca te he visto así? —acusó el joven comenzando a sentarse en el suelo, su esposo siguiendo sus acciones.
Tom Riddle rió bajo, siempre se había mostrado así porque... porque causaba temor. Era estúpido, pero le servía con sus mortífagos. Por otro lado, desde que supo que alguien podía entrar de un momento a otro a su mansión, no quiso que el desconocido supiera de su verdadera apariencia.
Eso y que, cuando Nathan lo veía con esa hermosa sonrisa aún con su serpentoso rostro, podía sentir que todo eso no importaba realmente, que Nathan estaba viendo su alma, no su físico.
Y le encantó.
Ahora, en medio de su ritual, Riddle no quiso seguir jugando ese juego. No después de saber que su chico sólo se fijaría en él, no en Lord Voldemort o en Tom Riddle. Simplemente... en su alma, en cada uno de los fragmentos que la conformaban.
—Supongamos que era una prueba —contestó el mayor acariciando la mejilla de su amante, quién suspiró cerrando sus ojos y recargándose al tacto.
—Supongamos que la pasé —balbuceó Nathan acercándose aún más.
Ahí, justo cuando su sangre comentaba a arden demostrando la efectividad de su unión, Nathan decidió besarlo. Una y otra vez, ambos ignorando los siseos de dolor que soltaba el otro, simplemente mostrando más atención en el anestésico que figuraba los labios ajenos.
Ahora, con su unión firmemente establecida, la profecía podría irse al diablo y, junto con ella, Albus Dumbledore.
♣♣♣♣
Síp. Hasta Lord Voldemort quiere que lo vean como realmente es y no como el gran Señor Oscuro que ha estado fingiendo ser.
Les presento oficialmente a Tom Riddle, esposo de Harry Potter.
En un capítulo puse que algo referente al físico de Tom y su fachada una mención casi nada insignificante, ¿lo olvidaron?
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Conexión idónea.
Fiksi PenggemarTantos secretos no son permitidos, NB se encargará de encontrar la mejor manera de ponerlos a la luz mientras ayuda a sus seres queridos. Los personajes pertenecen a la escritora J.K. Rowling. Temática chico x chico. Si nunca has leído este tipo de...