|| Diecisiete ||

8.9K 1.3K 136
                                    

—Eres un bastardo.

Eso fue lo primero que escuchó al despertarse una semana después de que descubriera la identidad de NB. Sonrió al reconocer la voz.

—¿Cómo se te ocurre mandar un objeto oscuro al nombre de "Harry Potter"? ¡Me lo quitaron antes de poder llegar a mis manos! —el chillido indignado lo hizo querer reír. No lo hizo, pero casi pasaba— Eres todo un caso.

El Señor Oscuro se sentó en su cama, casi agradeciendo que se durmiera con una túnica negra, no debía ser nada tenebroso ver al mago oscuro más poderoso de la época vistiendo una simple pijama.

—Deberías avisar que vienes, es de mala educación llegar a una casa sin ser invitado. —la siseante voz tenía como objetivo hacer retroceder al más joven, pero fue completamente normal que eso no pasara.

—Como si eso te importara —bufó Nathan dejando el marco de su ventana para ir hacia la cama del hombre/serpiente—. Me debes un regalo.

—El regalo está conmigo, lo que mandé era el señuelo. —el ojiverde levantó una ceja, sentándose en la cama del mayor como si ya lo hubiera hecho millones de veces— La libreta se acabó.

Como si ésa fuera la explicación del año, el menor puso los ojos en blanco.

—No pienso darte otra.

Voldemort negó con la cabeza y sacó un pequeño colgante que tenía un águila con una R como dije. Nathan lo miró curioso, decidiendo si tocarlo o no... porque uno nunca sabía con un Lord Oscuro.

—Supongo que es complicado venir hasta aquí y regresar sin que nadie se dé cuenta.

—Es el collar de Ravenclaw. —el menor decidió tocarlo sólo por esa razón, pero el ojirojo se negó a entregárselo.

—Lo encontré por ahí —dijo como si no fuera gran cosa—. Ahora, voltéate.

Nathan siguió su orden y le dio la espalda al Lord, no pasaron más de dos segundos cuando el pequeño dije se coló por su cuello. El menor no perdió tiempo y volvió su mirada hacia Voldemort.

—¿Cómo me veo? —preguntó recibiendo una mirada profunda por parte del Lord Oscuro. No necesitó palabras para sentirse realmente hermoso, tan sólo una mirada así lo hizo sentir como si fuera una Reina.

—No pensé que el azul te quedara tan bien —aduló Voldemort antes de levantar su mano para acariciar la mejilla de Nathan. El joven no tardó en acomodarse con tranquilidad ante la atención prestada—. Es un traslador, te traerá las veces que quieras sin la necesidad de burlar mis barreras.

—Eso era lo divertido de venir...

—Potter...

—Error —interrumpió el menor sonriendo, mientras acunaba con una de sus manos el collar—. Es Black... o Lupin, aquí entre nos, Remus parece más el padre, Sirius es más un hermano rebelde...

—¿No crees que estén en desacuerdo con que seas un espía? —la pregunta salió de la nada, ni Voldemort tenía planes de hacerla ni Nathan de que se la preguntaran, pero, pensándolo bien...

—Yo haría lo que fuera por ellos. —Voldemort no hizo ningún intento de detenerlo o exigirle que fuera al punto, cosa que le sorprendió. Si el joven frente a él fuera algún mortífago... lo más seguro es que un crucius evitaría que divagara— Sé que ellos harían lo mismo por mí, ya lo han mostrado. Dudo que hagan algo en mi contra.

—Curioso ese pensamiento. —o, tal vez, lo curioso era el amor tan grande que se tenían entre ellos. Puede que los celos llenaran una pequeña parte del Lord, pero éste no hizo nada para demostrarlo.

—Es lo que hace la familia, Tom —susurró, ignorando la cara de odio que le lanzó el mayor por decirle ese nombre—... Cambiando de tema, ¿cuántas barreras puede traspasar este collar?

Resignado a que Nathan no cambiara de opinión por haber usado su nombre exactamente, Voldemort contestó:

—Las suficientes como para salir y entrar de Hogwarts sin problemas. —Nathan sonrió, tal parece que él y Lord Voldemort se entendían mejor de lo que parecía.

Preguntaría el porqué no hacía algo así para entrar a Hogwarts, pero dado los acontecimientos del año pasado en el Torneo de los Tres Magos... Nathan apostaba que estaba esperando el mejor momento.

—Entonces debería ser hora de probar el collar —murmuró el ojiverde sonriendo. El contrario sólo hizo una mueca de desagrado.

—¿Llegas sin invitación y te vas sin despedirte? —preguntó de forma retórica el mayor, logrando una sonrisa divertida por parte de su cortejado— Que mala educación tienes.

—No tuve padres que me enseñaran, no puedo disculparme por eso —dijo con burla y, sólo por esa vez, Voldemort dejaría que el joven se fuera—. Podrías hacer que Severus le dijera a la orden que el espía era Néstor —murmuró alejándose de Voldemort—, estoy harto de este juego.

Y, después de decir eso, Nathan desapareció.

Conexión idónea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora