XVII

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Deseos +18

Nuestros labios se movían lentamente, no podía dejar de besarlo, necesitaba de el, nos separamos, nuestras respiraciones eran fuertes, repartí pequeños besos por todo su rostro, pude escuchar su respiración y el latir de su corazón.

-Vamos, sígueme-. Yun tomo su mano, guiándolo por adentro de la inmensa casa, pasaron por toda la muchedumbre, hasta llegar a la planta de arriba, donde abrió paso a su enorme habitación. 

Una vez llegamos, me lance a el, besándolo con rudeza, acariciando su enorme espalda, mis instintos vampíricos no se controlaban, estaba tan excitado y ansioso, lo guie hasta la cama, quedando arriba de el, despojándolo de su ropa, quedando solo en pantalones, el hizo lo mismo, retirando mis prendas y tomando el control.

Sensaciones extrañas comenzaron a surgir, estaba cegado por la excitación, la fuerza de Yun de un momento a otro era increíble, uñas largas salían de sus dedos, clavándose en mis hombros, de alguna manera me gustaba esto, no se si debía tener cuidado o no, solo quería hacerlo mío ya, pero el embeleso que tenía de admirar su cuerpo era enorme, besaba su clavícula, acariciando su bello pecho, mis manos viajaban por sus piernas, degustando de cada punto que tocaba, era sublime y disfrute al mismo tiempo, solo pedía que esto jamás acabase.

Podía sentir su dureza en mi entrepierna, nuestras partes intimas rozaban y me hacía temblar, quedamos totalmente al descubierto, pude observar cada parte de su cuerpo, tal vez era el frio, pero se notaba pálido y exquisito, mis largas uñas rasguñaban su espalda y hombros, no se en que momento salieron, estaba en plena efervescencia, mis sentidos no coordinaban, necesitaba de el, su miembro daba pequeños roces con el mío, escalofríos recorrían mi cuerpo, admiraba su rostro a detalle, perdiéndome en sus ojos, sus labios tan primorosos.

-¿E-Estas, listo?-. Preguntó agitado una vez se separaron.

-H-Hazlo ya-. Dijo en suplica. 

Coloco sus piernas al rededor de mi cintura, jalando de mi cuello para besarme, mis dedos rozaban su entrada, el solo suspiraba y apretaba más mis brazos, introduje un dedo en el, luego dos, hasta tres, no quería lastimarlo, pero el parecía disfrutarlo, sonidos obscenos salían de su boca, cuando sentí que estaba listo, mi miembro se abrió paso en el, abría cada vez más su boca, sus ojos cerrados y los jadeos producidos, lo convertían en una imagen apacible.

-Ahhh-. Elevó sus caderas, su espalda se arqueaba y con un gran suspiro, dio entender que estaba listo.

Podía sentir como mi entrada se abría camino a el, era la combinación perfecta de dolor y placer, una vez creí estar acostumbrado, el comenzó a moverse lentamente, mis ojos lloraban del ardor, sentí un liquido correr por mis dedos, mis uñas estaban clavadas en sus brazos haciendo sangrar a estos, no entendía porque comenzaba a demostrar mi verdadera forma, pero no me importaba en esos momentos. Nuestras manos se entrelazaron, provocando en mi muchas bellas sensaciones, ¿así que este es sentir amor?, me encantaba.

-A-Armando, ahhh, así...-.

Yun había lastimado mis brazos, pude notar sus enormes colmillos salir, ¿debería tener miedo?; porque es esos momentos lo único que sentía era un placer enorme y un sentimiento cálido en mi pecho, ver mis manos con las de el, aumenté un poco mis movimientos, sus gritos que pedían por más me llenaban los oídos de preciosos sonidos, me aferre a sus piernas, elevándolo más introduciendo todo mi miembro en el, arqueo su espalda de manera impresionante, tomando con rudeza las sabanas color vino que yacían debajo de el. Mis encías picaban, pero en ese momento solo importaba nosotros, era nuestro momento, necesitaba sentir felicidad por al fin tenerlo.

-Ahhh, m-maldita sea, si...-.

-E-Estas, tan exquisito-.

Aumento el nivel, tocando una parte de mi que desconocía, sus ojos reflejaban lujuria, por un momento comencé a sorprenderme, pues pude notar sus blancos colmillos, sus uñas también habían crecido, me perforaban la piel de mis muslos, pero me encantaba, se inclino a mi besándome sin perder su ritmo, fue un beso bravío, nuestros colmillos chocaban y pude escuchar sus jadeos roncos. Estaba apunto de llegar al clímax.

-Estoy por, c-correrme-.

-Hazlo-.

Comencé a masturbar su miembro, me preocupe un poco, pues el estaba tan excitado que empezó a morder y lamer mi cuello, en ningún momento me dolió, supongo que el sabía lo que hacía, así que hice lo mismo, deje marcas por su pecho, cuello y hombros, de el brotaba sangre, pero el solo pedía que fuese más rápido. Sus caderas chocaban contra mi, sonidos impúdicos llenaban la habitación, hilos de saliva recorrían sus labios húmedos.

-Ahhh-. Al fin se había corrido, manchando a ambos.

-Yo aún no termino-. Esas palabras lo asustaron un poco, pero después todo fue sensaciones deleitantes.

Su fuerza había aumentado, me giro elevando mis caderas para el, volví a ponerme duro y profanarme, estaba tan tembloroso de mis piernas, me rompería si seguíamos a ese ritmo, rasguño su torso, apretaba mi trasero con fuerza, me derrumbaría ahí mismo, masturbe mi miembro, obteniendo más goce, trataba de acallar mis jadeos, pero no podía mover si quiera los brazos, solo me quedaba pedir por más.

-A-Armando, m-más...-.

-¿Más que?-. Eso hizo enfardar al pelirrojo, pues le daba vergüenza pedirlo.

-N-No me hagas pedírtelo-.

-Solo di lo que deseas y lo haré-. Apretó sus puños, esculpiéndolo de una vez.

-¡Follame más gilipolla'!-. Dijo sin más, volviendo a su posición, sonrojado y enojado, valió la pena pedirlo.

Me hizo gracia sus palabras, pero lo que ordenaba era concedido, aumente mis estocadas, el gritaba y temblaba, me encantaba tanto, estaba por correrme, así que apreté mi agarre a sus caderas, embistiendo fuerte, saliendo todo el liquido blanco de mi en el, no pude más y me tumbe a un lado, tratando de recuperar la respiración y noción.

-Y-Yun, te quiero-. Acercó su débil cuerpo a el, abrazando su cintura y ocultando su rostro en su mordido cuello.

-Yo a ti Armando-. Beso su frente, acariciando su pelo y aspirando su aroma.

El se quedo profundamente dormido, aproveche para poder admirarlo más, su boca sangraba y su cuerpo estaba lleno de mordidas y rasguños, mis labios eran cubiertos por su sangre, estaba decidido a confesarle que sabía que el era un vampiro, aun que a este punto ambos sabemos que pasa con nosotros.




















Remin

Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora