Caos
Siglo XVII, pasaron los años, el absolutismo al fin había caído, un nuevo sistema político llego, ambos protagonistas crecieron, ambos acostumbrándose a sus nuevas vidas. Armando mostraba respeto y oscuridad, su barba poblada lo hacía ver rudo al igual que su musculatura, su vestimenta negra le daban un toque de misterio. Yun por su parte, tenía toda una complexión atractiva, su piel pálida, pareciera que fuera de porcelana, sus ojos con el tiempo se volvieron un poco rasgados, pero siempre ante todo la seriedad que mostraba, hacían estremecer a cualquiera.
-¡Ay jefe que se mata mi sobrino!-.
-Tonet, vamos deja de jugar con eso-.
Nuevamente los años pasaron, después de que esta pequeña familia de dos me encontrara, surgió una amistad bastante buena, tío y sobrino quedaron maravillados con mi trabajo, ahora son mis ayudantes, su torpeza me exaspera, pero ambos son muy hábiles, así que no me puedo quejar. Es impresionante que estos chicos sigan a mi lado, después de quedarme solo tanto tiempo.
-Anda, ya deja de jugar con esa arma, tenemos que llegar rápido a Los Santos-.
-¡Sí jefe!-.
Hace poco recibí una carta del Superintendente de ese pueblo, al parecer su alcalde se la sudaba los problemas de "su pueblo". Había un enorme caos, según redacta el dueño de la carta, las bajas de sus hombres son impresionantes, así que tendré mucho trabajo allí.
-Bien, monten, debemos llegar antes de que anochezca-.Los tres partieron cabalgando. El recorrido fue más lento de lo que pensaban, si ambos familiares no estuvieran jugando al imbécil. Pero por fin habían llegado.
-Cuanto loco hay por aquí. ¡Jefe ya vio, le ha robado en nuestras narices!-.
-No vinimos a detener ladrones, tenemos trabajo con respecto a los monstruos-.
Llegamos al fin, se veía bastante sombrío ese lugar, las personas estaban desquiciadas, seguimos las instrucciones del Superintendente, debíamos llegar a su comisaria, alojarnos y comenzar esta mierda.
-Buenas tardes, con el Superintendente-. Entraron a un edifico pequeño, hombres salían y venían un hombre de cabellos grises fue quien recibió a los tres.
-Usted debe ser Armando Grúas, sígame por favor-. Los tres siguieron al hombre.
Gritos impresionantes se escuchaban desde unos cuantos metros antes de adentrarme a la enorme oficina. Ese tipo se escuchaba alterado, escuchaba todo tipo de insultos.
-Superintendente-. Tocó dos veces la puerta esperando ser respondido. Un pase obtuvo por respuesta.
-¿Qué quieres?-. Hablo malhumorado.
-Armando Grúas esta aquí-. Se poso a un lado, para dejar ver a Armando.
-Ah eres tu, un placer Grúas, soy el Superintendente Jack Conway-. Estiro su mano, el otro repitió la acción, saludándose de un respetable apretón de manos.
-Un gusto y bien, ¿Cuál es el problema?-.
Me cruce de brazos esperando una respuesta, el hombre frente a mi hizo lo mismo, estaba apunto de hablar hasta que alguien nos interrumpió.
-¡Superintendente! El binomio 5 esta en problemas-.
-Volkov, investiga quienes son. Este es el problema Grúas, hemos tenido muchas bajas, los malditos hombre lobo han estado atacando a mis hombres, sígueme. ¿Dónde cojones se vieron por ultima vez, Leónidas?-. Tomo sus respectivas armas, saliendo de allí, siendo seguido por el de vestimenta negra y sus ayudantes.
-Cerca del palacio del burgués-.
-Bien, Manolo, Tonet, estén alerta, en cualquier momento podríamos encontramos con nuestro objetivo-.
-Clarísimo, jefe-. Respondió el de gafas.
-Estaré alerta Armando-. Añadió el moreno.
Seguí a Conway y sus hombres, llegamos a un lugar bastante apartado del pueblo, era un bosque abrumador, nada que no haya visto antes. Los oficiales aparecieron, sin vida.
-No, otra vez no-. En el rostro del Superintendente, se reflejaba la impotencia, de ver los cadáveres de sus oficiales.
-¡No, Ivanov!-.
Me dio pena ver aquello, el tal Volkov trataba de revivir a su compañero, todos miraban con pesadumbre la escena, debía encontrar a ese maldito a como de lugar. Me acerque a Conway para comenzar a analizar la situación.
-Lo siento mucho Conway, ahora debemos comenzar a trabajar en esto-. Tomo su hombro en signo de pésame. Cambiando su semblante a uno serio y profesional.
-Ahhh, tienes razón, hay que encontrar a esos hijos de perra. Greco, registra nuevas bajas, Gonetti e Ivanov-.
Mientras Conway hacía su trabajo, me acerque a analizar los cuerpo, era raro pues un hombre lobo los hubiera devorado enteros, sus cuerpos estaban más pálidos de lo normal en un cadáver, su complexión era demasiado delgada, moví su cabeza hacía un lado y tal como sospeche, tenia una enorme marca de mordida en la parte izquierda de su cuello, pequeñas gotas de sangre posaban en su piel.
-¿Es lo que creo que es jefe?-. Habló Tonet.
-Así es chico-.
Conway se acerco a mi, estaba listo a decirle la verdad, sería duro, pero este pueblo debía mantener orden. Iba a encontrar a ese maldito, sin importar cuanto me tarde, es profesional, lo puedo ver en la manera que asesinó a esos dos oficiales y porque lo hizo a plena luz del día, otro vampiro se hubiera escondido en la noche densa, sería difícil, pero no imposible.
-Y bien, ¿Cómo piensas atrapar a ese capullo?-.
-Bien, el tema es que no fue un hombre lobo-.
Desde hace unos siglos, había recorrido el mundo, escapando de la muchedumbre, después del altercado con mis padres, me convertí en un ser que imponía respeto, fui Rey de tres países y emperador de China, lastima que terminaba devorándome a mis súbditos. Ahora soy todo un experto con respecto a mis habilidades vampíricas, bueno no todas, aún no supero el miedo al sol. Me cago en la puta.
-Juanjo, hablarle a Lamar. Necesito noticias con respecto al cazador-. el joven de cabellos grisáceos asintió.
-Enseguida Yun-.
Estaba completamente lleno, ahora solo quería descansar, estaba harto de los picoletos, siempre sintiéndose superior a mi, pero en fin entré mas de esos lleguen, ceno mejor. Escuche por el pueblo que un famoso cazador de vampiros había llegado, solo debía esperar a que me informaran que al fin había llegado, para darle una bienvenida, ya mandaría a mis colegas a repartí un poco de caos, aun que todos son unos maricones, no se atreven a salir de día.
-Yun, ha llegado-.
-Bien, Lamar, avisa a los demás que esta aquí, debemos darle una gran bienvenida-.
Debía apresurarme, ese cazador debía irse vivo o muerto de aquí. Aun que pensándolo bien igual y me lo como primero, sin mariconadas claro. No por nada Yun Kalahari manda.
Remin
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Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA
De Todo-Soy solo un ser maldecido a no ser feliz, pero aun así, deseo amarte. -No opinarias lo mismo si supieras, que soy... un vampiro. Un hombre, fuerte y maldecido, el mejor cazador de monstruos de la ciudad, llega a un pueblo, Los Santos, sin saber que...