XXIII

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Hasta la Muerte

Recordé la primera vez que me enamoré, fue un sentimiento preciso magnifico e inexplicable, miles de sensaciones recorrían mi cuerpo, liquido rojo recorría mis labios succionaba con cuidado de no desperdiciar una gota, fue aquella vez que probé por primera vez la saciable, exquisita y refrescante sangre, mis papilas gustativas me advirtieron de algo adictivo, sin embargo esto me conllevo a ser un asesinó frío y serial y quien iba a decir que esto me traería a un pozo sin fin. Ese hombre llegó buscando a Armando, su mirada cambio a una de terror, este tipo es igual a nosotros de eso no había duda, no soltaba mi mano la apretaba con fuerza, tratando de controlar su respiración, me digne a hablar.

-¿Quien eres?-.

-Buena pregunta chorbo, hace mucho salí con el-. Señalo a Armando-. No solo vine por el, sino también por ti-.

-Yun vámonos ya, no lo escuches por favor. C-Cariño escúchame, es hora de irnos por favor hazme caso-.

-Tienes razón, debemos irnos-.

Rompía mi alma verlo así, su rostro confundido me sentía un cobarde, pero debíamos irnos no podía permitir que Freddy hiciera algo con el, pero este maldito no se cansaba. No solo vino a jodernos la vida, intentaba hacer a enojar a Yun, se que el no esta aquí por mi el quiere sangre.

-¿Sabes que los seguiré a donde quiera que vayan? será mejor que entregues a tu noviecito-.

-Freddy por favor déjanos ir, por el amor que un día me tuviste déjame ir-.

-No es por ti, es por que este tipo es un asesinó y tu estas protegiéndolo, ¿sabes que esto acabará mal no?-.

-¡Ya estoy arto, escucha gilipolla'! no tenemos que pedirte perm...-.

-Freddy, hablemos nosotros dos por favor-.

-Mmm, de acuerdo-.

Eso me hizo enfadar, claramente ese tipo y Armando fueron algo, pero me llevo a un rincón con la atenta mirada de el, tomo mi mano y una lagrima recorrió su mejilla mi corazón se estrujo, verlo así de indefenso ocultando es e característico porte de hombre valiente, me miro serio y después sonrió tocando mi mejilla.

-Yun, ¿sabes que te amo?-.

-A-Armando lo se, pero...-.

-Shhh, si lo sabes entonces déjame arreglar este asunto huye con los chicos, Manolo sabe de una cabaña en donde pueden esconderse esta oculta un poco lejos pero estarán seguros-.

-Pero A-Armando, ¿qué harás? no me abandones por favor, sabes que puedo ayudarte, no me hagas sentir inútil-. Ambos compartían el mismo dolor, sosteniéndose con fuerza y llorando de impotencia.

-Perdóname Yun, pero esto debo hacerlo yo déjame arreglarlo, te prometo que te buscaré jamás te dejaré solo, ¿recuerdas aquel paseo que tuvimos?-. 

-S-Sí-. Respondió entre llanto.

-Tenlo presenté siempre, piensa que momentos así se volverán a repetir. ¿Lo harás?-.

-E-Esta bien, pero no tardes. Escucha y-yo te amo si, te amaré hasta la muerte, porque ni la muerte me separará de ti, promete que volverás por mi, hazlo-.

-Amor lo prometo-.

-N-No me digas así, maricon-. Abrazo al pelinegro llorando desconsoladamente-.

-Jamás cambies Yun, te amo-.

No estaba listo para partir y dejarlo, verlo tan  indefenso su rostro empapado de lagrimas, sus ojitos rojos besándome como si fuese la ultima vez que nos veríamos y luego regresar a abrazarme, me rompía el corazón no quiero abandonarlo necesito estar con el, odio esto. Me soltó para irse a su habitación, tomaría algunas prendas y partirían en minutos, debía dar unas instrucciones a los chicos, ellos me rodearon escuchándome.

-Manolo tu te quedaras aquí, necesito que me ayudes por cualquier cosa este tipo es igual a mi y Yun, si necesito enfrentarlo lo haré-.

-Sí jefe, Tonet tu te iras con ellos, no expondré a mi sobrino-.

-Manolo tiene razón, los demás se irán con el yo volveré-.

-Sí Armando-. Respondieron al unísono.

-Bien, me voy por favor cuiden de el-. Se dio la vuelta sosteniendo en mano su valentía y coraje, se dirigió a donde Freddy, quien lo esperaba con una sonrisa maliciosa.

Armando se fue, un inmenso dolor llegó a mi corazón, los chicos y yo salimos caminamos y caminamos, mi mirada se mantuvo fija en el suelo, yo mismo podía matar a ese hombre, pero confiaba en Armando, llegamos a la cabaña estaba sucia y descuidada, pero mantenía su aspecto hogareño, salí de ella quitando mi sombrero y el paraguas sintiendo el sol quemar.

-¡Yun! aléjate del sol-.

Escuchaba a mis amigos gritarme, pero este dolor no se comparaba con el que siento ahora mismo en mi, tal vez tengo alma pero esta podrida, mi alma podrida duele y no quiero sentir eso. Los chicos llegaron cubriéndome y llevándome dentro, lloré como pude ellos me consolaban pero hasta ver a Armando podré sonreír de nuevo.

-Bien Freddy, estamos solos ¿qué quieres para que nos dejes en paz?-.

-Mira chorbo yo te voy hacer muy directo, yo jamás me olvide de ti. Que estés con el me rompe, quiero matarlo porque es una orden y la paga es impresionante, pero el esta contigo y se que tarde o temprano acabará muerto y tu infeliz-.

-No sabes lo que dices por Yun lucharé aun que la vida me cueste, tu has dejado de quererme solo lo haces por ambicioso, te importa más el oro que todo-.

-Eso puede ser verdad Armandito, pero verás te contaré algo sorprendente. Hace años me tope con un científico, vaya que la ciencia esta avanzando, me dio buena pasta sabes, fui su marioneta por un largo tiempo y ¿qué crees? lo disfrute como no tienes idea-.

-¿De qué hablas?-.

-Se que eres un vampiro, me modificaron y ahora soy mitad vampiro y-. Hizo una pequeña pausa-. Mitad hombre lobo-.

 No dijo una palabra más comenzó a atacarme, llevándome cerca del pueblo un par de oficiales nos vio el cambio de aspecto y yo apenas si podía levantarme. Sentí rabia por mi mente pasaban miles de cosas, una debo escapar y dos necesito a Yun.

-¡Oficiales! hablarle al Superintendente, ¡ya!-. Los oficiales no entendían la situación, solo acataron la orden.

-F-Freddy, suéltame-.

-¿Qué ocurre aquí?-. Conway llego mirando todo y comprendió todo.

-Veras Conway resulta que este pavo es un vampiro también y el otro igual-.

-¡No es verdad!

-Bien hecho Trucazo. Arrestarlo y encerrarlo, tener cuidado que puede ser peligroso-.

-¡No, soltarme! no...-.

-Nos vemos Conway que aun me falta el otro-. Sin decir una sola palabra más salió corriendo de allí. Armando luchaba por su libertad sin embargo era inútil, sin Yun era un simple mortal blando y débil, no podía con todos los oficiales, ni con Freddy. La soledad invade a Yun y la desesperación llega.

-No puede ser-. Manolo miraba todo, debía hacer algo, su mente estaba bloqueada, ¿a quién ayudaba?










































































Remin

Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora