Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA

XXVI

Batalla

Cerro sus ojos, me dejo por un momento perdido y confuso, ¿esto es real? no puede serlo el debería vivir, es fuerte su cuerpo golpeado me inquieta y su rostro débil y cansado me destrozan el alma, dejo de respirar y las lagrimas una ves mas me acompañaban en mi pena. Me quitaron lo que mas amaba en esta vida mi Yun, no puedo evitar llorar y Tonet solo me intenta separar del cuerpo, no quiero soltarlo quiero estar con el, que sea un juego mas de el  y despierte diciéndome "maricon" solo necesitaba escuchar su voz de nuevo, sentir su tacto con el mío, ver de nuevo sus ojos rojizos, pero no paso y no volvería a pasar.

-No...no...-. 

-J-Jefe debemos acabar con el aun por favor, suéltelo ya-. Se arrodillo quedando a su altura, posando una mano en su hombro.

-Tienes razón-. Limpio sus lagrimas-. Es hora de acabar con esto-. Dejo el cuerpo sobre el suelo, tan delicado como si se tratase de una pluma de ave.

Estaba dispuesto a vengar a Yun, a lejos pude ver cuerpos tirados sobre el césped ya no había vuelta atrás era hora de acabar con esto, mis manos se tensaban mi corazón latía con brusquedad, mis ojos lagrimosos ardían y mi cuerpo se llenaba de furia. Tonet alistó sus armas, ambos luchariamos, el se acercaba con su apariencia humana y relajada, sabia que ganaría que tenia ventaja sobre nosotros, pero yo tenia algo que el no, un coraje estupendo, las enormes ganas de acabar con el aumentaban a medida que la imagen del cuerpo frío y gris de mi amor se posaban en mi mente.

-De nada te servirá luchar, aceptarlo-. Quedaron de frente a una distancia bastante suficiente como para poder verse.

-El tema es que no te saldrás con la tuya-. Tonet entendió, preparándose ambos con espada en mano y la lucha inició.

Ambos éramos ágiles y nos movíamos rápido, mi velocidad había aumentado, proporcionándole golpes y cortes, su extraña apariencia no me aterraba en nada, podía acabar con el ahora mismo, recordando todo lo que mi padre me enseñó. No lo decepcionaría.

-Ahhh-. Gritaba y rugía al sentir aquellos cortes en su peluda piel. La lucha era magnifica, había una tensión por los cielos, Armando y Tonet eran un dúo impresionante, ambos atacaban con dureza, maniobraban sus armas a la perfección, estaban decididos se podía notar en sus rostros.

-Es mejor que te rindas, acabarás muerto y lo sabes-.

-No me rendiré tan fácil, quise dejarte vivo para que sufrieras pero al parecer, debo matarte a como de lugar. Recordé el momento cuando nos separamos, llorabas suplicando que me quedara, ahora que te encontré me es difícil no querer estar contigo-. Suspiro-. Pero tu necedad y estupidez te ha convertido en un hombre sin palabra. Le has fallado a tu padre, te fuiste con alguien a quien juraste destruir.

-No menciones a mi padre, porque se que estaría feliz de verme con la persona que amo y tu... Me la quitaste-.
La lucha continuó intentaba hacerme enojar para distrarme pero eso seria imposible, como necesitaba de Yun, me arrepentía de no haberlo salvado pude estar con el y falle. Pero olvide que este era mi destino, vivir en soledad y amargura, sin embargo eso no impido que lo amará y compartiera los momentos más hermosos de mi vida, siempre recordaré con amor aquellas veces que nos dijimos te amo.

-¡Vamos Tonet!-.

Aquellas veces que mire su rostro pálido con un leve color rosado en sus mejillas y se ponían rojas cuando se avergonzaba de algo, desearía tanto poder abrazarlo y llorar en su hombro hasta dormir, protegerlo del mundo y el daño humano. Pero eso sería imposible, tal vez quiero morir, pero no ahora.

-Ahhh, maldito...-. La enorme criatura estaba agotada, se tambaleaba intentando caminar, estaban por ganar y sentir la venganza llegar. Su cuerpo cayó en el frío pastizal volviendo a su forma humana. Su respiración era agitada, su rostro estaba destrozado y la sangre perdida era evidente.

-De acabo Freddy-. Armando se acercó, Tonet lo seguía y ambos solo miraban a su enemigo derrotado.

-A-Armando, ayudame-.

-No te ayudaremos,¡Por ti murió gente mi tío y mi mejor amigo!-. Grito Tonet.

-Nos quitaste nuestro mundo entero, hiciste de nuestra vida algo obscuro y sin nada-.

-A-Armando... Lo siento-.

-Tu perdón ahora solo es hipocresía, se que intentas quedar bien para no morir-.

-Escucha... En serio lo siento... Te quiero-.

-Lo siento pero no puedo dejarte vivo-. Clavo su espada en su pecho, ambos se miraron contentos. Tonet veía como Armando se dirigía al cadáver de Yun, tomándolo en brazos y perdiéndose en el bosque, lo siguió en silencio.

Tome su cuerpo en brazos, me encontraba débil sin embargo, aún necesitaba hacer una última cosa. Llegue hasta el lugar que tanto le gusto, cavamos un hueco con nuestras propias manos y ambos sabíamos que pasaría. Enterramos su cuerpo colocando las flores que le gustaban a el, el sol comenzó a salir poco a poco y mis lágrimas también, hace unos días debajo de ese roble musgoso y enorme, nuestros cuerpos se unían volviéndose uno y ahora lo veo descansar en silencio.

-Te voy a extrañar... Yun-. Se inclino quedando en cuclillas y tocando la tierra con cuidado, extendiéndola y mojándola con las gotas que resbalaban de sus mejillas lastimadas.

La luz del día se hizo presente iluminando mas que nunca en aquel lugar, una brisa refrescante paseaba por nuestros rostros cansados y tristes, podía jurar que Yun me sostenía la mano pero era sólo el viento que pegaba en ella, mi garganta comenzó a ader quería llorar pero estoy seguro que mi pelirrojo no hubiese querido eso, en cambio Tonet lloraba como nunca, había perdido a su única familia y a sus recientes amigos. Lo abrace fuertemente.

-Todo ha terminado, tranquilo-.

No podía estar tranquilo aún que lo aparentaba, mi corazón ahora esta vacío mi vida dependía de el, de su cuerpo delegado y blanco como de porcelana, de sus labios rosados, su cabello que adoraba y sobre todo su hermosa manera de ser, brulona e infantil. Dios como extrañare a ese chico.

-Vamos Tonet-. Asintió y ambos se fueron de allí, dejando el descansar el cuerpo de Yun.

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