XXI

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Paseo +18

Pasaron unos cuantos días, Armando trabaja menos, debido a que dejaban de verse avistamientos nuevos de criaturas, cuide mi manera de alimentarme, haciéndolo como un humano, no era del todo asqueroso pero me mantenía vivo, hoy habíamos planeado salir al bosque, según el conocía un lugar en el que podíamos ir, era alejado pero sería lo mejor estando los dos solos.

-Yun, ¿estás listo?-.

-Sí, ¿nos vamos?-.

Encontré un lugar precioso, debía de haber luz para que Yun pudiera apreciarlo, se trataba de un lago en las profundidades del bosque, habían muchos arboles, por lo que la luz no lo dañaría, era mi turno de prepararle algo lindo y especial, tome mis prendas, coloque mi gabardina y en cuanto voltee, lo aprecie cubierto hasta los cabellos, eso me hizo reír, pero entendiendo el porque lo hacía, borraba la sonrisa de mi rostro.

-No es necesario cubrirte así, hombre-.

-Créeme, es buena idea-. Dijo mientras tomaba un paraguas negro puntiagudo.

-Veras que tenía razón, en fin hay que irnos ya-.

Caminamos bastante, eso porque Armando es lento, yo hubiese llegado en segundos. Armando iba al lado mío, tomo mi mano por sorpresa, entrelazando nuestras manos, millones de sensaciones llegaron a mi, nos dirigimos una mirada sigilosa, sonriendo y continuando nuestro camino, todo el bosque era precioso de día, es verdad que anteriormente salí con el un poco cerca, pero jamás lo había observado con detenimiento, su flora y fauna es hermosa las florecillas pequeñas que crecían, los troncos cubiertos de musgo, los arboles gigantes con pequeños roedores brincando en sus ramas, agradecería por la eternidad a Armando por este detalle.

-¡Mira un conejo! ó ese pajarito, ¡Hostia un venado!-.

-Calma Yun, mientras nos adentremos más saldrán más animalitos-.

-¡Armando, un búho!-. Soltó su mano y el paraguas, corriendo de un lado a otro, admirando lo que encontraba.

Derretía mi corazón, sus ojos brillaban y su sonrisa era inmensa, se emocionaba hasta por ver un tronco con hongos, como niño pequeño iba y venía, intentando acercarse a todos los animales que veía, su cara de decepción cuando se iban era tierna y triste, pero el seguía admirando. Llegamos al fin, creó que alguien nos hizo el favor de montar algo hermoso, el sol daba algo pero no mucho, las copas de los arboles se encargaron de eso, el pastizal estaba verdoso y bonito, florecitas blancas caían de las ramas. Yun quedo pasmado, una lagrima recorrió su mejilla.

-¿Qué pasa Yun, estás bien?-. Se acerco a el, tomando sus manos.

-Es solo que todo es muy bello, gracias-. Abrazo al pelinegro, correspondiéndolo al instante.

-No tienes que agradecerme. Ven vamos a sentarnos y anda quítate todo eso-.

-Tenías razón aquí el sol es nulo-. Una vez tomaron asiento, charlaron por un buen tiempo, admirando la naturaleza y su entorno, Yun propuso una idea que Armando no rechazo.

-Nademos en el lago, ven-. Comenzaron a deshacerse de sus prendas, Yun con gran rapidez corriendo y gritando-. ¡El ultimo es maricon!-.

-Espérame Yun-. Ambos se sumergieron, comenzando a flotar y nadar en un ambiente sereno. Juntaron sus cuerpos, besándose al instante, revolviendo el cabello del otro, caricias proporcionadas y lindas palabras susurradas. La tensión excitante se hizo presente, obligándolos a salir.

El cuerpo mojado de Armando me hacía temblar, nos besábamos en el lago sintiendo la temperatura llegar que podríamos sacar vapor de allí, nos miramos cómplices entendiendo lo que queríamos, me levanto en brazos llevándome al área mas pastosa y debajo de un árbol recostándome allí, su enorme gabardina nos cubría a ambos, acaricie su cuerpo húmedo nuestras partes intimas se encontraron, haciendo fricción y causándome pequeños temblores.

Me volvía loco su cuerpo, la luz me dejaba contemplar cada detalle, me senté recargándome en el árbol, el entendió sentándose arriba de mi atacó mi boca una vez más, podía sentir su lenga recorrer mi cavidad bucal, apretaba sus caderas y el se movía de adelante y atrás buscando contacto entre nuestros miembros, de nuevo sus largas uñas salieron, clavándose en mi hombro, entendí su desesperación, buscando su entrada e introduciendo un dedo, seguido de dos y comenzando a embestirlo con estos.

Ahhh-. Susurraba, mientras mordía el labio inferior del contrario, acelerando sus movimientos de caderas, Armando saco sus dedos, dando paso a su miembro.

Me encantaba lo cuidadoso que era, pero en este instante no necesitaba de aquello, moría por tenerlo dentro de mi, me levante un poco mientas el alineaba su miembro y yo lo introducía en mi, fui bajando poco a poco, no podía contener mis jadeos necesitaba de el.

-Ahhh, m-mierda...-.

Comenzó a embestirse dando brincos y moviéndose sensualmente para mi, su boca entre abierta con sus enormes colmillos a la vista me excitaba demasiado, tome sus caderas acelerando un poco las estocadas, mis encías volvían a picar, comprendí de que se trataba, pude visualizar largas uñas saliendo de mi y clavándose en las caderas de Yun, el al sentir eso gimió más aún, palabras obscenas salían de ambos, convirtiéndose en una escena indecente y caliente.

-Ahhh, Yun estás tan apretado, un poco más cariño-. 

-Ahhh, A-Armando pídeme, más-. El mencionado azoto el trasero del contrario, logrando un gemido impresionante.

-Más, Y-Yun ahhh-. 

Armando me detuvo, salí de el la excitación me tenía perdido, un beso salvaje y rasguños en nuestras pieles me prendían aún más, tenía su miembro a la vista, sin pensarlo dos veces me baje hasta allí y sin pedir permiso, comencé a lamerlo el echaba la cabeza hacía atrás, roncos gemidos lo acompañaban quería escucharlo más, así que lo introduje todo a mi boca, con mi mano subía y bajaba, el tomaba mis cabellos hundiéndome más.

-¿Te gusta?-. 

-Mmm, m-me encanta, no pares-.

Su acción me dejo sorprendido, no podía con tanta calentura contenida, comenzó a follar su boca, sus colmillos rozaban mi miembro, haciéndome estremecer, salí de el o me vendría ahí mismo, aun necesitaba de el, lo recosté en nuestras prendas, volviendo a introducir mi miembro, comencé con las embestidas, sus uñas se clavaban en mis hombros, las mías en sus muslos y mordidas adornaban su pecho, necesitaba hacerlo pedir por más, que gimiera mi nombre. Podía sentir sus piernas temblar.

-A-Armando, voy a... correrme-. Comenzó a masturbarlo acelerando el proceso-. ahhh, si... maldición, q-que rico-.

Me vine al fin, pero el no se detenía, su mano estaba manchada de mi, me miro y la lamió, me puse duro de inmediato, subió mis piernas a sus hombros obteniendo mejor entrada y empezó a embestir con fuerza, estaba débil no podía contener mis suplicas, quería más pero también estaba cansado, el gruñía y mordía yo me deleitaba con cada roce, se vino al fin tumbándose en mí y agitado pronunció las palabras que tanto me encantaban.

-T-Te amo Yun-.

-Yo a ti, Armando-.

No era cualquier encuentro sexual, era amor sublime a su máxima expresión, lo amaba con intensidad y se que el me corresponde, la tarde cayó, nos limpiamos en el lago y regresamos cansados a casa.


























Remin

Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora