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Novela de amor

Armando trajo consigo sus pertenencias y a sus compañeros, era algo de aliviarse que se llevaran bien con los otros chicos, eran las 9:00 de la noche exactamente, tenía algo preparado para el, en el jardín una hermosa mesa color plata y sillas del mismo tono acompañaban los rosales que apenas habían florecido, su color era fuerte como el de la sangre, sus espinas son puntiagudas como mis colmillos, entre todas había una color blanco esa flor me hacía pensar en mi alma, perdida entre un mundo extraño. En fin, tenía preparado un pequeño banquete para nosotros dos, velas decoraban el entorno, las estrellas brillaban y mi corazón estalla de amor.

-¿Yun?-. El pelinegro se adentraba al jardín, observando todo a su paso, sonriendo y preguntando con la mirada.

-Al fin llegaste Armando, ¿te gusta?-.

-Es precioso este lugar, pero nada comparado contigo-.

-Dejemos las mariconadas para después. Ven toma asiento-.

Llegue al lugar y me sorprendió al ver todo tan espectacular, el césped era verdoso y los rosales brillaban por pequeñas gotas de agua que los cubrían, en la mesita del centro estaban cubiertos y vajillas, había comida, se veía exquisita. Pero mi hermoso pelirrojo resaltaba más, su tierna sonrisa jamás la olvidaría, todo el esfuerzo que hizo al preparar todo, ocultaba sus manos detrás de el y se movía nervioso, me estaba acostumbrando a decirle un alago y recibir su graciosa respuesta, me senté y por fin hablo.

-Espero que te guste, los chicos me ayudaron a preparar todo-.

-Todo es hermoso Yun, apuesto que esto sabe delicioso-. Comenzaron a comer, hablando de temas diarios, rieran, bebían, se sonrojaban, los halagos no faltaban y el sueño llego.

-Estoy agotado-. Bostezo y dirigió su mirada al pelirrojo.

-A mi no me mires, yo no tengo sueño-.

-Te recuerdo que también soy mitad humano y debo dormir, ¿por qué no vienes conmigo?-. Se levantaron de sus asientos, Armando juguetón cargo al pelirrojo levándolo.

-¡Bájame!-.

-Shhh, despertaras a los chicos-.

Esto es humillante, pero me ahorro caminar, me tomo entre sus brazos, como si fuera una jodida princesa, me sentía en una empalagosa novela de amor, llegamos a la alcoba, el me deposito en la cama, como si fuese el ser más delicado del mundo, se acostó a un lado mío, mirando hacía el techo.

-Ahora que lo pienso no tengo sueño-.

-Me la vas a pagar gilipolla'-. Comenzaron una guerra de almohadas, reían incontrolablemente, se sentían en paz por un momento en sus vidas, se complementaban aun que fuesen distintos, la madurez de Armando combinaba perfecto con la mente infantil de Yun, sus vidas estaban destinadas a estar juntas, era un amor fuerte e inquebrantable.

-Me haz pegado en el rostro, ven acá chino feo-.

-He, me las vas a pagar cabron-. Sería la noche más larga que pasarían.

Desperté por los rayos del sol que entraban por las cortinas, la habitación estaba echa un desastre, Yun dormía aferrado a mi, el sol daba a su rostro, rápidamente lo cubrí, es curioso que duerma, se ve tan sereno y encantador en esa postura, comencé a admirar una vez más cada centímetro que formaba su rostro, cabellos rojos colgaban por su frente, su pálido color lo adoraba, así resaltaban más sus labios, sus largas pestañas negras enfatizaban sus ojos. Comenzó a despertar, acurrucándose más en mi.

-Despierta precioso-. Besaba su frente, removiendo sus cabellos.

-No, estoy muy bien aquí-. Hundió su rostro en el pecho del contrario.

-Creí que no dormías-.

-Pues ya no quiero, me has despertado, ahora sufrirás las consecuencias. Pero primero cierra las cortinas-.

Armando se levanto de su lugar, cerrando las cortinas de los ventanales, volvió a acostarse y me abalance a el, besándolo feroz, el me dio la vuelta quedando arriba de mi, su fuerza cada día es más, temo a que su verdadera forma se llegase a mostrar en publico, podrían juzgarlo, sobre todo el Conway, recostó su cabeza en mi, podía sentir tranquilidad, masajee su cabeza, me sentía encalmado, estos momentos los adoraba, podía ser yo y el no me juzgaba, levanto la mirada, sonriendo y posicionándose a mi lado.

-Te quiero-.

-Mmm, yo te amo la verdad-. 

-¿Lo dices en serio?, a veces ni entiendo como es que te enamoraste de mi-.

-El temas es que, son muchas cosas, ¿te gustaría saberlas?-.

-Sí, sí-.

-Ven aquí-. Armando se sentó en el cabezal, Yun se sentó sobre su regazo, posando su cabeza en el, el pelinegro lo abrazaba, mientras  comenzó a hablar.

-Cuando te vi por primera vez, no pude sacarme de la cabeza tus hermoso ojos, tu porte inquieto y nervioso, me deleitaban, la forma en como te portas conmigo es diferente a la de los demás, eres una persona sensible, tu soledad me abrumaba y sabía que necesitabas de alguien. Causaste muchos líos en mi cabeza, pensando cada noche antes de dormir en ti y al despertar, volvías a estar en mis pensamientos, me sentía con la obligación de cuidarte, de tenerte solo para mi, que nadie te tacará un solo pelo y así será siempre, si tu vida y la mía es eterna, ten por seguro que cada día que despierte, me enamorare más de ti y si existiera otra vida, ten por seguro que me volvería a enamorar...¿Yun?-.

-C-Continua-.

-¿Estás llorando?, oye que pasa, ¿estás bien?-. Alzó su rostro, notando pequeñas gotas en sus mejillas coloradas, un sentimiento de angustia llego a el.

-Es solo que, jamás me habían dicho algo así, es todo-. Limpio sus lagrimas, besando su cara.

-No quise hacerte llorar, perdón, pero tenía que sacar de mi todo este amor que te tengo-.

-Y-Yo, soy una mierda expresándome, pero sabes que te amo igual, podré ser un asesinó o un monstruo, pero mis sentimientos por ti son completamente reales-.

-No eres nada de eso Yun, eres una victima y no tienes la culpa de nada. Ven aquí-. Ambos se abrazaron, el pelirrojo lloro y lloro, se sentía aliviado al poder liberar tantos sentimientos reprimidos, era una razón más para amar a Armando.

Yo sabía perfectamente su pasado, la inquietud de vivir escondiéndose. Lloraba desconsoladamente, sus hipidos me causaban tristeza, odiaba ver esta imagen de el, lastimado y sensible, pero era la mejor manera de consentirlo, hacerlo sentir amado, que no estaba solo otra vez. Besé su carita, limpiando sus lagrimas, lo cubrí con una manta, envolviéndolo para mi, cerro sus ojos cansado por llorar y finalmente cayó dormido, jamás había conocido un vampiro así, supongo que solo esta cansado de la humanidad y en cuanto despierte, le haré sentir el ser más bello del mundo.
































Remin

Carencia de alma (Yunando) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora