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El frío aire parecía colarse por la rendija de la puerta

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El frío aire parecía colarse por la rendija de la puerta. ¿Cuándo se había quedado dormido? De seguro había sido en la última ronda de golpes. Respiró profundamente y sintió el dolor apoderarse de su cuerpo.

Su lobo chilló en respuesta ante los maltratos sufridos mientras JiMin crujía sus dientes. Necesitaba calmarse antes de cometer una locura.

Una locura como que su lobo llamara a su alfa.

A pesar de no tener una marca en su cuello, ambos estaban unidos más allá de cualquier explicación lógica. 

—Tks. ¡Ya lobo tonto! — reprochó. 

No podía ser él quien les brindara a YoonGi en bandeja de plata. Jamás se perdonaría si estos bastardos lo atrapaban por su culpa. Más cuando tenían una idea tan equivocada de su alfa.

Si tan solo las cuerdas que amarraban sus muñecas se aflojaran tan solo un poco, eso ayudaría a que la sangre pudiera llegarle mejor a la cabeza y poder pensar en una forma diplomática de salir de todo esto. 

El problema es que todos en aquella comisaria parecían unos cerdos salidos de las cavernas incapaces de poder dialogar con palabras. 

Porque era tan de machos el solucionar todo con los puños. 

De pronto la puerta se abrió y se preparó para una nueva oleada de golpes y preguntas para las cuales, no tenía respuestas.

 El aroma a cedro y manzanilla se coló por sus fosas nasales haciéndole picar al instante. Ese no era un olor perteneciente a un alfa, mucho menos a alguien como el oficial Wang. 

La curiosidad le embargó durante unos instantes, ¿Se suponía que hablaría con alguien de su misma casta? Una sonrisa burlona se formó en su rostro. Si estaban haciendo esto significaba que no le quedaban muchas oportunidades para ocultar el hecho que estaban reteniéndole en contra de su voluntad sin motivos reales.

De pronto sintió como las cuerdas sobre sus muñecas comenzaron a aflojarse, e internamente le agradeció al desconocido. 

El recién llegado se acercó hasta estar frente a frente — Lamento el salvajismo con el que te trataron — la tenue luz que se filtraba le dio a JiMin un atisbo del omega azabache — No los justifico, créeme... Pero entiendo las razones. — hizo una pausa y JiMin pudo sentir el olor a alcohol — Esto, puede doler un poco. — inconscientemente se hizo hacia atrás cuando el otro omega posó un paño embebido en aquella sustancia, sobre su mejilla. — Lo siento, no había agua oxigenada. 

— Descuida... — mencionó con los ojos cerrados. Su garganta raspó. Esa era una de las pocas palabras que había pronunciado en solo la Luna sabía cuanto tiempo.

Like a Virgin | YM | OMEGAVERSE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora