Capítulo 8: El sexto sentido

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Alguna vez sintieron esa sensación por la cual algo parece anidar en la panza, pero...no, no... ¡no es la panza!, es...es en el pecho, ¡sí, en el pecho! como a la altura del esternón. No no pará... no es el pecho, ¡es en la cabeza!... si, en la cabeza.

Pero no es sólo en la cabeza... es también en la panza y el pecho y tal vez además en la entrepierna.

Y como si cada uno de esos puntos estuviese unido por un hilo invisible...que se tensa en un instante, empezás a salivar y a tragar visiblemente, y a sudar, y sentís un leve sofoco en las mejillas, que quizá tampoco sólo es en las mejillas, sino en cualquier parte del cuerpo de la que tire ese hilo.

Creo, que en el mismo instante en que sentimos toda esa sensación indescriptible... sabemos que estamos en problemas.

Y ojo que no dije "sabemos que nos estamos enamorando", no no, ¡seamos realistas!... nos enamoramos cuando experimentamos otras sensaciones.

Ese primer estadío en el que notamos en el cuerpo que estamos en problemas... es "atracción" "química" "piel" "enganche" "es un ups ¿qué es esto?"

Y tal vez no sabemos lo que es... ¡pero queremos más!. Porque a pesar de que parece que en un microsegundo, el hilo se tensa estrujando todos los órganos en los que se manifestó la sensación, experimentamos tal curiosidad, que aunque tengamos que parar, centrarnos y reflexionar...queremos volver a sentirlo otra vez. Como si quisiéramos corroborar que fue y establecer alguna regla que nos permita dominarlo, o encasillarlo con un nombre.

Y cuando te vuelve a pasar, e incluso empezás a buscar que te vuelva a pasar a conciencia... es que querés que no sólo sea una sensación en la cabeza, y en la panza. Sino que se centre en la entrepierna. Porque ya sabés que es "deseo".

Y aquí es donde se puede volver complicado.

Algunas personas, tardan más o menos tiempo en notar la tensión del hilo. Para algunas ocurre como una revelación divina, después de haber compartido muchas situaciones con alguien...pero un día, surge una diferente... y ¡Pumba! Ahí está...y ya nada vuelve a ser como antes. Esa persona pasa a ser, otro ser y de repente parece que no fuera el mismo con quien compartimos hasta ahora, tanta cotidianeidad. Es uno que nos moviliza particularmente. Y con quien queremos relacionarnos de otra forma.

Para otras... la sensación es inmediata. Podes no haber compartido ni un sólo instante previo a ese momento...y sin embargo, fué verlo, tal vez hablar y el deseo curioso de que te ayude a tirar del hilo...se vuelve irrefrenable.

Lali, como buen "ser sensorial" encaja en este último grupo. Las que lo experimentan inmediatamente. Y sin pifiar. Las que con el afán de volver a sentir la tensión del hilo...una vez más, curiosean, ahondan, indagan tratando de saber más y más sobre todos esos sentimientos que despertó el otro. Y sobre el otro.

Lali es impulsiva, ella no entiende de reglas que coarten los sentimientos. Para ella, si sus sentidos lograron recoger toda esa info, que se manifestó en sus órganos, y le provocó esas sensaciones, ya poco queda por decir. Ella ya sabe perfectamente lo que quiere.

Tal vez por criarse con varones algo brutos, para los que siempre fue un varoncito más, que nunca mostraron demasiada sensibilidad, y a los que no se imagina capaces de vendarle los ojos a una chica con la delicadeza que Peter lo hizo con ella, y despertarle tantas emociones con tan sólo escuchar 3 minutos y medio de una ópera que jamás en su vida escuchó, relatándole un resumen del argumento trágico.

Una sabe perfectamente cuando conoce a alguien, quien va a pasar inadvertido, quien va a ser un amigo y quien puede ser un polvo o dos... o más.

Lali lo tiene clarísimo. Juan Pedro no pasó inadvertido, ni será su amigo.

Mis cinco sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora