La culpa, es un sentimiento doloroso que surge de la sensación, o la creencia, de haber traspasado ciertas normas, especialmente si se ha perjudicado a alguien.
Freud explica la culpa como el resultado de una batalla campal entre el "ego" y el "superego". Entre lo que instintivamente nos "sale hacer" y lo que la moral indica que hagamos. Y como Freud, rechaza totalmente la idea de un Dios castigador, por lo tanto, la culpa, sería esa especie de castigo que nos autoimponemos.
¿Rebuscado?... ¡Para nada! Algunas personas, experimentamos a lo largo del día, sentimiento de culpa en reiteradas ocasiones. Incluso por acciones que ni siquiera hemos provocado nosotres, pero nos sentimos culpables por extensión.
La culpa es lo que hace que Peter vaya hasta su auto esa noche, decidido a irse a casa, pero vuelva después de pensar unos segundos, en el postre de Lali.
No vuelve por el postre en sí... (aunque en gran parte lo hace por eso). Pero también porque es una forma de redimir su culpa, por la forma en que trató a su pastelera.
Enciende apenas una luz del salón, para no llevarse por delante las mesas, y luego la de la pecera. Abre la heladera, y allí está, hermoso como lo vió cuando Lali le aconsejó acompañarlo con un té de frutos rojos.
Tres prolijas capas de chocolates distintos. Con leche, blanco y amargo, bien definidas por sus colores. Una cobertura de finas escamas de cacao amargo, y abundante cantidad de frutos rojos, que incluyen, arándanos, grosellas, frambuesas y moras. Pero lo que verdaderamente atrae la vista, es la fina escultura que ella hizo con pequeños trazos espiralados, que si nos dejáramos llevar por la imaginación, parecen las figuras muy delicadas y casi etéreas de dos cuerpos entrelazados bailando.
Lo observa con detenimiento, como siempre hace con todos los postres que le enseñó, y lo rota sobre el plato para apreciarlo en toda su magnitud. Piensa en llevárselo a casa, pero tiene miedo de transportarlo y que finalmente la pieza de chocolate que corona la obra, se destartale, entonces después de sacarle varias fotos desde todos los ángulos, sale de la pecera y enciende todas las luces de la cocina. Vá hasta su mueble donde guarda las infusiones, y busca uno de frutos rojos.
Mientras espera que el agua se caliente en el microondas (El agua para el té, SIEMPRE se calienta en jarritos o pavas al fuego NUNCA, en microondas o pavas eléctricas, pero esto será algo más acerca del ritual del buen té, que tendrá que descubrir, como el NO usar tazas de mierda)
Cuando su taza mágica ya está humeante, Peter deja caer en ella el colador con las hebras y espera un tiempo prudencial a que todo el sabor se desprenda.
Y en todo ese tiempo, piensa en la discusión, que no fue tal, con Lali. Y la culpa vuelve a invadirlo.
Realmente no sabe que de todo lo que pasó ese día, lo hizo reaccionar así. Pero fueron varias cosas, y para tratar de explicarlas, deberíamos meternos en la psiquis del cocinero, para intentar entender.
Cuando hablamos del problema de Gastón por no saber decir "NO", dejamos caer que gran parte de lo que esconde es un insoportable miedo al rechazo. Entonces aceptamos, y "complacemos", con tal de que nos acepten o elijan. El temor a que nos descarten, hace que digamos "SI", para que el otre no salga a buscar un "SÍ" por otro lado.
Entonces aceptamos hasta lo que quizá no queremos.
Hay dos tipos de personas que no pueden decir "NO", está Gastón, que lo expresa directamente, y dice sí, y hasta se auto convence de que ese sí, puede ser hasta beneficioso, si lo estudia con detenimiento, y afloja a la mínima posibilidad de tener que confrontar, porque el confrontar, tal vez hace que el otro se vaya pronto a buscar el sí fácil.
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Mis cinco sentidos
FanfictionMi abuela decía que el amor nacía en el estómago. En su época si querías enamorar a un hombre, la condición excluyente era que supieses cocinar. Pero además, que supieses hacerlo bien, y esa era la fórmula perfecta para garantizar el amor, un matrim...