Capítulo 20: La superación

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Ricardo Es un tipo querible. Ese es el diagnóstico que dan todos sobre él, después de esa primera salida juntos. Y entonces ahora, ya no hay un sólo lugar en la costa Atlántica a donde ir, sino dos. Pero todas las posibilidades se truncan cuando vuelven a caer en que nunca tendrán vacaciones conjuntas.

Este capricorniano introvertido, es de relaciones largas. Cuando salió el tema de sus vínculos amorosos, que Violeta no dudó en indagar sin vueltas, le contestó que cuando se enamora, lo hace "con todo", y el plantel completo se burló con un "buaaaahhhhh", como menospreciando el adjetivo. Pero las más enamoradizas, tomaron nota mental con los ojitos brillantes, por ser una de las que pesque a ese morocho atractivo.

- ¿Y en el horóscopo chino? ¿Qué sos? – Lali lo interpela mientras le dá un sorbo a su porrón de cerveza.

- ¡Ni idea!...no llevo el registro de ese zoológico... - Pero a ella le interesa mucho, desde aquella primera cita con Peter en el restaurante Chino. Entonces toma su teléfono y busca mientras le pregunta: - ¿En qué año naciste?

- 89, eso lo sé... - Y automáticamente Lali averigua que el chino es SERPIENTE.

Para una cabra como ella, la serpiente no es el mejor compañero. Su terquedad choca con la astucia, la frialdad y el poder de elucubración del reptil. Aunque lee algo que le llama la atención de la descripción de las serpientes... "tienen un sexto sentido" y eso le dá curiosidad, porque nada le parece más atractivo de una persona, que poder usar ese don.

De cualquier manera, para alguien tan intuitivo como Lali, Ricardo no es una presa. Nos referimos a que, no lo vé en absoluto como una pareja... muy por el contrario, en ese mismo instante está pensando en la atracción avasallante que sintió por Peter en el mismo instante en que lo vió, y ese sentimiento para ella es un faro.

Lo recuerda, o por lo menos recuerda todo eso que hicieron durante ese mes, antes de la fallida cena que él decidió postergar con ella, pero tenerla con su ex. Y no sólo por el sexo, que es básicamente lo que más tenían, sino también por su forma de ser, su dulzura, lo atento que fue siempre, lo que se divertían estando juntos, y hasta todo lo que le gusta oírlo hablar, mientras le cuenta las historias de esas óperas dramáticas que escucha.

La sensualidad de sentirlo a su merced cuando le hace degustar postres, y toda esa dinámica que ambos tejieron alrededor de los sentidos, para conocerse, probarse y elegirse.

La salida termina con la propuesta de ir el próximo sábado al club del sindicato de gastronómicos, como ya hicieron el mes anterior, pero esta vez con Ricardito como compañero. Así que en unos días, estarán otra vez encontrándose para disfrutar todos juntos fuera del trabajo.

Y la vuelta a casa para Lali y Candela, resulta una conversación monotema: "El Chino". Pero Lali se muestra poco entusiasta por seguir ahondando en él. En cambio le cuenta a su compañera que Peter quería que cenaran esa noche.

Candela está sentada haciendo pis sobre "Mauricio", mientras Lali desde la cocina le explica:

- Me saltó la térmica, ¡no le tendría que haber dicho lo de los sorrentinos!... al final quedé como una tóxica, boluda y celosa.

- Ahora ya está, la intención la mostraste, aunque dejame decirte que él la mostró antes que vos.- Lali parece no entender y la mira con asombro. Ella en su abstracción mental en la pecera, apenas vió el caos que la cocina experimentó esa noche a causa de las distracciones de Peter. Sabe que un carozo de palta se estrelló contra la cabeza de Agustín, pero no sabe el motivo, y si bien el mismo chef, le dijo que había sido una noche para el olvido... ella apenas se enteró de todo lo ocurrido.

Mis cinco sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora