Gastón estaciona a media cuadra de "Akelarre", lleva una caja inmensa encima, con la que lucha para maniobrar, llena de unos panes nuevos que pasó a recoger por la panadería, porque esa noche tienen una comitiva marroquí, a la que le gustan los panes de dátiles.
Nadie es capaz de hacerlos allí, y por eso los encargan fuera. Además, pasó por el bazar a buscar unos platitos especiales para la ocasión, porque van a armar una mesa temática, y cada vez que ocurre que alguien importante acude a cenar, a él le atacan los 7 males.
Son las 17:30 y él hace lo imposible por sacar las llaves de su bolsillo, pero abandona la tarea porque no tiene donde apoyar la caja, entonces toca el portero, esperando que Peter le abra desde dentro.
Mientras hace malabarismos y espera, mueve su pierna con inquietud, porque ya viene demorado y todo parece demorarse aún más.
Vuelve a tocar el timbre con insistencia, pero nadie le responde, entonces putea y deja la caja de los panes en el piso, total nadie vá a enterarse, y rebusca las llaves para entrar YA, porque Peter se está demorando en abrirle.
Empuja la puerta con la pierna y logra dejar los bártulos en una mesa auxiliar cerca de la entrada.
El silencio y la oscuridad, son los únicos que lo reciben. No oye música, algo que a esa hora, es casi un ritual para Peter, y avanza encendiendo luces a pesar de que uno de los comedores laterales, que oficia de jardín de invierno, tiene un enorme techo vidriado que permite la entrada de luz cenital, y eso ilumina bastante todo el comedor principal.
El silencio lo invade, y él se empieza a preocupar por demás, por la ausencia de Peter a esa hora.
Lo primero que hace es sacar su teléfono y enviar un mensaje – "Hola, ¿dónde estás?"
La presencia del jefe allí, no sólo es determinante para cocinar, es como una especie de acompañamiento moral para todos. Haciendo un paralelismo, sería como la diferencia que experimentan en su confianza y su ánimo, los jugadores de un equipo, cuando saben que Messi está jugando. No importa si toca la pelota... el sólo hecho que esté en la cancha, ya les infunde seguridad.
Pero Messi no está, y Peter tampoco, y Gastón empieza a sentir un ardor en la boca del estómago, que vislumbra la aparición de su gastritis.
Enciende los extractores, y los climatizadores del salón, y se dá un paseo por la cava, para ver si por una de esas casualidades está por allí, pero no.
El portero suena 17:45 y Eugenia aparece con el pelo mojado y cara de agotamiento.
- Buenas... - Y lo saluda con un beso y semblante de desgano.
- Hola, ¿No habíamos quedado a las 17:00? ¿O yo estoy en pedo? ¿Sabes algo de Peter?
- No, no sé nada de él... y sí, habíamos quedado a las 17, pero el telo se quedó sin agua, y tuve que pasar por casa a ducharme... - Gastón la mira con cara de desconcierto, entre sufrir por su desgracia de haber salido sin ducharse del telo, y el hecho de que era muy importante estar ahí a las 17.
- ¿No está?
- No, y ya le dejé un mensaje y no contestó.
- Estará comprando algo...
- Sí, pero el cordero ya tendría que estar macerándose... y él quería hacerlo especialmente.
- Es raro... debe estar viendo alguna receta nueva para sorprenderlos.
Pero la realidad es que Peter está sumido en un sueño profundo, con una mano apoyada sobre el muslo desnudo de Lali, que duerme acurrucada en su pecho, y la sensación de placidez de haberse olvidado del mundo por unas horas. Su teléfono quedó abajo, luego de dejar sonando la playlist en el comedor, básicamente para nadie, porque ellos huyeron en llamas a tener sexo después del almuerzo.
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Mis cinco sentidos
FanfictionMi abuela decía que el amor nacía en el estómago. En su época si querías enamorar a un hombre, la condición excluyente era que supieses cocinar. Pero además, que supieses hacerlo bien, y esa era la fórmula perfecta para garantizar el amor, un matrim...