—Hipotéticamente, si te digiera que te amo, ¿Qué me dirías? —Daniel pregunto con una sonrisa al miope—.
—Que también lo hago —El argentino respondió con una sonrisa—.
—¿Enserio? —Pregunto con un brillo en los ojos—.
—Si, también me amo —Un abrupto silencio se posó en la habitación—.