—Perra no, perrísima —El argentino dio una pose diva, digna de la frase que uso—.
—Robleis llevas casi una hora con eso, solo quiero comer tranquilo —El castaño respondió enojado—.
—Pero si aún me puedes comer a mi —Robleis sonrió, asiendo derramar el vaso, metafóricamente hablando—.
—Es todo —El español dejo el plato de lado, agarrando a su novio del brazo, jalándolo hacía habitación—.
—Espera- ¡Daniel! —Robleis se sujetó del marco de la puerta— ¡Ayuda! —Grito, esperando que alguien le ayudara a salvar sus caderas—.
———
Ni me acuerdo que mamada paso por mi mente, para escribir esto JDBKAJDBSASJD anyways.