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Al día siguiente me levante mucho más temprano, me aliste y todo estaba listo, solo faltaba una cosa peligrosa... levantar a Herms. Cuando se enoja, se enoja y mucho.
-Pss, Hermione, ya es tarde.-Cuando dije la palabra "Tarde" mi amiga se levantó.
-Ahh.-Bostezo.-Ya están mis cosas lista desde ayer, así que solo me baño y nos vamos, ¿de acuerdo?-Me pregunto mientras se dirigía al baño.
-Yo te espero.-Le dije para después fijar mi mirada en mi libro de Pociones de nuevo, ya que tengo gracias a Hermione, esa tradición de leer todos los libros antes de entrar. Después de 40 minutos ambas nos dirigíamos al Gran Comedor, pero mientras avanzábamos note muchas miradas sobre Hermione y yo, en especial de chicos.
-Herms soy yo o varios chicos se nos quedaron viendo.-Le pregunte mientras me sentaba enfrente de mi amiga para desayunar.
-Es que bueno Hilary has cambiado físicamente y mentalmente, he oído que aquellos chicos o algunos no lo sé, les gustas.-Me informo Herms y por instinto mío voltee a ver la mesa de Slytherin.
-Pero a mí solo me gusta uno.-Le respondí mientras veía a Draco.
-Buenos días Hermione, buenos días Hilary.-Nos saludaron Ron y Harry para después tomar asiento a desayunar.
-Buenos días.-Les contestamos mientras nos servíamos de desayunar.
-Buenos días.-Nos saludó Neville muy alegre.
-Hola.-Le devolvimos el saludo, Herms había sacado su ejemplar de Viajes con los vampiros de Lockhart y lo leía mientras desayunaba. Note una mirada hacía mí, levante la mirada y me topé con unos ojos verdes que provenían de la mesa de Slytherin. Le pertenecían a Theodore Nott, quien me saludo con la mano y gesticuló un <Buenos días Hillz> con la boca.
"Buenos días Theo" le comunique con una sonrisa, la cual me devolvió.
-El correo llegará en cualquier momento.-Comento Neville.-Supongo que mi abuela me enviaría las cosas que he olvidado.
Y efectivamente, un centenar de búhos y lechuzas penetraron con gran estrépito en el Gran Comedor, volando sobre nuestras cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un paquete me cayó en la cabeza y dolió junto con un sobre rojo, por culpa de... ¡Errol!
