CAPÍTULO 1: ADIÓS.

22.6K 1.3K 132
                                    

Me mire al espejo que se encontraba en mi cuarto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me mire al espejo que se encontraba en mi cuarto. Era mi cumpleaños número dieciséis; llevaba puesto un vestido bastante corto de color rosa bebé, mi cabello estaba suelto, con un collar de perlas adornando mi cuello y para acabar con mi disgusto llevaba un maquillaje ligero en tonos claros. Todo era elegido por mi madre. Esta no era yo en absoluto. 

Eran dos mundos tan distintos, y yo estaba situada en uno que no era el mío y jamás lo sería, aunque intentara encajar en el.

Un suspiro pesado escapo desde lo más adentro de mi. En ese momento comencé a quitarme ese labial rosa, qué me habían obligado a usar y lo cambie por uno rojo pasión. Mi favorito.

Una sonrisa adorno mi rostro; con confianza y seguridad me encamine a mi vestidor. Me quite en vestido para cambiarlo por unos jeans negros, zapatillas blancas y una remera unos talles más grandes que el mío.

Este era mi mundo.
Esta era yo en realidad.

Lo único que me deje del outfit anterior fue el collar de perlas— Era un regalo de mi abuela — al final, tenía un lindo recuerdo de el y era muy importante para mi.

Me mire una última vez al espejo y salí del cuarto, bajando las escaleras sin perder la seguridad en mis pisadas a pesar que los nervios me estaban consumiendo.

Baje el último escalón encontrandome con toda mi familia. Mi madre se giro emocionada, pero al verme y ver como iba vestida, su emoción se desvaneció en un instante. Su expresión al verme era para una foto.

— Pequeña.— Me miro.— Deje un conjunto hermoso en tu cama para que uses en este día tan especial, ve a cambiarte y acá te esperamos.— Musitó intentando sonar lo más amable que su enojo le permitía en ese instante.

Todas las miradas estaban sobre nosotras. Y en verdad estaba tan cansada mentalmente de haber seguido siempre sus reglas, pero hoy no iba a ser ese día.

— Si, lo vi.— Admiti.— No quiero usarlo, el rosa no es mi color, no me queda tan bien.— Exprese con tranquilidad y siendo completamente sincera.

Su cara de asombro no tenía palabras. Ella estaba tan acostumbrada a que yo no dijera nada y solo obedeciera sus palabras. Por eso entendía su sorpresa y la de mi padre, bueno, la de todos los presentes.

— Cariño, ve a cambiarte.— Pidió fingiendo una sonrisa para todos los invitados que comenzaban a murmurar cosas entre ellos.

Negué suavemente ante su petición.

— Cassy, hija. Hacele caso a tu madre, ¿si?— Intervino mi padre viendo la desesperación de mi madre. En ese momento, juro que podía sentir el enojo de mi padre a pesar de la distancia entre nosotros.

— No quiero usar eso.— Sentencie intentando ser respetuosa en todo momento con ellos.— Y no voy a hacerlo, no sigan existiendo con eso.. Por favor.

— Cassandra alison wets!— Comenzó a elevar la voz.— No me hagas perder la paciencia, y ve a cambiarte de ropa y ponete algo formal que vaya con la ocasión.— Pidió.

— Ya basta, papá. Estoy arta de sus pensamientos tan retrógrados, soy esto ¿okey? No hay otra cassy, odio todo lo que ustedes quieren obligarme a usar o lo que quieren que estudie! En general cualquier cosa que ustedes pretenden que me debe gustar solo por el hecho de ser mujer, dejen de ponerle genero a las cosas.

Al terminar de decir eso, caí en cuenta de lo que había hecho. Le había gritado a mi padre, delante de toda mi familia y por primera vez en mi vida le había dicho todo lo que pensaba. Una parte de mi estaba feliz y la otra se sentía aterrada.

—¿Qué dices?

Mire a mi abuela en busca de seguridad para seguir ahí sin romper en llanto por lo que había hecho. Ella me regalo una sonrisa llena de amor, una sonrisa que me lleno de fuerza para no callarme nunca más.

— Lo que escuchaste. No quiero ser una ama de casa, no necesito conseguirme un hombre con dinero para casarme con él para que me mantenga, probablemente no quiero tener hijos.. No quiero la vida que ustedes me han planeado desde antes que naciera. Quiero ser libre y poder tomar mis propias decisiones— Exprese todo mi cansancio en cada una de mis palabras.

— ¿Y qué quieres ser?— pregunto mi madre en un tono burlón, sin tomar enserio mis palabras.

— Vos sabes lo que yo quiero ser, mamá. Te he dicho que quiero estudiar mecánica, dedicarme a los autos. Es lo que más me gusta en el mundo. Quiero salir de fiesta, emborracharme y vivir mi vida, perdón, pero yo no quiero vivir bajo las ordenes de un hombre.— Para este momento las lagrimas ya estaban bajando por mis mejillas. Amaría poder  discutir sin llorar.

—Bien, vete a vivir tú vida.— Pidió mi padre en un tono desafiante, como si con eso lograrse que me retractara de todo lo dicho.— Ve, a ver que haces sin nosotros, sin todo lo que tienes viviendo aquí.

— Que gran idea. Veamos que hacen ustedes cuando no vuelva a casa, porque no voy a hacerlo, papá.— Finalice dandome media vuelta para volver a subir las escaleras yendome a mi cuarto.

— Genial! No me van a ver la cara nunca más es su vida.— finalice antes de subir las escaleras corriendo para juntar mis cosas e irme, habían desafiado a la persona incorrecta. Ellos no me creen capaz de hacerlo y voy a demostrarles que están equivocados.

Escuche un suave golpe en la puerta mientras hacía mi bolso. Me giro viendo a mi abuela en el marco de la puerta.

Ella era simplemente la mujer más hermosa que jamás había visto. Tenía ojos azules, cabello corto y rubio, la sonrisa más calida de todas y sobretodo tenía una mente abierta, además de ser una mujer sofisticada y un poco sarcástica, era perfecta.

— Sabes, estoy muy orgullosa de ti.— Se sento a mi cama, ayudándome a doblar las prendas de ropa.

— Gracias, Nana.

Ella sonrió.— Ven.— Me llamo, y me senté a su lado. Sostuvo mis manos con delicadeza— Quiero que seas feliz, cassy. Quiero que hagas lo que yo no pude y vivas tu vida, quiero que seas la mejor de todas.

— Te lo prometo, Nana.

— Gracias, pequeña. Gracias por ser como eres, te quiero y no quiero que dudes de eso.— Me sonrió.

— Te lo prometo, voy a ser la mejor versión de mi. Por ti y para cerrarle la boca a mamá.. Ojala ella entendiera esto.— Murmuré con tristeza.

— Son épocas distintas y no todos están listos para aceptar cambios tan grandes como los que hacen las nuevas generaciones. — explico y tenía tanta razón.

— Te amo. ¿lo sabes?— Sonreí entre lágrimas, ella era lo más importante para mi.

— Basta de lágrimas! No me gustan. Ahora quiero que busques a alguien que te dará tu primer auto, ¿okey? Era un regalo para tus dieciocho.. Pero lo necesitaras. — me entrego un papel con una dirección escrita en el.

— ¿A quién?

— Dominic toretto.

Asentí cerrando mi bolso. La hora de irme había llegado, y tal vez la ultima vez que nos veríamos seria esta o al menos eso creía, ya que en mi mente esta la posibilidad de abandonar el país.

—Adios.— me encamine hasta la puerta, pero su voz me hizo frenar por un momento.

— Te amo alison. — me gire asintiendo, intentando no llorar, ella odiaba que lo hiciera.

— Te amo Nana.

Cassy West• ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora